Superilla Barcelona: la Ciudad Condal quiere convertir calles y cruces del centro en zonas verdes, pero no lo tendrá fácil

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, acaba de presentar un ambicioso proyecto que busca convertir el centro de la Ciudad Condal en una gran manzana para 2030. El programa bautizado como 'Superilla Barcelona' ('Supermanzana Barcelona' en catalán) proyecta la peatonalización casi completa de calles, con la eliminación de carriles para el tráfico rodado, y la conversión de cruces en plazas en un céntrico distrito como es el de Eixample .

Todo con el objetivo de disminuir emisiones en la urbe, reduciendo el tráfico en estas zonas tan transitadas por vehículos: por el Eixample circulan diariamente 350.000 coches, más que en las dos rondas juntas. Así lo ha señalado la concejala de Urbanismo, Janet Sanz, destacando además que en Barcelona hay 6.000 coches por kilómetro cuadrado, el doble que en Madrid o París.

Así, la ciudad busca replicar sus 'superillas' que ya llevan tiempo activas en los barrios de Sant Antoni y Poblenou, lo que supondrá todo un reto para estas vías del centro. Y es que el tráfico reducido o casi eliminado en estas calles del Eixample, normalmente atestadas, previsiblemente derivará en más atascos para las zonas aledañas, tal y como ha ocurrido por ejemplo en Poblenou.

Más de 110.000 m² para peatones en 2023

El programa 'Superilla Barcelona' se articula en dos fases, una a medio plazo, para 2023, y que ya cuenta con calendario, y otra más a largo plazo, para 2030, y que pretende convertir 21 calles y 21 cruces del Eixample en ejes y plazas verdes, con prioridad para lo peatones.

De esta manera, en la primera fase, que aplicará Colau con su mandato todavía en vigor, cuatro calles y cuatro cruces de este distrito experimentarán esta transformación urbanística: las vías de Consell de Cent, Girona, Rocafort y Comte Borrell y los cruces de Consell de Cent con Rocafort, Borrell, Enric Granados y Girona.

Las mencionadas calles serán pacificadas y darán más espacio a los peatones, reduciendo los carriles para coches y vehículos a uno, estando su velocidad máxima limitada a 10 km/h y sin tener preferencia. Por su parte, los cruces pasarán a ser plazas verdes.

En total esta primera fase, con ocho remodelaciones, supondrá 4,6 kilómetros de zonas pacificadas y más de 110.000 m² para uso peatonal. Y en dichas áreas también se contempla la implantación de espacios de juego infantil, de descanso o terrazas, así como un 20 % de superficie permeable no pavimentada y con un 10 % con vegetación.

Para ello, la alcaldía ya ha lanzado un concurso público internacional para escoger los ocho mejores proyectos que darán forma a esta primera transformación, a la vez de sentar las bases para la total proyectada para 2030. La primera fase contará con una dotación de 37,8 millones de euros: 32,8 millones para los ejes verdes y cinco millones para las plazas.

En cuanto al calendario, el ayuntamiento prevé resolver los concursos en marzo de 2021, para desde abril someterlos a consulta pública durante tres meses. El objetivo, tras la proyección definitiva de las remodelaciones que durará varios meses, es que las obras comiencen el primer trimestre de 2022 y que terminen a principios de 2023.

¿Dónde irán los coches?

Tanto a medio como largo plazo, la conversión a zonas verdes de las calles y plazas del Eixample, será complicada. Este distrito es una trama cuadriculada diseñada en el siglo XIX por el arquitecto Ildefonso Cerdà, siendo una de las áreas más urbanizadas de Barcelona. A ello se suma además que está asolada por atascos.

Y es que con estas vías que pretenden pacificarse se reducirá el espacio para el tráfico rodado a un solo carril, un espacio que ya no tienen los vehículos pues están habitualmente congestionadas.

Por otro lado, como ha ocurrido en las 'supermanzanas' ya implantadas, es de esperar que tanto por el menor espacio como por la velocidad máxima permitida, 10 km/h, aumenten los atascos en calles o zonas aledañas, tal y como ha ocurrido en Poblenou.

En el caso de esta última, la conversión a 'superilla' fue más sencilla, ya que se trata de un barrio que se ha urbanizado en la última década: hace unos años era un zona rodeada de una zona industrial abandonada y separada del resto de la ciudad.

Así lo ha hecho notar a la alcaldesa el Gremio del Motor catalán, señalando que ya en las actuales 'supermanzanas' "se están saturando las calles cercanas sin tener en cuenta la repartición del sistema". Ya han pedido que se rectifique la medida o al menos "sentarse y hablar" para llegar a un consenso.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que las calles de Consell de Cent, Rocafort, Girona ya aplicaron actuaciones para ampliar el espacio a peatones durante la desescalada, pero para su completa pacificación deberán resolver los problemas ya generados por estas primeras remodelaciones.

Y es que por ejemplo pintar de colores los carriles de coches para el uso peatonal, una solución rápida y de urgencia adoptada en primavera para aumentar áreas de paseo, fue criticada por varios sectores. Por ejemplo, por no contemplar más zonas de carga y descarga, o por el mobiliario urbano implantado y peligroso para las motos.

No obstante, el consistorio barcelonés ha asegurado que estas vías contarán con zonas habilitadas para el transporte de mercancías. Asimismo, tiene previsto continuar reforzando el transporte público durante estos años, a fin de fomentar su uso en detrimento del vehículo privado y conseguir que el plan sea viable.

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