Entrevista a Walter Röhrl, leyenda del Motor: "El Audi S1 era una bestia, hacía 0 a 160 km/h sobre gravilla en 6,8 segundos"

Una de las cosas buenas que tiene acudir a las presentaciones de coches es que conoces a gente muy interesante. Ingenieros, diseñadores y directivos que te explican todo tipo de interioridades acerca de la compañía en la que trabajan o sobre los nuevos modelos que están preparando.

Pero, en ocasiones, el destino quiere que en un evento de ese tipo conozcas al que fue tu ídolo en la infancia. Eso me ocurrió durante la presentación del Porsche 911 992, cuando tuve el honor de cenar junto a Walter Röhrl, uno de los mejores pilotos de rallyes de todos los tiempos y, para mí, una eminencia. Lo que sigue es el resultado de nuestro encuentro.

Basta con saludar a Walter Röhrl y ver cómo actúa ante la prensa y los invitados para darse cuenta de que, a pesar de ser todo un icono, es también un tipo sencillo y humilde.

“Hello, I'm Walter Röhrl”, me dice, tendiéndome su gigantesca mano izquierda. Lo miro sorprendido, le doy la mano y le digo con voz temblorosa que yo soy Héctor de Motorpasión, y que es un placer conocerle. Como si no le hubiera reconocido... Ni sé las veces que he visto vídeos suyos, y tengo la casa llena de maquetas de coches con los que él ha corrido.

Comenzamos a cenar en una mesa muy variopinta, formada principalmente por periodistas españoles que habíamos acudido a Valencia a probar el nuevo 911 992. Nos acompañan una persona de la marca y una traductora que ayuda a quienes tienen más problemas con el idioma.

Un compañero saca su teléfono móvil y le muestra a Walter un vídeo suyo en YouTube, conduciendo el Audi S1 en pantalones vaqueros, camisa, jersey y sin casco. En estas pruebas, el piloto va de lado todo el rato y mueve manos y pies a una velocidad asombrosa.

Walter Röhrl se ríe. Dice que era normal no llevar casco, y nos cuenta una anécdota. Él fue el primer piloto en bajar de los 8 minutos en Nürburgring Nordschleife con un coche de calle, y eso motivó que se hiciera obligatorio el uso del casco cuando los pilotos iban a bajar tiempos. Por encima de 8 minutos no era obligatorio entonces, ni lo es ahora.

Manu Cortés, periodista de El Correo y piloto de coches desde hace muchos años, cuenta que ellos dos corrieron en un mismo rallye hace muchos años. Fue en Bilbao, y Walter lo recuerda perfectamente: él corría con un Opel Ascona y se ríe rememorando anécdotas sucedidas en los tramos nocturnos.

Walter está cómodo y se ruboriza cada vez que alguien le confiesa que fue su ídolo de la infancia o le reconoce cómo revolucionó el mundo de los rallys cuando plantó cara a los pilotos nórdicos. Él se considera una persona normal que simplemente hacía su trabajo, y no entiende muy bien por qué la gente se sorprende.

Recuerdo una entrevista que le hicieron hace algunos años, en las que Walter decía que él es obsesivo con la perfección, y que esa es la clave de sus éxitos en competición.

“Mientras otros pilotos se bajaban del coche a charlar con el resto de participantes o incluso a fumar un cigarro antes de salir al tramo, yo me quedaba dentro del coche repasando las notas. Quería que todo fuese perfecto, y esa era mi única obsesión”.

Un compañero le pregunta cuál fue la clave para poder ganar a tantos pilotos durante años. “Estaba obsesionado con ser el mejor, y solo pensaba en eso. Recuerdo una vez que entrené cinco veces un tramo, en vez de tres. Luego repasé las notas e hize el recorrido mentalmente en la cama por la noche, hasta estar seguro de que recordaba todas las notas”.

Le observamos mientras explica el desenlace: “Al día siguiente, cuando llegué al tramo había niebla cerrada, no se veía un metro por delante del coche. Como me había aprendido de memoria aquel tramo, pude recorrerlo al mismo ritmo que si no hubiese niebla, así que le saqué más de cinco minutos al siguiente clasificado. Todo era constancia y trabajo”.

Boquiabierto por tener a una persona tan importante en el mundo del automóvil cenando a mi lado y charlando distendidamente, me lanzó a hacerle algunas preguntas. La primera es sobre el Porsche 911 992.

Ya has conducido el nuevo Porsche 992. ¿Qué te ha parecido?

Es una máquina fantástica, más rápido y más fácil de llevar que el anterior. Siempre consiguen mejorar un poco para hacerlos mejores. Ahora cualquiera, sin importar la experiencia que tenga, puede llevarlo realmente rápido en un circuito.

Tú has conducido muchos coches a lo largo de tu carrera. ¿Cuál crees que ha sido el más bestia de todos?

El Audi S1. En la versión de rally tenía 550 CV, y era descomunal. Para que te hagas una idea de lo que era capaz de hacer ese coche, basta con decir que aceleraba de 0 a 100 km/h en asfalto en 2,8 segundos. Eso, con los neumáticos de aquella época, que no agarraban ni una décima parte que los de ahora. Pero sobre todo hay otro dato: sobre gravilla, el S1 podía pasar de 0 a 160 km/h en solamente 6,8 segundos, lo cual te permite hacer una idea de la fuerza que tenía.

Hace poco leí que habías conducido el prototipo del Porsche Taycan, y que te había dejado alucinado.

No me gustan los coches eléctricos, pero me pidieron que lo probase y lo hice. Creo que valgo también para poner a prueba ese tipo de coches. Sí puedo decir que se trata de un coche muy especial. La entrega de potencia es brutal, instantánea y siempre hay fuerza disponible. Ni siquiera en los coches de rallye más rápidos que he llevado he sentido algo así.

