Ford C-MAX y Grand C-MAX 2015, a prueba por Palma de Mallorca

Nos desplazamos a Palma de Mallorca con motivo de la presentación internacional de los nuevos Ford C-MAX, Grand C-MAX y S-MAX. Hoy vamos a ver con detalle los dos primeros y a contaros nuestras sensaciones al volante, ya que no se trata sólo de un cambio estético, los monovolúmenes de la marca del óvalo traen más novedades, principalmente en equipamiento. Vamos con ello.

La primera generación del Ford C-MAX data del año 2003 y se llamaba Focus C-MAX, pero con el facelift de 2006 perdió la denominación de Focus. La segunda generación de este monovolumen compacto llegó en 2010 y el coche del que hoy hablamos es el que se encarga de sustituirla. ¿Es una nueva generación? Digamos que no, pero es más que un simple lavado de cara.

El C-MAX 2015 (y Grand C-MAX) recibe el nuevo frontal de la marca, el llamado ADN que nos dificulta reconocer de lejos los diferentes modelos de una misma marca pero que da una imagen homogénea a la firma. En la trasera del C-MAX encontramos nuevos grupos ópticos y cambios en la parte media del portón (donde se ubica la apertura de éste). El paragolpes también recibe un protector en la parte del umbral de carga.

Por su parte el Grand C-MAX también cambia el frontal, mantiene la doble puerta corredera y sus siete plazas. La trasera también cambia pero menos, los grupos ópticos se parecen mucho a los antiguos, el portón no varía y el paragolpes ahora tiene también un protector en la parte superior, como el del C-MAX, para que no se arañe al meter y sacar objetos pesados del maletero.

Equipamiento del C-MAX y Grand C-MAX

Por dentro hay más cambios de diseño que se centran en el volante y salpicadero. Se han elegido materiales de mayor calidad, el cuadro de instrumentos mantiene sus formas pero el volante se ha modernizado y ha mejorado el tacto de los pulsadores. El gran cambio lo encontramos en la consola central, que está presidida por una generosa pantalla TFT a color (varía al tamaño según versiones).

Se ha reducido notablemente el número de botones simplificando la consola visualmente y el módulo del climatizador tiene un manejo más intuitivo. Pasamos al equipamiento, donde los C-MAX y Grand C-MAX estrenan en su segmento la apertura manos libres del portón trasero, pasando el pie por debajo del paragolpes (opcional).

Un conjunto de sensores, radares y cámaras trabajan en conjunto y por separado en diferentes sistemas de asistencia a la conducción. Estos monovolúmenes pueden equipar control de crucero adaptativo, sistema de frenado en ciudad (que es capaz de detener el coche hasta una velocidad de 50 km/h) y sistema precolisión con aviso y frenado activo en caso de posible colisión.

También te avisa si no mantienes la distancia de seguridad, cuenta con alerta de tráfico cruzado para cuando sales marcha atrás de un aparcamiento en paralelo, sensores de aparcamiento, cámara trasera, asistente activo de aparcamiento (también en paralelo), asistente de cambio y mantenimiento de carril, aviso de vehículo en angulo muerto... Vamos, que no será por asistentes.

Los faros de xenon se han mejorado y también cuenta con faros adaptativos que modifican el ángulo del haz de luz en siete posiciones predefinidas en función de la velocidad y el giro. También estrena sistema MyKey con el que puedes programar una llave para limitar la velocidad máxima, el volumen del equipo de sonido, que se desactive el audio si alguno de los cinturones delanteros está desabrochado y hasta evitar que se desconecten elementos de seguridad.

Motores y precios

La gama C-MAX y Grand C-MAX para España se compone de tres motores de gasolina y tres diésel que se combinan con dos acabados, Trend+ y Titanium. La oferta de gasolina se compone de un 1.0 Ecoboost de 100 CV y 125 CV de potencia y también estrenan un 1.5 Ecoboost de 150 CV, todos ellos con cambio manual de seis velocidades. Los consumos homologados oscilan entre los 5,1 y los 6,3 litros de media.

