La razón nunca hizo buenos coches. Bueno, sí, pero ahora mismo no estamos para eso. Hoy venimos a probar un deportivo de raza que ha perdido cualquier lógica por el camino, se ha dejado el techo en casa y nos ha sacado a que nos dé el sol por los Alpes.
Hoy te traigo al Aston Martin Vantage Roadster, una bestia que se ha afilado aún más las garras y al que te aseguro que ni las fotos ni los vídeos le hacen justicia. Menos aún si estás detrás del volante.
Aston Martin Vantage Roadster: descapotable apretado
Es una época interesante de cambios. Por un lado vemos cómo la electrificación está empujando fuerte hacia formatos menos pasionales. Por otro tenemos a la resistencia aguantando las normativas anticontaminación y en esta ocasión a uno de esos motores que nos gustan a rabiar y donde no hay rastro de hibridación.
Este Aston Martin Vantage Roadster es un coche que quizá ya conocíamos, porque toma la base del modelo anterior, pero del que destierra prácticamente todo para convertirse en una nueva referencia dentro de la marca.
Y es que los Vantage son los coches de acceso a la familia de Aston Martin, pero en realidad son coches que se aprovechan del empujón que desde 2020 ha recibido la marca con una inversión multimillonaria en nuevos productos tras la llegada de Lawrence Stroll al timón de la compañía de las alas.
Lejos de seguir una línea continuísta, Aston Martin se ha propuesto reposicionarse como marca y crecer tanto en la línea de la deportividad como la del lujo. Diseños aún más refinados, mayor calidad de materiales y prestaciones superiores.
Empezando con el diseño, es difícil romper con la línea firmada por Gaydon, pero si miramos a los primeros Vantage nacidos hace 20 años hay tantas similitudes como diferencias. Y es todo un acierto. Una evolución que ha mantenido esa finura británica con la rotundidad de un superdeportivo.
En la parte frontal destaca el capó de talla extragrande se mantiene, aunque hay algunos cambios. Los faros delanteros cobran un poco más de protagonismo para equilibrarse con una parrilla que es absolutamente descomunal. Es un 38% más amplia para aspirar un 29% más de flujo de aire, algo que va a juego con las aberturas del capó. Es un diseño funcional: necesita evacuar más calor. Luego te cuento por qué.
La parte inferior está marcadísima por un splitter muy bajo de fibra de carbono que inicia unos bajos que han sido totalmente carenados para mejorar el flujo de aire. Este Vantage ha sido perfilado en túnel de viento, por supuesto junto con el techo, que es el gran protagonista.
La línea que nace en los faros continúa por el lateral hasta llegar a la zaga, donde el protagonismo se lo lleva esa cola de pato integrada en la tapa del maletero, unas caderas ultra musculosas y un difusor de fibra de carbono exagerado con cuatro grandes salidas de escape.
En la parte delantera parece un tanto delicado, los cuartos traseros en cambio son lo contrario. Se ve apretadísimo y con una fluidez de diseño que es envidiable. Con acentos radicales como las taloneras muy afiladas o en esta versión descapotable las líneas que nacen en el capó y continúan tras los asientos traseros hasta el alerón. Salvaje. En serio.
Si en el frontal y en la zaga no hay demasiados cambios con respecto a la variante coupé que probamos hace unos meses, en la vista lateral saltan a la vista. Las llantas de 21 pulgadas con enormes neumáticos en medidas 275/35 delante y 325/30 detrás son nuevas para el Roadster y le sientan de vicio.
Lo realmente destacable es que esta versión roadster se desprende del techo carrozado para cubrirse con un techo de lona con el que la marca es rotunda: es el sistema descapotable más rápido del mundo porque solo tarda 6,8 segundos en abrirse o cerrarse.
Es cierto. Lo he cronometrado. En lugar de utilizar un sistema que se pliega en forma de K, utiliza una estructura que se guarda formando una Z, sin que ninguna de las piezas se separe del resto. Se puede accionar hasta una velocidad máxima de 50 km/h por seguridad, y hay que mantener presionado el botón para que el sistema trabaje, si no, se detiene.
