Probamos el Kia Sportage PHEV, un SUV familiar referencia de los híbridos enchufables por consumo y autonomía

Nota de Motorpasión

Los híbridos enchufables parecen ser una solución temporal, una respuesta casi ingenua a unas normas cada vez más duras. Son la manera que tienen las marcas de respetar las reglas y al mismo tiempo de dar al cliente la tranquilidad de no quedarse tirados cuando se agote la batería.

Casi todas las marcas tienen al menos una propuesta de este tipo. Kia no se anda con rodeos y propone hasta tres PHEV en su gama. El Kia Sportage híbrido enchufable PHEV que probamos hoy se sitúa en lo más alto de una amplia gama híbrida y que destaca de manera positiva frente al resto de propuestas de otras marcas en términos de precio, potencia y autonomía 100% eléctrica.

El Kia Sportage es uno de los SUV más vendidos en Europa y en nuestro país, siguiendo así los pasos de su primo hermano, el Hyundai Tucson. Y aunque el Sportage tenga su propia personalidad, tiene en común con el Tucson el apostar por un diseño rompedor, con mucho carácter y que destaca en el tráfico del día a día.

El frontal destacan las luces diurnas en forma de boomerang y una gran calandra en nido de abeja, mientras que de manera general luce unas líneas especialmente esculpidas. El Sportage tiene un fuere presencia y gusta. Este fuerte diseño está en armonía con un habitáculo muy tecnológico, que presume de una buena calidad de presentación y de dos pantallas de 12,3 pulgadas perfectamente integradas en un único bloque.

Como era de esperar, el Sportage utiliza la unidad híbrida enchufable del grupo Hyundai. Ofrece una potencia combinada de 265 CV y un par total de 350 Nm. Se compone de un motor gasolina 1.6 de 179 CV y de un motor eléctrico de 91 CV asociado a una batería de 13,8 kWh.

La transmisión, por su parte, la conforman un cambio automático de 6 relaciones y una tracción integral mecánica. Es una auténtica tracción integral y no con un eje trasero accionado el motor eléctrico, como puede ser el caso en los Peugeot 3008 PHEV y DS 7 E-Tense, por ejemplo.

Y aunque en el Kia dispongamos de los modos de tracción con nieve, barro o arena y el control de descenso, no es un todoterreno puro y duro. En cambio, sí supone una ventaja indudable para quien tenga que circular con condiciones de adherencia complicadas.

En todo caso, incluso sobre firme seco aporta un plus de tracción gracias un reparto de par hacia el eje trasero cuando el eje delantero podría verse desbordado por el par motor.

Esta tracción integral mecánica, sin embargo, también tiene su lado negativo, esencialmente sobre el peso del coche. Entre la transmisión y la batería, el Sportage PHEV pesa 1.905 kg, es decir, unos 250 kg más que la versión híbrida de tracción delantera.

Precio del Kia Sportage Híbrido Enchufable

El Sportage Híbrido Enchufable está disponible en tres niveles de acabado que parten de los  45.870 euros del acabado Drive. Este se caracteriza por las llantas de 19 pulgadas, cel ontrol de crucero adaptativo y un completo sistema de infoentretenimiento que incluye la navegación. El cargador de a bordo de 7,2 kW es de serie. En opción, la pintura metalizada rojo ‘Infra Red’ (481 euros) y el Pack Design, es decir, el panel de instrumentos digital de 31 cm (12,3''), por 800 euros.

A partir de 48.770 euros accedemos al acabado Tech, como nuestra unidad de prueba, con el panel de instrumentos digital de 12,3 pulgadas de serie, así como asientos calefactados y eléctricos. En opción, por 1.700 euros, el Pack Luxury incluye alerta y frenada automática por tráfico cruzado trasero, el techo solar panorámico, el asistente de ángulo muerto, el sistema de estacionamiento remoto con llave o la cámara de visión 360º.

