Lo hemos oído una y mil veces: se van a revisar las etiquetas de la DGT. Lleva seis años sobre la mesa, pero nunca acababa de concretarse. Con la actual clasificación se da la incongruencia de que coches de elevada potencia y cilindrada llevan la etiqueta ECO, mientras que pequeños de gasolina portan el distintivo C.
Pero parece que por fin va en serio: el Gobierno va a realizar un estudio en el que revisará los distintivos medioambientales. Lo hará en el plazo máximo de un año. Y, por fin se tendrán en cuenta las emisiones de dióxido de carbono (CO₂). Los enormes V8 mild-hybrid van a dejar de tener barra libre.
Etiquetas medioambientales más justas y lógicas
Mediante una enmienda de Sumar, ERC, Bildu y BNG, que se ha incluido en la Ley de Movilidad Sostenible y a la que ha tenido acceso Europa Press, se recoge una disposición para que, en un plazo máximo de 12 meses, se presente un informe con la revisión de las etiquetas de la DGT.
Aún tiene que hacerse efectiva su tramitación parlamentaria en el Congreso y el Senado, pero es el paso más en serio que se ha dado hasta ahora en esta cacareada revisión que nunca llega.
¿Cómo es ahora la clasificación de etiquetas? Los actuales distintivos medioambientales, en los que se basan las ZBE o los protocolos anticontaminación para aplicar sus restricciones, toman como referencia la tecnología del coche (eléctrico, híbrido, térmico) y las normativas Euro con los que han sido homologados por la UE (Euro 1, Euro 2, etc).
Europa hace esta clasificación teniendo en cuenta las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y de partículas finas (PM) de las mecánicas (muy nocivas para la salud), pero no las de CO₂ y su huella de carbono (que favorecen el efecto invernadero). Es justo lo que pretende cambiar esta enmienda y la exigida revisión: "solventar las deficiencias detectadas en materia de contaminantes" e incluir las emisiones de dióxido de carbono como criterio adicional.
Distintivos sin sentido. Con las etiquetas actuales se da el caso que coches con mecánica mild-hybrid son etiqueta ECO porque Europa los considera híbridos. Básicamente son gasolina o diésel, pero acompañados de un pequeño motor de arranque/alternador eléctrico que apoya los sistemas eléctricos y, en ocasiones, puntualmente al motor.
A esta electrificación ligera han recurrido en los últimos años las marcas para que coches potentes, y no precisamente de bajas emisiones, sean clasificados como híbridos por el mero hecho de que pueden circular ocasionalmente con el motor apagado. Así se da el caso de que un poderoso V8 biturbo de 4.0 litros y 630 CV es etiqueta ECO, como por ejemplo las versiones performance de los Audi RS 6 Avant y RS 7.
Estos coches pueden circular libremente en las ZBE más restrictivas, como Madrid Central (ZBE Distrito Centro). Pero un gasolina con un motor de 1.0 litro y poco más de 100 CV, no. También tienen descuento para aparcar en las zonas SER de estacionamiento regulado: pagan un 75 % menos.
Un Ibiza contamina menos que un carísimo V8. Precisamente un informe de la OCU, basado en un estudio de Green NCAP demostró que algunos de los mild-hybrid más potentes contaminan más que humildes gasolina. Este análisis midió las emisiones de CO₂ de diferentes coches a lo largo de la vida útil (16 años y 240.000 km).
El resultado fue que las emisiones reales de dióxido de carbono de por ejemplo un SEAT Arona gasolina con bloque de litros 1.0 y 110 CV era inferiores a las de un Audi RS Q8 de 600 CV con etiqueta ECO. No solo con microhíbridos, también demostró que híbridos enchufables tienen más huella de carbono que pequeños gasolina: por ejemplo un Jeep Wrangler 4Xe, un todoterreno PHEV y etiqueta CERO de 380 CV, frente al mismo SEAT Arona.
La organización de consumidores postuló lo que se lleva reclamando años: la discriminación de las etiquetas favorece a coches caros de etiqueta ECO y CERO y penaliza a coches más baratos y populares, que emiten menos CO₂. Por ponerlo en contexto, el Audi RS Q8 supera los 171.000 euros y el Arona arranca en poco más de 20.000 euros.
¿Cómo podría ser las nuevas etiquetas? En estos años, han surgido propuestas de etiquetado ambiental, como la de Ecodes. Se basa precisamente en las emisiones de CO₂ y no solo en las normas Euro o el tipo de mecánica. Únicamente los eléctricos puros pasarían a ser CERO, quedando fuera de ese distintivo los híbridos enchufables. Y además potentes mild-hybrid dejarían de ser considerados en el equivalente a la ECO actual.
- Etiqueta Verde (CERO): eléctricos de batería y de pila de combustible de hidrógeno, sin emisiones reales de CO₂.
- Etiqueta Morada: híbridos, modelos a gas (GLP/GNC), gasolina o diésel que no superen los 95 g/km de CO₂ en ciclo WLTP.
- Etiqueta Azul (C): sería la equivalente al distintivo C actual, para gasolina Euro 4 y los diésel Euro 6a, 6b y 6c. Pero en general mecánicas que no superen los 137 g/km de CO₂ (WLTP).
- Etiqueta amarilla (B): sin cambios, para los gasolina Euro 3 y a los diésel Euro 4 y Euro 5, como ya ocurre actualmente.
- Sin etiqueta (A): también como hasta ahora, se mantendría para los gasolina Euro 0, Euro 1 y Euro 2 (anteriores a la normativa Euro 3) y para los diésel Euro 0, Euro 1, Euro 2 y Euro 3 (anteriores al estándar Euro 4).
No obstante, esta propuesta de clasificación tiene algunas lagunas, ya que habría coches que se quedarían en el limbo. Por ejemplo el mencionado Audi RS 6 Avant performance mild-hybrid que homologa entre 289 - 277 g/km de CO₂. Es decir no podría llevar ni la morada ni la azul, pues supera los 137 g/km y ya no digamos los 95 g/km.
Dado que la enmienda tendrá en cuenta las emisiones de carbono, se entiende discriminará como tal en todos los distintivos, lo que dejaría a estos mild-hybrid entre los más contaminantes como dicta el sentido común. Veremos si por fin es la definitiva.
Imágenes | Motorpasión, Porsche