Este techo tiene dos puntos clave: por un lado la marca se obsesionó por conseguir una capota que cerrada ofreciera el mismo aislamiento térmico y acústico que el techo rígido así que utiliza una cobertura aislante de ocho capas. Por otro lado tenía que ser ligera, así que han conseguido que todo el sistema incremente el peso del conjunto en solo 60 kg. Menos de lo que pesa tu cuñado el que quiere que le des una vuelta.
Dinámica de superdeportivo a cielo abierto
Este punto del peso es fundamental en la filosofía de este nuevo Vantage Roadster porque Aston Martin quiso que su versión descapotable tuviera las mismas prestaciones y las mismas sensaciones que el coupé. El reto se encuentra en que al perder la estructura superior la rigidez estructural se ve afectada.
Para ello han trabajado a muerte y no se han conformado con quitarle el techo a un deportivo y dejarlo tal cual, qué va. La estructura del bastidor se ha reforzado en la parte trasera. Con puntos de anclaje sobredimensionados, soportes de las suspensiones más robustos y los montantes de la caja de cambios específicos el chasis de aluminio ofrece la misma rigidez torsional y estructural.
La precisión al volante me ha parecido exquisita. Es un coche que transmite a rabiar y lo deja notar desde el primer momento. Da igual que estés en el modo de conducción más suave que te pone las cosas claras, pero en Sport o Sport+ todo se vuelve salvaje.
Las suspensiones tienen regulación electrónica y están firmadas por el especialista Bilstein, ofreciendo un comportamiento que hace brillar tanto al chasis con un reparto de pesos de 50:50 (49:51 con la capota recogida) como a la dirección.
El tacto de la dirección pesado y muy directo se lleva genial con una distancia entre ejes corta de 2.705 mm para un biplaza que obedece a conciencia en los cambios de dirección y apoya muy rápido y de forma contundente. Va muy sujeto en cualquier situación con la posibilidad de reducir la dureza de las suspensiones para hacerlo más utilizable en el día a día. En ningún caso me ha parecido un coche incómodo.
Utilizándolo con mesura es más parecido a un GT biplaza que se siente refinado y relativamente cómodo. Más cómodo al menos que un Mercedes-AMG GT de la generación previa, por ejemplo. En cambio en los modos más deportivos el feeling se convierte en una solvencia demencial atacando las curvas, acompañado con una zaga nerviosa a golpe de gas.
El equipo de frenos está firmado por el especialista italiano Brembo con unos discos enormes sobre todo en el tren delantero con paellas de 400 mm que pueden ser de acero o material carbocerámico mordidos por unas pinzas de seis pistontes gigantes; detrás son de 360 mm y pinzas de cuatro pistones. Es un conjunto incansable con un tacto preciso y duro sobre el pedal, necesario para un coche que corre MUCHO.
Potencia, mucha más potencia
Cuando mencionaba la rabia es porque lejos de ser un coche burgués, es un coche rabioso. Es una máquina de transmitir sensaciones desde que lo arrancas. El bramido que sale de los escapes es excitante. Cuentan con válvulas activas que a baja velocidad no se nota demasiada diferencia entre llevarlas abiertas o cerradas. La fiesta viene cuando empiezas a ir rápido.
Con la capota bajada y la música a cero, escuchar cómo suena el propulsor del Aston Martin Vantage Roadster es adictivo. Es un bloque de origen alemán, concretamente de los que están firmados por AMG y que le sientan tan bien a este tipo de coche. Es un ocho cilindros en uve de 4.0 litros asistido por dos turbos.
Antes el Vantage ya era un coche potente. Ahora se ha desmadrado totalmente. De los 550 CV que teníamos hasta la generación anterior se pasa a 665 CV y 800 Nm de par motor. Ojo, que te estoy hablando de un incremento de un 30% y un 15% más respectivamente. ¡Una barbaridad!
Básicamente para conseguirlo se ha utilizando una pareja de turbos mucho más grandes, aunque también se han introducido cambios en los cilindros, válvulas, mayor compresión y una admisión y escape a medida para que el bloque respire.
Y vaya si respira. Escuchar este motor es una locura. Y no lo digo por el sonido de escape, que impresiona, por supuesto. Te lo digo por todo lo contrario. El sonido de admisión con los turbos soplando al máximo y el V8 tragando aire es algo descomunal. Algo que se acentúa sin techo y te mete aún más de lleno en la experiencia.
