Volkswagen Polo 1.2 TSI, prueba (conducción y dinámica)

Visto el exterior y el interior, ahora nos toca hablar de los aspectos referentes a la conducción y a la dinámica. La unidad que probamos fue un Volkswaguen Polo 1.2 TSI de 105 CV y cambio manual de seis marchas.

Con este motor el Volkswagen Polo acelera hasta los 100 km/h en 9,7 segundos y alcanza una velocidad máxima de 190 km/h. El consumo homologado cada 100 kilómetros es de 6,8 litros en ciclo urbano, 4,5 en extraurbano y 5,3 litros como media.

Como esos datos, aunque son interesantes, son sobre el papel, pasemos a analizar cómo va en marcha este Volkswaguen Polo, que por primera vez monta la tecnología TSI (el anterior motor de gasolina de 105 CV era un 1.6 atmosférico).

Conducción y dinámica

El motor 1.2 TSI que montaba nuestra unidad resultó ser muy satisfactorio. Es muy silencioso y da el par máximo desde las 1.550 revoluciones por minuto hasta las 4.100. Esto se traduce, entre otras cosas, en que podemos circular en marchas largas por ciudad conservando una buena reserva de aceleración.

En las tres primeras marchas el empuje que da este motor sorprendente para los 105 CV que declara. A partir de ahí la aceleración es también intensa pero menos llamativa. Eso sí, es capaz de moverse con agilidad en carretera abierta, incluso yendo cargados.

De hecho, en determinadas ocasiones (a la salida de una curva cerrada), la potencia del motor supera la capacidad de tracción de las ruedas. En mi opinión, si fuera solo un poco más potente sería conveniente que montase el diferencial electrónico XDS (que utiliza el grupo VAG en otros modelos, como el SEAT Ibiza FR).

Tiene una sexta marcha de desahogo (a 120 km/h de marcador el motor gira a unas 2.600 vueltas) que nos permitirá bajar los consumos en carretera. No obstante es capaz de mantener esa velocidad en carretera ante cualquier rampa, sin necesidad de bajar de marcha.

Lo más agradable de este motor no es sólo que tiene una gran capacidad de aceleración cuando pisamos el acelerador a fondo, es la facilidad con la que, en una conducción relajada, alcanza velocidades altas.

El indicador de marcha más adecuada (de serie) me ha gustado mucho. A partir de 2.000 revoluciones por minuto ya nos recomienda que subamos de marcha, y a diferencia de otros sistemas, no es demasiado optimista. A ese régimen podemos cambiar a una marcha más larga sin miedo a quedarnos sin fuerza.

Además se adapta a los requerimientos del conductor. Si por ejemplo estamos circulando con el motor girando a 2.100 vueltas, nos recomendará que subamos de marcha, pero si pisamos a fondo, interpreta que necesitamos más aceleración e indicará que nos mantengamos en la marcha en la que estábamos.

Por otro lado, si no estamos pisando mucho el acelerador pero vamos con el motor bastante revolucionado (por ejemplo en cuarta) nos recomendará que metamos directamente sexta.

El avance que este motor ha supuesto respecto al anterior 1.6 atmosférico es muy grande. Es tan agradable de utilizar como aquel, igual de silencioso (si no más), tiene unas prestaciones mejores, y especialmente un consumo más bajo.

Nos toca ahora hablar de cómo pisa el Polo. En primer lugar hay que decir que no es de los más ágiles de su segmento en una carretera con curvas, y sobresale precisamente por cómo va en vías rápidas. No parece un coche que no supera los cuatro metros.

A esta falta de agilidad contribuyen las ruedas que tenía nuestra unidad (215/40) con llantas de 17 pulgadas. Aun así no se puede decir que sea un coche torpe, pero es verdad que se sus cualidades dinámicas son más brillantes en carretera abierta.

Las suspensiones han mejorado respecto al modelo anterior. Contienen mejor los movimientos de carrocería pero no hacen que ahora el coche sea más incómodo. De hecho me sigue pareciendo uno de los modelos de su segmento que mejor aíslan a los pasajeros de las irregularidades del terreno.

Un Citroën C3 es mejor en este aspecto, pero a costa de movimientos en la carrocería más amplios que restan confianza al conductor a la hora de tomar una curva cerrada.

La dirección también ha mejorado. Transmite el mismo nivel de información pero ahora además es más blanda. Es muy precisa cuando se circula rápido y permite trazar curvas de radio amplio con un solo golpe de volante, sin correcciones intermedias.