En el listado de motorizaciones de gasolina aparecen dos que la marca ni anuncia porque tendrán ventas residuales, el 1.6 TI-VCT de 125 CV y el 1.6 Autogas para GLP de 117 CV. En el lado de los diésel tenemos el 1.5 TDCi con dos potencias, 95 y 120 CV, además de un dos litros con 150 CV. De serie con cambio manual de seis velocidades y PowerShift como opción en el motor más grande. Los consumos medios van de los 4,2 a los 5 litros.

En busca de mínimos consumos, sólo en el cinco plazas hay una versión Econetic con el 1.5 TDCi que desarrolla una potencia máxima de 105 CV. También tiene cambio manual de seis velocidades y consigue unas emisiones de 99 gramos de CO2 por kilómetro y un consumo combinado de 3,8 litros.

El precio de entrada sin descuentos para el C-MAX es de 20.050 euros, corresponde al 1.0 Ecoboost de 100 CV Trend+. La misma versión en el Grand C-MAX cuesta 1.750 euros más. En diésel el más economico es el 1.5 TDCi de 95 CV, con un precio de 22.550 euros y con la misma diferencia positiva para el siete plazas. Ya se admiten pedidos y llegarán a las concesiones a primeros de junio.

Al volante del Ford C-MAX 2015

Durante la presentación tuve ocasión de conducir un C-MAX 1.5 Ecoboost de 150 CV durante un recorrido de 80 kilómetros y un Grand C-MAX 2.0 TDCi de 150 CV durante otros 50 kilómetros aproximadamente. En ninguno de los dos casos aprecié diferencias notables en el comportamiento dinámico respecto al modelo anterior más allá de las propias del propulsor, aunque se anuncia un repaso en la suspensión y la dirección.

Empezamos con el C-MAX. Es un coche amplio y que se conduce con facilidad, se calculan bien las dimensiones, tiene suficiente agilidad, buena visibilidad y una ergonomía correcta. El balanceo de la carrocería es contenido y el tarado de las suspensiones mantiene buenas cotas de comodidad pero permite disfrutar de una conducción a buen ritmo. Hace gala de un buen aplomo y estabilidad lineal.

Me hubiese gustado poder probar uno de los antiguos para comprobar los cambios realizados en la dirección, pero recuerdo un buen tacto que se mantiene en el nuevo. El motor probado es pura suavidad, empuja de forma muy progresiva y sin baches desde ralentí. Pero no busques sensaciones deportivas porque, por mucho que subas de vueltas no encuentras patada. Tampoco es el objetivo.

Le falta un poco de punch a bajo-medio régimen rodando en marchas largas si lo comparamos con un diésel, pero es mucho más silencioso y no existen los traqueteos. En ciudad es muy agradable y en carretera le pediríamos un poco más de empuje para evitarnos alguna reducción. Bien en general, pero los 8,5 litros registrados de media, el 90% por carretera y con una conducción suave me dejan frío.

Recogemos los bártulos y nos cambiamos al Grand C-MAX 2.0 TDCi de 150 CV. Es otra historia por mucho que se parezcan. Para empezar el peso extra de la trasera se nota bastante, tiene más derivas, la zaga presenta movimientos verticales y también pierde precisión de dirección en los apoyos. Con éste apetece rodar más suave cuando la carretera empieza a dibujar curvas.

El motor es más suave que los antiguos 140 CV, la respuesta es más lineal pero mueve con mucha soltura al Grand C-MAX. Sigue adoleciendo de falta de fuerza en bajos, hasta que la aguja del cuentavueltas no está a punto de tocar el número dos, el diésel flaquea. En carretera no es siquiera apreciable, pero en ciudad te obliga a estar pendiente del régimen del motor para no quedarte colgado.

Además, esta falta de bajos no sólo resta relajación en conducción urbana, también eleva el consumo. Este punto no lo hemos podido comprobar porque el recorrido fue similar al que hicimos con el gasolina, 90% carretera. Pero sí comprobamos que, una vez más y con mucho pesar, el diésel vuelve a ganar la batalla del consumo restando dos litros a la cifra registrada con el Ecoboost.

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