Volkswagen Race Tour 2013, toma de contacto con los Golf GTI y GTD

La décima edición del Volkswagen Race Tour llegó la semana pasada al madrileño Circuito del Jarama y hasta allí nos fuimos para poder probar algunas de las últimas novedades de la marca alemana, tanto dentro como fuera del asfalto.

Como es habitual en esta cita, Volkswagen había dividido el Race Tour en varias áreas para probar cada tipo de coche. La que más interés despertaba para mi era la prueba en pista, ya que allí esperaban los nuevos Golf GTI y su hermano el GTD, a los cuales tenía ganas de comparar desde hace tiempo.

De las últimas tecnologías que incorpora la gama Volkswagen ya os habló en detalle Javier Álvarez en el Race Tour de 2012 y desde entonces no ha habido cambios a nivel técnico en ninguno de los coches, así que pasaré por alto las pruebas del ACC o Adaptative Cruise Control que hicimos con los Golf o City Emergency Brake del Volkswagen Up!

Después de comprobar las bondades de la gama 4x4 con los Touareg, sus capacidades para sortear zonas complicadas y de sorprenderme gratamente por cómo se comporta sobre la tierra el Passat Alltrack, llegaba el momento de bajar al paddock dónde me esperaban ambas versiones del Golf.

Comenzamos por el #mitoGTI

El primero que tuve ocasión de conducir fue el GTI en su versión normal de 220 caballos, ya que no había ningún Performance con 230 caballos. Tenía todavía frescas las sensaciones del Golf GTI Cabrio de la sexta generación, así que no debería tener mucho problema para apreciar las diferencias de la séptima generación en las solo 4 vueltas programadas.

Estéticamente el Golf GTI me ha vuelto a gustar desde la sexta generación, ya que es uno de los pocos compactos deportivos que mantiene esa pizca de elegancia que hará que tus compañeros de trabajo no te miren como a un macarra cuando llegas a la oficina y lo aparques en el garaje.

Los detalles en rojo en la parrilla delantera con las siglas GTI, los faldones un poco más deportivos que en los Golf normales, las llantas de 17 pulgadas y la tapicería con cuadros en tonos rojos y blancos hacen de él un coche que por méritos propios merece seguir llevando el apellido GTI.

Me asignan un monitor y toca salir a pista. Ajusto la distancia y posición de volante y asiento y ya estoy listo para comprobar cómo ha evolucionado el Golf GTI en esta séptima generación, y sobre todo saber si realmente esa evolución se aprecia al volante o sigue siendo a grandes rasgos ese coche que tanto me ha gustado en los últimos años.

El modelo de la prueba era el GTI con caja de cambios DSG, así que tras situar la palanca en la posición deportiva a la derecha, tocaba no separar las manos del volante y jugar con las levas del cambio DSG. Salgo por la recta de meta y acelero a fondo, y todo parece pasar un poco más rápido que antes.

Esos 10 caballos extra que tiene esta nueva generación del Golf GTI se hacen notar, aunque para apreciarlo tendrás que haber conducido justo antes el modelo de sexta generación. Pero más que la potencia pura, lo que se nota más es un aumento considerable en el par motor y en la forma en que lo entrega.

No tuvimos mucho tiempo para estar en el paddock y hacer fotos de los Golf GTI y GTD, ya que Volkswagen aprovechó la presencia del Race Tour en el Jarama para hacer allí la presentación del jugador del Atlético de Madrid Leo Baptistao y nos tocó pasar directamente a la siguiente prueba. El futbol siempre tiene preferencia en este país.

En total son 350 Nm de par máximo, lo cual comparado con los 280 Nm que entregaba el modelo anterior, hace que se note más contundencia y más fuerza a la hora de empujar. La potencia se envía al eje delantero, y salvo que seas demasiado impetuoso con el acelerador no notarás pérdidas de potencia.

Con el Golf GTI en un circuito rápido como este te lo puedes pasar muy bien. Su comportamiento es bastante asequible incluso para los menos iniciados en esto de rodar en circuito, y eso es algo que se agradece. Si las cosas se ponen feas o cometes algún error, con el Golf GTI tendrás más posibilidades de salvar el ridículo que con un BMW M135i por ejemplo.

El sonido del motor muy ronco y grave unido al comportamiento de la caja de cambios DSG con levas en el volante, hacen que te traslades automáticamente a un videojuego de coches. El único pero en este sentido es que el cambio DSG no siempre te deja hacer esas reducciones que te pide el cuerpo cuando llegas a final de recta a más de 200 km/h y ves que no has frenado dónde deberías.

No es ni mucho menos el compacto más deportivo de cuantos he conducido, un BMW M135i está a un nivel muy superior, pero si que es uno de los más compensados en todos los aspectos. Es un coche perfectamente utilizable en el día a día con el que además puedes pasártelo en grande en un circuito, acelerar de 0 a 100 km/h en 6,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 246 km/h. No está mal.

