Adiós al nuevo carnet B1 de la DGT: los menores de 18 años ya no podrán conducir microcoches eléctricos

Entre los cambios de la DGT para este 2023 estaba la llegada del nuevo carnet B1 para jóvenes, que permitiría a menores de 18 años conducir microcoches. Entre ellos, los pequeños eléctricos que cada vez proliferan más en nuestro mercado.

Pero este cambio normativo de Tráfico no va a ver la luz este 2023: todas las leyes que se estaban elaborando o modificando se paran con la disolución de las Cortes, a menos de que se tramiten de urgencia. Y de hecho, puede que no se haga efectivo nunca, pues dependerá de si el nuevo Gobierno quiere seguir adelante con esta reforma o no.

Que los menores de edad puedan conducir microcoches eléctricos tendrá que esperar

El nuevo carnet B1 estaba incluido en los cambios de la Estrategia de Seguridad Vial 2030, presentada hace justo un año. Básicamente, la DGT buscaba incluir este permiso, que se contempla como opcional en la Directiva Europea 2006/126/CE, añadiendo esta categoría de permiso de conducir a las actuales. Países como Italia o Francia ya lo tienen activo.

Más allá de las motos. Este permiso de conducir B1 permite a jóvenes de 16 años conducir cuadriciclos pesados (L7e), que con la normativa actual sólo son aptos para conductores con el carnet B, el de coche. Así, es una suerte de desblomiento para que menores de 18 años puedan conducir estos microcoches, la antesala de un automóvil.

Actualmente, sólo hay dos permisos a los que pueden acceder jóvenes de 16 años: el AM (ciclomotores y cuadriciclos ligeros) y el A1 (motos de baja potencia y cilindrada). Es decir, que el objetivo de este permiso era acercar una nueva forma de movilidad más allá de vehículos de dos ruedas o microcoches que solo pueden circular por ciudad.

Movilidad eléctrica y más segura para jóvenes. Los cuadriciclos pesados (L7e) son una suerte de coches en miniatura de hasta 400 kg (o de hasta 550 kg si transportan mercancías), con una potencia inferior o igual a 15 kW (20 CV). Su velocidad máxima es de 90 km/h.

Esto significa que pueden circular por vías rápidas, como autovías o autopistas, además que pueden ir por carreteras convencionales sin tener que circular por el arcén.

Este tipo de vehículos son más seguros: suelen tener la carrocería cerrada y disponen de sistemas como ABS. Además, suponía introducir con más eficacia a conductores menores como antesala a obtener el carnet B de coche, teniendo una experiencia adquirida en cualquier escenario y con lo más parecido a un coche.

Y otro de los aspectos que se buscaba con este carnet era incrementar los microcoches eléctricos en el parque de vehículo, pues la mayoría de los estrenados son cero emisiones. De la mano de este anunciado permiso B1 han llegado a nuestro mercado coches como el XEV Yoyo, el Invicta Electric D2S L7 Junior o el Silence S04, fabricado en la Zona Franca.

Así, y de momento, estos microcoches sólo podrán conducirse con el carnet B, como ha ocurrido hasta ahora, reduciendo el posible público para este tipo de coches.

Por último, el objetivo era ofrecer más formas de movilidad a los jóvenes, esencialmente de zonas rurales y más dependientes del coche. O bien para aquellas áreas con transporte público deficitario.

¿Qué pasa ahora con el carnet B1?

De momento, este cambio legislativo va a tener que esperar. Si es que llega. Al convocarse nuevas elecciones, se disuelven automáticamente las cámaras: Congreso y Senado. Así, las leyes o cambios normativos a medio aprobar mueren a la espera de un nuevo Gobierno, quedando todo en suspenso. Y así se lo ha confirmado a Motorpasión la DGT.

Es más, supone volver a la casilla de salida. Tendrán que volverse a presentar como proyecto normativo y cumplir todo el trámite parlamentario: proyecto, aprobación, definición final y aprobación definitiva.

Además, dependerá por completo del nuevo Gobierno, que podría decidir no desempolvar este cambio de ley, muriendo por tanto en el intento. Así, en el mejor del escenario podría tardar uno o dos años en ver la luz, y en el peor que ni siquiera lo haga. Y es que la propia DGT podría cambiar de dirigentes, dejando el puesto Pere Navarro.

Aunque bien es cierto que la Estrategia de Seguridad Vial está en consonancia con los objetivos de la Unión Europea y las Naciones Unidas (ONU), por lo que debiera ser una hoja de ruta obligatoria para llegar a 2050 con cero fallecidos en las carreteras europeas: la estrategia Visión Cero. Pero el nuevo Ejecutivo puede decidir otras medidas para ello, claro.

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