Renault Twingo SCe 70 CV Zen, prueba (parte 1)

Aunque pueda sonar raro, uno de los coches que más ganas tenía de probar desde que lo vi por primera vez en el Salón de Ginebra del año pasado, era el nuevo Renault Twingo. Siempre he sido un fiel amante del Twingo, tal vez porque mi madre tuvo uno de primera generación que marcó un antes y un después en mi vida automovilísticamente hablando, no por lo que muchos podéis estar pensando (para los más jóvenes aclaro que reclinando sus asientos, conseguías una cama casi plana), sino porque con el descubrí que un simple utilitario podía ser un coche amplio en el que hacer vida con total comodidad, vanguardista y atractivo al mismo tiempo.

Aunque la segunda generación del pequeño de Renault desvirtuaba por completo el concepto original, el hecho de que para esta nueva tercera enttrega del popular utilitario hayan vuelto al diseño fresco y alegre el primer Twingo, y sobre todo que hayan optado por la configuración de motor trasero y tracción trasera, hacían fuese el primer utilitario que quería probar en este año 2015, un año en el que probaremos muchos coches asequibles, dejando de lado los superdeportivos como nos habéis pedido. He pasado unos cuantos días a bordo el Renault Twingo SCe de 70 caballos con el acabado Zen y a continuación quiero contaros qué se siente al conducirlo.

Unos antecedentes que ponen muy altas las expectativas

No es la primera vez que Renault opta por una configuración de las llamadas "todo atrás". Es más, el nuevo Renault Twingo es un pequeño homenaje, nunca mejor dicho, al Renault 5 Turbo y al Renault Clio V6, que por cierto era el último modelo de la marca del rombo que había conducido de los "todo atrás" que han existido hasta la fecha.

Con 3,59 metros de largo y un diseño fresco, jovial y hasta cierto punto deportivo, el nuevo Renault Twingo "mola". Es bonito, es pintón, entra por los ojos y eso es algo fundamental para triunfar en este segmento de los utilitarios modernos en los que a veces importa más la imagen que las características técnicas.

Si a ese diseño en nuestra opinión acertado le añadimos que el coche en su versión básica de 70 caballos con acabado Intens cuesta 11.700 euros en el mercado español (12.600 euros para el acabado Zen que probamos), tal vez estemos ante uno de los próximos superventas que reste cuota al Fiat 500, su rival más directo.

El coche de la prueba es el Renault Twingo SCe 70, versión con motor atmosférico de 1 litro (999 centímetros cúbicos), que entrega sólo 70 CV a 6.000 RPM de potencia y un par motor de 91 Nm a 2.850 vueltas. Son cifras que se alejan de los cientos de caballos a los que me os he malacostumbrado últimamente, y como nos pedíais más coches racionales y mundanos en nuestras pruebas, el Twingo es una buena forma de comenzar con la dieta de caballos.

Con esas cifras de potencia y par motor, y aunque el Twingo declara ser un auténtico peso pluma con sus escasos 940 kilos, no debemos esperar unas prestaciones impresionantes. Acelera de 0 a 100 km/h en 14,5 segundos, alcanza 151 km/h de punta y homologa un consumo de 4,2 litros a los cien kilómetros, lo que corresponde a 95 g/km de CO2.

No es por tanto una máquina pensada para dejar las ruedas traseras tatuadas sobre el asfalto (salvo que tiremos con ganas del freno de mano), pero tampoco es ese su cometido. El nuevo Renualt Twingo debe ofrecer agrado de conducción eminentemente entre el tráfico urbano, unas prestaciones que te permitan moverte con agilidad entre semáforo y semáforo, comodidad de uso en el día a día y lo que yo busco y considero más importante, que gracias a su configuración "todo atrás" permita realizar una conducción un poco más divertida que con sus rivales más directos.

Debe tener algo de carácter, ese toque de pimienta que le permita, dinámicamente, diferenciarse de todos esos pequeñajos que recorren nuestras calles y que en la mayor parte de los casos, están pensados única y exclusivamente para moverte de un punto A a un punto B sin más pretensión que la de cumplir con su aburrido cometido. Coches que en la mayoría de los casos están diseñados con el mismo nivel de pasión con el que se diseña una lavadora, ninguno.

El sonido, su principal aspecto diferenciador

Como os digo, durante una semana he conseguido resistirme a conducir el deportivo de 313 caballos que tenía aparcado en el garaje, del cual no os hablaré durante la dieta de caballos. Cada mañana al montar en el Renault Twingo, notaba cierto nerviosismo. No, es broma.

