Sueñas con ir a Nürburgring y lo sabemos. Aquí sigue nuestra guía para principiantes (parte 2)

Después de contaros ayer cuáles habían sido los preparativos del viaje a Nürburgring Nordschleife, lo siguiente era coger el vuelo a Alemania y llegar a la meca del motor.

Los días previos al viaje admito que los nervios hicieron acto de presencia. Pero ya no había marcha atrás posible, allí estaba yo el domingo 11 de octubre a las 14:30 en Barajas a punto de coger el avión a Frankfurt. ¿Os venís conmigo?

El vuelo salió con media hora de retraso sobre el horario previsto, por lo que estaba aterrizando en el aeropuerto de Frankfurt al mismo tiempo que el sol se ponía en el horizonte.

Una pasada por la oficina de Europcar para recoger el Golf Variant que me iba a llevar hasta Nürburgring. Por suerte el coche traía navegador, así que a pesar de que cuando salí del aeropuerto era noche cerrada, no hubo pérdida.

Por la autopista 3 me llamó la atención el intenso tráfico de camiones que se mueve por los alrededores de Frankfurt un domingo a esas horas. El tráfico era intenso pero fluido, y como es habitual en las autopistas alemanas, eran constantes los tramos en obras con estrechamientos de calzada que obligaban a reducir mucho la velocidad y tener cuidado con los camiones que nos acompañaban en aquella fría noche de octubre.

Tras 85 kilómetros por la autopista 3, el navegador me indicó que cogiese el desvío hacia la A48. Allí ya con algo menos de tráfico, no pude evitar hacer lo que todo quemado hace la primera vez que ve ante sí la señal que indica que no hay límite de velocidad.

Bajé dos marcha de la caja DSG de aquel Golf Variant de gasolina que no sabía ni cuantos caballos tenía, pisé bien a fondo el pie derecho, estiré todas y cada una de las marchas y pasados unos cuantos segundos estaba circulando a la velocidad máxima, que pasaba por poco de los 200 km/h.

Qué gozada poder hacer esto sabiendo que no te van a meter en la cárcel y sobre todo con la tranquilidad que da saber que el resto de conductores te respetan.

En nada se pasaron los 25 km de la A48 y llegué al último desvío importante que me llevaría a Nürburg. Las temperaturas en ese último tramo de carretera nacional eran muy bajas, 4 grados centígrados. Por suerte el coche venía equipado con neumáticos All Season.

Los árboles a los lados de la carretera, noche cerrada y apenas ningún otro coche en en el mismo sentido. Solo quedaban 20 kilómetros para llegar a mi destino, y los nervios iban a más.

Las indicaciones amarillas de Nürburgring eran casi las únicas que aparecían a los lados de la carretera. Solo les acompañaban las que advertían de la posible presencia de fauna salvaje en la calzada.

Bien avisada porque después de una curva abierta a derechas me encontré en pleno carril con los restos de un jabalí que debía de acabar de atropellar un coche que estaba parado en el arcén solo unos kilómetros más adelante.

Último desvío a la derecha y ya estaba entrando en Nürburg por la larga recta paralela a la recta por donde se accede al circuito.

A la izquierda veo el centro de desarrollo de Aston Martin y el de Jaguar Land Rover. A continuación paso por la gasolinera tan famosa donde los coches que van al circuito paran a repostar. Era tarde, de noche y estaba cerrada, pero la identifiqué sin problemas.

Unos metros más adelante y tras un par de rotondas, llego por fin al circuito de Gran Premio, que está pegado a mi hotel. El enorme luminoso rojo de Nürburgring está encendido en la fachada exterior, así que a pesar de los cero grados que marcaba el termómetro, paro el coche delante para hacer unas fotos que atestiguen que ya estaba allí.

Llego al hotel y tras hacer el check in, ceno algo en el restaurante, que estaba lleno de gente que, no se por qué, me pega que habían venido a lo mismo que yo.

Mi Golf Variant duerme a la intemperie al lado de dos MINI GP con matrículas británicas. Enfrente un Mégane RS Trophy con neumáticos semi-slick. A la cama pronto que el día siguiente prometía sensaciones fuertes y había que estar fresco.

Ha llegado el día D

A la mañana siguiente abro la cortina de la habitación y veo que mi coche tenía una capa de hielo muy seria encima. El termómetro marcaba -1 grados, así que bajo a desayunar porque hasta que suba algo la temperatura hay poco que hacer.

Desayuno ligero en la cafetería del hotel, que está absolutamente desierta. La pared del fondo decorada con una preciosa foto aérea del Karussell, mientras al fondo en una televisión muestran un vídeo de accidentes en el Nordschleife. Perfecto para cortarte las ganas de desayunar.

Vuelvo a la habitación, cojo las cámaras GoPro, la de fotos y salgo por la puerta del hotel a eso de las 10 de la mañana. El sol comenzaba a calentar el gélido ambiente, pero yo no había quedado con Serxio hasta las 12.

Recorro sin rumbo fijo el camino que había hecho la noche anterior en sentido contrario. Llego a la recta paralela al Nordschleife y me cruzo con un par de prototipos con sus pinturas de camuflaje.

Llego a la gasolinera y el ambiente es espectacular. Veo de reojo un par de Porsche, BMW M4 y paro en el parking aledaño. Me bajo a echar un vistazo y veo que el SEAT León Cupra de al lado tiene matrícula española. Sus ocupantes habían venido desde Barcelona y no era su primera vez en el Ring. Luego les vi entrar a pista, así que les regalo esta foto por si leen este post.

El ir y venir de coches en esa gasolinera es incesante, y el nivel de coches que pasa por allí hace que empiece a hacerme una idea del ambiente que rodea Nürburgring.

Un Gumpert Apollo es tal vez el coche más exotico que veo. Solo lo había visto antes en el Salón de Ginebra, pero en la carretera impresiona mucho más.

Tras media hora de ver pasar coches por allí y disfrutar de las aceleraciones sin compasión de muchos que salen con ganas de la gasolinera, me doy cuenta de que todo el mundo toma después un desvío a la izquierda.

Así como si nada sale un Gumpert Apollo de la gasolinera. El día promete.

Subo en el Golf y me voy hacia allí sin saber a dónde me dirigía. Esa carretera lleva directamente a la entrada del Nordschleife. El ambiente en los aparcamientos aledaños promete, así que aparco en uno de tierra y me bajo a sentir el ambiente.

Coches de todo tipo se agolpan allí, desde Nissan GT-R y Porsche 911 GT3 hasta MINI Cooper S o Golf GTI. Todos tienen en común una cosa, han ido hasta Nürburg para entrar en el Nordschleife y sus dueños esperan ansiosos a que abran el trazado.

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Autor | Héctor Ares

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