Aunque sea de los mejores de su segmento para circular por vías rápidas, no significa que sea un mal coche de ciudad. Tiene un radio de giro pequeño, y un motor que nos permite movernos en marchas largas, lo que aporta agilidad al no tener que reducir alguna marcha para movernos entre el tráfico.

Por otro lado el accionamiento de los mandos es muy suave (volante, pedales y caja de cambios) y no se hace pesado conducir mucho tiempo en este tipo de recorridos.

¿Y los frenos? Pues tenemos que decir que tienen buen tacto, pero como en algunos modelos de Volkswagen, en la primera parte del recorrido del pedal no conseguiremos una gran deceleración. Hay quien considera esto una desventaja, pero no es mi caso.

A muchos conductores les ayuda a dosificar las frenadas en su conducción diaria, y como en la segunda parte del recorrido si son bastante precisos, es fácil dosificar la fuerza de frenado que queremos aplicar.

Por ejemplo es de esos coches en los que al realizar una parada, no se produce un rebote hacia atrás cuando el coche se detiene por completo. Además no hace falta ser muy fino con el pedal del freno para conseguir este efecto.

Hay un aspecto que no se suele nombrar en coches de esta categoría, pero que en este caso tiene sentido. El sonido del tubo de escape. En la versión Sport y con este motor produce un sonido sorprendentemente bonito, que lamentablemente solo se oye desde fuera.

Consumo del Volkswagen Polo 1.2 TSI

El consumo homologado cada 100 kilómetros es de 6,8 litros en ciclo urbano, 4,5 en extraurbano y 5,3 litros como media. En la vida real es posible acercarse a estas cifras, aunque resulta difícil conseguirlas por muy suaves que seamos con el acelerador.

Los datos de consumo que se proporcionan más abajo son los que el ordenador reflejaba, aunque pude comprobar (llenando el depósito dos veces y contabilizando los kilómetros recorridos) que a estas cifras hay que sumarle un 4% de error para obtener el dato de consumo real.

Empecemos por el consumo en carretera. En el trayecto que va desde Madrid a Granada, con cuatro pasajeros, utilizando de vez en cuando el aire acondicionado, y respetando escrupulosamente el límite de 110 km/h (reales), y manteniendo una velocidad muy constante gracias al control de velocidad, el consumo que el ordenador marcaba era de 5,5 litros cada 100 kilómetros.

En el trayecto de vuelta, circulando a la misma velocidad máxima (no tan constante porque había más tráfico) y usando más frecuentemente la máxima capacidad de aceleración, el consumo que marcaba el ordenador era de 5,8 litros cada 100 kilómetros.

Hay que tener en cuenta que este trayecto incluye el Puerto de Despeñaperros, que obliga a reducir la velocidad, y usar marchas más cortas en las numerosas rampas que nos vamos encontrando, con la consiguiente penalización para el consumo.

En ciudad y alrededores es fácil bajar de los 6 litros si somos suaves con el acelerador y hacemos caso al indicador de marcha más adecuada. De hecho en el siguiente trayecto (que repetí dos veces), el consumo fue de 5,7 litros cada 100 kilómetros.

Por contra, si el recorrido es exclusivamente urbano, el consumo se situará sobre los 7 litros, una cifra muy aproximada al consumo declarado en ciclo urbano. En determinadas condiciones muy favorables, es posible bajar esa cifra hasta incluso rondar los 5 litros, pero no es lo usual.

Las alternativas a este motor son los dos motores diesel más potentes, de 90 y 105 CV. Ambos tienen, sobre el papel, peores prestaciones, pero un consumo más bajo (ambos homologan un consumo de 4,2 litros cada 100 kilómetros, frente a los 5,3 litros de 1.2 TSI).

La gran baza a favor del 1.2, además de que creo que es más agradable de utilizar por su silencio de marcha, capacidad de aceleración y suavidad, es el precio. Volkswagen pide 1.410 euros más por el TDI de 105 CV, y 920 euros en el caso del TDI de 90 CV.

La comparación con el motor de 90 CV tiene sentido, pero hay que tener en cuenta que las prestaciones del 1.2 TSI con claramente mejores, de hecho, este último tarda casi 2 segundos menos en alcanzar los 100 kilómetros por hora.

En la próxima entrega trataremos todo lo relativo al equipamiento y la seguridad del Volkswagen Polo. No os la perdáis.

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