La versión GT-Line culmina en 54.570 euros y es la única que incluye el techo negro de contraste opcional. Incluye de serie el Pack Luxury, así como el portón trasero eléctrico y una serie de equipamientos de seguridad, como el práctico sistema de visión de ángulo muerto que utiliza las cámaras laterales y que proyecta las imágenes en el cuadro de instrumentos.

La visión de 360º, útil para un SUV de estas características, es de serie en el tope de gama. Por último, pero no menos importante, Kia mantiene la ventaja de una garantía de 7 años o 150.000 km en toda la gama del Kia Sportage, sea cual su motorización y acabado.

A bordo

Este Sportage PHEV, a pesar de sus 265 CV, es un coche 100 % familiar. Así, el habitáculo, con unos materiales que ofrecen un buen aspecto y un montaje irreprochable, es de los más amplios de su segmento. El espacio en las plazas delanteras es soberbio y el diseño del salpicadero, dominado por el bloque de pantallas, ahonda en esa sensación de amplitud.

En las plazas traseras el espacio es más que convincente para las piernas y la cabeza. Obviamente, el pasajero del medio no será el mejor situado, pero por una vez no será un castigo sentarse allí.

Además, el respaldo regulable permite encontrar una posición muy confortable. De manera general, los asientos son muy cómodos y ofrecen una correcta sujeción lateral.

El maletero, a pesar de la pérdida de 47 litros debido a la presencia de la batería, propone unos generosos 540 litros de capacidad, lo que lo convierte en uno de los mejores del segmento, sobre todo porque el umbral de carga es relativamente bajo y el suelo, plano.

En cuanto al sistema de infoentretenimiento y la pantalla táctil, su uso es muy intuitivo, con los menús fácilmente accesibles, pero no es uno de los sistemas más rápidos del mercado, con un marcado tiempo de latencia.

Los mandos para la climatización o para seleccionar las funciones principales del audio se muestran de forma alternativa en una delgada pantalla táctil en la consola central. Aunque no se tarda mucho en acostumbrarse a su doble función, no resulta ser una solución tan práctica como los eternos botones físicos para modificar la velocidad del aire o su dirección, por ejemplo.

Al volante, un confort que te hace olvidar su potencia

La potencia anunciada por Kia, si bien puede ser un argumento de venta, no aporta nada al conjunto. El Sportage PHEV no tiene ninguna pretensión deportiva ni las prestaciones, con un 0-100 km/h en 8,2 s. Incluso en modo Sport, que endurece la dirección y aumenta la reactividad del motor al acelerador, el coche no muestra un dinamismo que podría acercarse mínimamente a algo deportivo.

La suspensión, con amortiguación pasiva, hace gala de una puesta a punto en la que prima el confort. Ofrece un control bastante suave que garantiza un buen nivel de confort al mismo tiempo que mantiene su aplomo en carretera, con una amortiguación que a pesar de todo se me antoja un tanto firme.

Sin duda los muelles son más duros de lo que desearíamos debido al elevado peso del coche. Y por ello, a baja velocidad sobre asfalto deteriorado o en ciudad, al pasar sobre baches o juntas de dilatación, por ejemplo, el Sportage tiene tendencia a sacudir un poco a sus pasajeros.

No es algo catastrófico, pero esa firmeza desentona un poco en la imegen general de confort del que hace gala en carretera. Además, salvo un ligero ruido aerodinámico a la altura de los retrovisores exteriores a partir de 100 km/h, el coche sabe mostrarse bastante silencioso.

Las ayudas a la conducción, aunque fácilmente desconectables desde el volante, son demasiado intrusivas, o en todo caso bruscas en su actuación. Es especialmente el caso del asistente de mantenimiento de carril (se activa a partir de 60 km/h) que mueve el volante con fuerza y de forma algo brusca para mantener el coche siempre el centro del carril, aunque sea en plena curva, y no permite una mínima y natural desviación dentro del carril.