Por algo sigue siendo un mito, el #mitoGTI. También por eso se permite costar 32.830 euros en la versión DSG de tres puertas y la gente sigue soñando con tener uno en su garaje, a pesar de que otros compactos deportivos más eficaces en pista son más baratos. Es lo que cuesta tener un mito en el garaje.

La sorpresa del día con el Golf GTD

Al Golf GTI le tenía ganas, pero las cuatro vueltas que pude dar con él me sirvieron para cerciorarme de las cosas básicas que he contado sobre él y que no ha habido cambios en el planteamiento del coche respecto al modelo anterior. Sigue siendo un deportivo señor.

Pero al que realmente le tenía ganas es al Golf GTD, cuyas versiones de pruebas descansaban en el paddock del circuito madrileño sin apenas desentonar entre tanto GTI. Las diferencias a nivel estético entre ambas versiones se reducen a la parrilla delantera, con detalles en gris en el GTD, a la tapicería interior que recurre al mismo color, las llantas específicas y que en la trasera la salida de escape es doble por un solo lado del coche y no a ambos lados como en el GTI.

Mientras esperaba mi turno para montarme en él, varias unidades del Golf GTD arrancaron delante de mi y salieron a pista en esa mañana tan soleada de junio. ¿Es un diesel? ¿No se habrán confundido? Eso es lo que pensé cuando escuché por primera vez el Golf GTD delante de mi.

Si esperas escuchar el clásico "tac tac tac" de un motor diesel, olvídate. El Golf GTD no tiene casi nada que envidiar en cuanto a sonido a un motor de gasolina, al menos desde el exterior. Se que esto que digo va a generar muchas críticas, pero el sonido del motor es de lo más bonito que he escuchado en motores diesel.

Es un sonido rudo, bronco y muy grave, que incita a pisar el acelerador y a olvidarte de que llevas un diesel entre las manos. Y eso fue precisamente lo que me pasó cuando tuve oportunidad de salir a pista en él, el sonido del motor también suena de maravilla en el habitáculo y eso, unido a la suavidad del motor, me llevó a que en un par de ocasiones me pasase de la zona óptima de utilización del diesel sin apenas darme cuenta.

El motor 2.0 TDI entrega 180 caballos de potencia y 380 Nm de par constante entre 1.750 y 3.250 RPM, con lo que la banda de utilización es muy amplia y no es necesario jugar tanto con el cambio como en el modelos de gasolina para tener par motor a nuestra disposición.

Si tenemos en cuenta que la potencia máxima la entrega entre las 3.500 y las 4.000 RPM, es normal que me pasase de vueltas cuando lo comencé a estirar más de lo necesario en la recta y a la salida de las curvas. En el GTD para hacer buenos tiempos tienes que cambiar antes, pero el sonido del motor te incita a estirar más de la cuenta.

A nivel dinámico noté muy pocas diferencias entre uno y otro. Si que me dio la sensación de que el GTD era algo más pesado que el GTI, así que recurrí a la chuleta y efectivamente el GTD supera en 25 kilos al GTI, una diferencia de peso tan mínima que solo en circuito puedes apreciarla.

¿GTI o GTD? El eterno dilema

No descubro nada nuevo si digo que este es el eterno dilema entre los defensores de los motores diesel y los talibanes de la gasolina. En el equipo de Motorpasión también hay discrepancias, pero como soy el único que ha podido probar los dos de forma consecutiva, voy a dar mi veredicto.

Personalmente y de primeras, siempre prefiero un gasolina a un diesel, y más en un modelo compacto pensado para el día a día y no necesariamente para largos viajes. Me gusta disfrutar conduciendo un gasolina, estirando las marchas, escuchando el sonido del motor y disfrutando con ello. Pero he de decir que con el Golf GTD casi podrás disfrutar lo mismo que con el GTI, ya que a nivel de sensaciones están muy parejos.

Lo mismo ocurre a nivel de tiempos en circuito, ya que a pesar de tener 36 caballos más, el Golf GTI de media solo era un segundo más rápido que el GTD en el Circuito del Jarama. Si a eso unimos un consumo medio del GTI de 6,4 l/100 km frente a los 4,5 l/100 km del GTD, la balanza inevitablemente se mueve hacia el lado del diesel.

A nivel de precios, el Golf GTI y el GTD cuestan exactamente lo mismo, 32.830 euros en el caso de las versiones tres puertas con cambio DSG que tuvimos ocasión de probar. Así pues, mi lado racional me dice que el elegido debería ser el Golf GTD, pero mi lado pasional me dice que cuando baje al garaje cada día, querré encontrarme un mito, y el GTD nunca lo será. ¿Qué hacemos entonces?

Lo mejor va a ser que juntemos ambos para una comparativa de Motorpasión, para poder probarlos en todo tipo de circunstancias y sacar asi las conclusiones con más datos que tras esta breve toma de contacto en circuito.

En Motorpasión | Volkswagen Race Tour 2012 en el Circuito del Jarama

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