Porsche nunca ha hecho un coche 100 % eléctrico, y es un riesgo que haya perdido parte del carácter y tacto tan especial que caracteriza a los Porsche. ¿Crees que es así?

Sinceramente, me quedé sorprendido precisamente por eso, porque desde el primer momento sientes que estás al volante de un auténtico Porsche. La precisión de la dirección, el tacto de chasis y suspensiones, es Porsche. Pero sobre todo me quedé sorprendido por cómo es capaz de camuflar bien el peso de las baterías gracias al centro de gravedad, que queda situado unos 8 centímetros más bajo que en un coche de arquitectura normal.

¿Conservas alguno de tus coches de carreras?

No, la verdad es que no. Cuando era piloto lo único en lo que pensaba era en ganar, en ser el más rápido, así que no me preocupaba por esas cosas. Además, los coches de carreras exigen un mantenimiento muy exhaustivo, y yo no tengo tiempo para eso.

¿Cuáles son tus coches de calle?

Me considero un afortunado porque tengo ocho Porsche antiguos, todos ellos refrigerados por aire. Me encantan esos coches porque, entre otras cosas, tú sabes que llegas al garaje, giras la llave y arrancan.

¿Y cuál es tu coche de diario?

Cuando no estoy probando algún modelo de Porsche, tengo dos coches muy puros que me encanta conducir. Son un Porsche 911R y un Boxster Spyder. Creo que son los coches más divertidos de conducir de cuantos ha hecho Porsche en los últimos años.

Orden y planificación en la vida de Walter Röhrl: a las 10 de la noche a la cama

Se acercan las 10 de la noche, y aunque la conversación en la mesa es distendida y todos nos lo estamos pasando bien, una costumbre que tiene Walter es no acostarse nunca más tarde de las 10 de la noche, así que se disculpa y, tras las fotos con los periodistas que quieren un recuerdo con él, se va.

Antes de abandonar la sala, me lanza una propuesta increíble: “Mañana si quieres te llevaré a dar una vuelta en el circuito en el nuevo Porsche 911”.

Admito que esa noche me cuesta bastante conciliar el sueño, y creo que uno de los motivos es pensar que en solo unas horas estaré haciendo algo con lo que siempre he soñado. ¡Voy a montar en un coche con el mismísimo Walter Röhrl!

A las 8 de la mañana siguiente, estamos ya en el Circuit de la Comunitat Valenciana. Tras la rueda de prensa y las primeras dos tantas en pista al volante de los Carrera S y Carrera 4S, me encuentro a Walter por el pit lane, caminando como si fuese uno de los pilotos que ha llevado la marca hasta allí, llegados de todas partes del mundo.

“¿Quieres que demos una vuelta en el coche?”, me pregunta, recordando la promesa que me hizo la noche anterior. “Por supuesto”, le contesto. Hacemos las fotos, y decido que una de ellas va a ir enmarcada para ponerla en mi despacho. A continuación salimos a pista montados en un Porsche 911 Carrera 4S.

Walter me cuenta que está preocupado porque han hospitalizado a su esposa, y que ha cambiado su regreso para irse a mediodía a Alemania. A pesar de su cara de preocupación, sale a pista y se concentra en la conducción.

En media vuelta, el ritmo al que vamos es muy alto. Con sus gigantescas manos perfectamente situadas sobre el volante, el estilo de conducción de Röhrl es muy diferente al habitual en pilotos de circuitos. Recuerdo que una vez le escuché decir que siempre lleva el dedo pulgar en contacto con el volante, para tener sensibilidad.

Derrapa a la salida de las curvas, se sube por los pianos y hace movimientos más bruscos de los habituales en un circuito de velocidad. De esta manera, Walter deja muy claro que él es un piloto de rallyes.

Hubiese sido un sueño subir con él en un Porsche 959, pero me llegó con hacerlo en el nuevo Porsche 911 992

Estoy disfrutando como un niño, viendo cómo es capaz de llevar el Porsche 911 992 infinitamente más rápido de lo que lo he hecho yo unos minutos atrás, y le dejo conducir sin interrumpirle. ¿Dónde hay que firmar para poder rodar así de rápido a los 71 años?

De repente, en la frenada de la curva Doohan, Walter suelta las manos del volante y me dice: “¿Ves?, es superestable”. Estamos frenando a 170 km/h sin nadie que sujete el volante, y el coche se mantiene firme en su trayectoria.

“Es un coche superfácil de llevar. Cualquiera puede ir rápido hoy en día con un Porsche 911”. Y sí, eso es algo que también yo he percibido antes, en la primera tanda en pista.

Después de dos vueltas que quedarán grabadas en mi memoria de por vida, volvemos al pit lane y me despido de Walter deseándole una pronta recuperación a su esposa.

“Nos volveremos a ver, ha sido un placer”, me dice mientras se va hacia la furgoneta que le llevará al aeropuerto. Está claro que Walter Röhrl, que es el primer piloto de rallyes que ha entrado a formar parte del Hall of Fame de la FIA, no tiene intención de dejar de montarse en coches rápidos y de carreras como embajador de Porsche.

Esta leyenda del automovilismo sigue siendo muy rápido al volante de cualquier coche, y su visión sobre cómo debe ser la puesta a punto de los modelos más deportivos del mercado se tiene en cuenta cuando se desarrollan los nuevos Porsche que se comercializan. Tal vez ese sea uno de los secretos para que los Porsche tengan ese “algo” que los hace tan especiales.

Gracias, Walter. Ha sido inolvidable.

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