Al final, lastrado por su peso, el Sportage se adapta mejor a un estilo de conducción suave y sereno, sin aumentar demasiado el ritmo. Los pasajeros y el consumo lo agradecerán.

La autonomía en modo eléctrico, en la mayoría de los PHEV (salvo los imponentes SUV de prestigio alemanes con enormes baterías), no es muy boyante. No es el caso de este Sportage, que con una batería de sólo 13,8 kWh nos ha permitido rodar 64 km en modo 100 % eléctrico. Para un uso diario y con una recarga nocturna, se posiciona como uno de los mejores PHEV del mercado.

Sin usar el modo eléctrico y aprovechando la batería para rodar en modo híbrido, logramos consumos en autopista de sólo 5,4 l/100 km. En esas condiciones, la batería puede “durar” más de 100 km. Una vez agotada -en realidad conserva un margen de 15% para seguir funcionando en modo híbrido- los consumos con la batería agotada son muy correctos, pasando apenas de los 6,5 l/100 km. Eso sí, si abusamos del acelerador y del modo Sport, el consumo puede llegar a los 10 l/100 km sin mucha dificultad y, diría, sin sorpresa.

A la hora de recargar la batería, la potencia de carga máxima admitida por la batería es de 7,2 kW. Es una potencia relativamente estándar para un PHEV (sólo los Jaguar Land Rover, Mercedes o el Mazda MX-30 con motor rotativo aceptan potencias más elevadas, de 22 kW o 32 kW, según la marca). Aun así, si bien el Sportage tarda 5 horas y 27 minutos en recargar desde un enchufe doméstico (3,7 kW), sólo tarda 1 hora y 45 minutos desde un punto de carga o wallbox a 7,2 kW.

De todos modos, considero que la posibilidad de una carga rápida en momentos puntuales, como en viajes, sería un plus para ayudar a bajar aún más el consumo. Sobre todo porque, debido a la batería, el depósito de gasolina pasa de 52 litros, como en los Sportage híbridos, a sólo 42 litros en el PHEV. En viaje, esto obliga a realizar una serie de paradas de las que muchos prescindirían para poder seguir con su ruta. En todo caso, la carga rápida debería proponerse al menos como opción.

Kia Sportage PHEV: nuestra valoración

7,8

Diseño exterior 8
Habitabilidad 8
Diseño interior 8
Calidad 8
Maletero 8
Motor 8
Seguridad 8
Comportamiento 7
Comodidad 8
Precio 7

A favor

  • Habitabilidad
  • Confort de marcha
  • Consumo
  • Autonomía eléctrica

En contra

  • Prestaciones en relación a la potencia
  • Ausencia de carga rápida


Con una excelente autonomía eléctrica, una velocidad de recarga correcta y unos consumos muy bajos, el Kia Sportage es uno de los SUV PHEV de referencia en el segmento, por no decir que es para nosotros la referencia, sobre todo en esa franja de precios. Su habitabilidad y confort lo convierten, además, en un excelente coche familiar.



Motores

Gasolina: 4 cilindros 1.598 cc. Turbo. 179 CV.

Eléctrico: 66,9 kW (91 CV)

capacidad de batería

13,8 kWh

potencia máxima total

265 CV

par máximo total

350 Nm de 1.500 a 4.500 rpm

transmisión

tracción integral. Cambio automático de 6 relaciones.

dimensiones (Largo x ancho x alto)

4.515 x 1.865 x 1.650 mm

batalla

2.680 mm

maletero

540 litros

peso

desde 1.832 kg

80 a 120 km/h

5,5 s

0 a 100 km/h

8,2 s

velocidad máxima

191 km/h

consumo medio homologado (WLTP)

1,1 l/100 km

Consumo medio en prueba con batería a 0

6,5 l/100 km

Autonomía eléctrica máxima homologada (WLTP)

70 km

Autonomía eléctrica en prueba

64 km

Precio

desde 45.870 euros

precio unidad probada

48.770 euros

El coche para esta prueba ha sido prestado por Kia. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.

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