La triste y ecológica historia del hombre que vendió su Chevrolet Camaro para comprarse un eléctrico

Esta semana un muscle car se ha cruzado en nuestras vidas. En Motorpasión hemos podido saborear la intensidad adrenalínica del 2013 Chevrolet Camaro SS Convertible, con una prueba de la última versión del deportivo americano que no podemos evitar recomendaros (eso sí, absteneos los amantes de la eficiencia hasta sus últimas consecuencias).

Es curioso porque como contraste, hemos conocido la historia de alguien como Stephen Grinwis, que ha vertido en la web Clean Technica su experiencia, defendiendo la movilidad eléctrica por encima de todos esos sentimientos que puede provocarnos la conducción térmica con un exponente mayúsculo como es el Camaro.

"Mis amigos me dicen que me arrepentiré"

Y es que el señor Grinwis cambió su Camaro por un Smart ForTwo ED y es más feliz. Da cuatro motivos principalmente: es más económico, no consume su conciencia, atrae más la atención y es más divertido.

No es ni siquiera saludable atreverse a comparar ambos mundos, pero el protagonista de esta historia así lo hace.

Amaba mi Camaro al principio. Era rápido, ruidoso, bello. Era la materialización del sueño de un norteamericano amante de los coches. Siempre quise un tipo así de coches desde mi infancia. He vendido un sueño hecho realidad, y de momento, la cosa va bien.

Detrás de ese sueño vendido se esconde un argumento lógico, este conductor no podía mantener a su bestia, así que se vio obligado a deshacerse de ella. Sin embargo, dice no echarla tanto de menos, al contrario que sus amigos, que le recuerdan que tarde o temprano terminará por arrepentirse.

Para empezar, justifica este sentimiento por el coste en combustible, en mantenimiento y por la ansiedad, no de la autonomía, sino de la policía local, que solía reprimir las bondades del Camaro. Y también por diversión, sobre todo en lo que se refiere a la arrancada en los semáforos. Grinwis admite también remordimientos cuando se divertía a fuerza de quemar litros de gasolina, con las correspondientes emisiones contaminantes que aquello suponía.

Quizá el punto más sorprendente de su historia es que, salvo la policía, el Camaro de este norteamericano no atrajo la atención de casi nadie (al contrario que el de nuestra prueba), mientras que desde la adquisición de su Smart eléctrico no han dejado de pararle.

Antes de concluir esta historia, he de aclarar que no me ha movido ningún afán de rencor ecológico, ni mucho menos, porque yo también tuve la suerte de gritar eufórico en la mencionada prueba del 2013 Chevrolet Camaro SS Convertible (y en cierto vídeo publicado anexo a esta y que mide al Camaro en duelo simbólico con un Toyota Prius, mi participación interpretativa es sólo paródica, no real).

Como os hemos venido contando y casi como demuestra esta historia, el cambio en la movilidad parece inevitable necesario, que no obligatorio, y quizá no vayamos a tener demasiado poder de decisión al respecto, tendremos que conformarnos y contentarnos con lo que venga nos dé el bolsillo. Atrás quedarán los sueños, mitos, y aquellas motorizaciones heroicas, que permanecerán en la memoria. Ruge, Camaro, allá donde vayas.

Vía | Clean Technica
En Motorpasión | 2013 Chevrolet Camaro SS Convertible (parte 1, parte 2, parte 3)
En Motorpasión Futuro | ¿Por qué existe Motorpasión Futuro?

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