Cada mañana al montar en el Renault Twingo, lo primero que notaba al girar la llave de contacto, era que el sonido del motor, situado en la parte posterior del coche, se hace mucho más patente que en cualquier otro coche de configuración tradicional con motor delantero. Aunque había leído que el sonido pasaba bastante desapercibido, sorprendentemente la intensidad del sonido me pareció que aumentaba en unos cuantos los decibelios respecto a lo que nos tienen acostumbrados los coches de su segmento.

Puede ser algo que guste a un petrolhead como yo, pero creo que el comprador de un coche como este, acostumbrado a coches de motor delantero, deberá acostumbrarse. No es un sonido molesto, ni penaliza el confort, pero si que hay que tener en cuenta que por mucha almohadilla que lleve la tapa del motor para aislarlo acústica y sonoramente de los pasajeros, el motor va dentro del habitáculo y no fuera, y eso no hay quien lo salve.

El característico sonido del tricilíndrico nos acompaña en los primeros kilómetros por tramo urbano, dónde el coche parece moverse con soltura y sin mostrar grandes diferencias con cualquier otro coche de su segmento. Es ágil, la visibilidad de los grandes ventanales que recorren el perímetro del habitáculo es buena y el pequeño volante incita a hacer movimientos rápidos.

Es ágil, la visibilidad de los grandes ventanales que recorren el perímetro del habitáculo es buena y el pequeño volante incita a hacer movimientos rápidos

Las empinadas pendientes del centro de Vigo se convirtieron en un campo de pruebas perfecto para el pequeño motor de mil centímetros cúbicos, que tuvo que demostrar de lo que era capaz entre el siempre congestionado tráfico navideño. El coche no es ni mucho menos el utilitario más rápido del mercado, sino que simplemente cumple con su cometido, ni más ni menos.

Se mueve con soltura, pero no esperes de el una resupuesta sorprendente si de repente bajas una marcha, pisas a fondo el acelerador y pretendes adelantar a un autobús que abandona la parada tras recoger a los pasajeros. El coche simplemente se mueve como debes esperar en un coche de 70 caballos, despacio y con calma.

Es lógico porque tampoco tenemos mucho par motor, sólo 91 Nm y los entrega a mitad de régimen, concretamente a 2.850 RPM. Es por eso que el coche te obliga a jugar constantemente con la palanca de cambios, que si bien no tiene el tacto más preciso dentro de la gama Renault, una vez que le has cogido el tacto si que minimizas las posibilidades de errar una marcha. Personalmente, y en la etapa dorada que estamos viviendo para los motores turboalimentados, creo que un turbo hubiese venido de maravilla a este coche.

El tacto de la dirección es, para mi gusto, demasiado blando, aunque es cierto que una vez que salimos a carretera esa sensación desaparece, por lo que no es algo criticable. Además si lo fuese, pasaría a un segundo plano por el increíble radio de giro que ofrece este coche, sencillamente descomunal.

Mientras el anterior Twingo necesitaba 10 metros para girar, este lo hace en sólo de 8,6 metros, siendo así uno de los coches con mejor diámetro de giro del mercado. En varias ocasiones hemos tenido que maniobrar en huecos estrechos, como aparcamientos subterráneos o calles dónde no deberíamos habernos metido, y el radio de giro es sin duda una gran ayuda para estas maniobras.

Por otro lado, se hace extraño el no llevar cuentarevoluciones. En la semiesfera que tienes justo detrás del volante únicamente dispones de información de la velocidad, pero echo en falta un cuentarevoluciones pequeño que te permita saber en que régimen te estás moviendo. Vale que la simplicidad y la austeridad son dos de sus señas de identidad, pero no hay que llevarlo al extremo.

Si tenemos en cuenta que el motor atmosférico obliga a ser preciso a la hora de llevarlo en régimen óptimo de respuesta, el cuentarevoluciones debería ser tu mayor aliado. Durante nuestro periplo entre el tráfico urbano con el Twingo me di cuenta de que el coche atrae muchas miradas, más de las que me esperaba. La gente lo mira a su paso, y especialmente el público femenino lo mira con cara de agrado cuando te toca parar de primero en un semáforo. Creo que eso reafirma lo que decía al principio, que su diseño es acertado.

Continuará...

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