Pero es que cuando empiezas a apretar el acelerador te das cuenta de que este coche corre muchísimo más de lo que parece, te quiere fusionar con los asientos con una motricidad mejor de la que esperarías en un coche de esta potencia y configuración de motor en posición delantera-central y tracción trasera.
La puesta a punto me ha parecido excelente y se siente un coche con muchísimo carisma, que se pone a hablar con el eje trasero y al que por cierto le sienta de maravilla el diferencial electrónico trasero de deslizamiento limitado nuevo. No he podido probar la generación anterior, pero viendo cómo funciona este, seguro que ha mejorado mucho el juego de caderas.
En cuanto a la caja de cambios tenemos una transmisión automática de ocho relaciones con convertidor de par. Me ha parecido una elección correcta, sobre todo para digerir el incremento de potencia y que no desentona con el conjunto cinemático.
El realidad es similar a la anterior, pero mejorada. Es una caja firmada por ZF a la que se ha acortado el desarrollo final para mejorar la aceleración y por otro lado el funcionamiento se ha acortado, reduciendo las costuras en los saltos de marcha, para que la caída de potencia y par motor sea más corta.
Con ella, las levas detrás del volante se convierten en tus mejores amigas. Aunque si te digo la verdad el motor es tan elástico que casi da igual en qué marcha vayas, así que forzarle a trabajar en segunda y tercera en carreteras de curvas es casi una obligación para poder paladear cómo estira este motor de bajos dóciles, medios portentosos y altos abrumadores. En cambio, si la llevas en modo automático, ya sabes, menos sensaciones y más confort. Aunque en ningún momento me ha llegado a parecer que desentone.
Interior que es justo lo que parece
Si hay algo que podemos criticar a los superdeportivos es que muchas veces encontramos acabados que no son los mejores. Las marcas se centran en la ingeniería y las prestaciones y dejan quizá la percepción de calidad a un lado. Junto al incremento en prestaciones, ese es justo el segundo objetivo de Aston Martin.
Entrar a un coche del calibre del Vantage Roadster siempre es una experiencia imponente, pero me ha gustado mucho que las cosas sean exactamente lo que parecen: todo lo que es tapizado, es tapizado con materiales de primera calidad. Lo que parece aluminio es aluminio, lo que parece fibra de carbono es fibra de carbono, y lo que parece cristal es cristal.
El entorno dentro del Vantage Roadster está muy bien resuelto con un puesto de conducción encajonado con una consola central muy alta y ancha, cuadro de mandos bajo y volante pequeño. Absolutamente todos los mandos tienen un tacto excelente. Y no digo al accionarlos, que también, sino simplemente al tocarlos con mecanizados impresionantes.
La pantalla detrás del volante es completamente digital con gráficos grandes y estructura muy simple, careciendo de todo lo innecesario y en la que ni siquiera se muestra la configuración que podemos hacer de las suspensiones o el escape.
A su derecha tenemos una pantalla táctil de 10,3 pulgadas que destaca por no caer en la moda de agrupar todas las funciones: al contrario. Aston Martin deja la consola llena de botones y selectores para que te deleites con cada uno de ellos. Me ha gustado mucho esta apuesta de la marca británica, de verdad.
Se siente una calidad percibida altísima incluso en la regulación de los aireadores o en los acabados de las molduras de fibra de carbono. Hasta los logotipos de los reposacabezas están bordados a mano en un proceso donde los artesanos son tan protagonistas que según la marca cada uno puede reconocer tanto sus puntadas como identificar las del resto de compañeros.
Han hecho de lo material, de lo táctil, de las funciones tangibles un lujo. Y si a eso le acompañas con un equipo de sonido Bower & Wilkins de 15 altavoces especialmente diseñado para este descapotable la experiencia es aún mejor porque se escucha de lujo sin techo. Ahora bien, si tengo que elegir, prefiero ir sin música para escuchar este motoraco.
Aston Martin Vantage Roadster: irracionalmente delicioso
Voy a serte sincero: nunca me han gustado los descapotables. Me parecen coches que solo disfrutas unos días al año porque o hace mucho calor, mucho sol o mucho frío. Pero cuando los disfrutas... ¡Oh, sí! LOS DISFRUTAS.
Es un biplaza descapotable y como tal no es una compra racional, ni tampoco quiere serlo, aunque con un maletero de 200 litros en la parte trasera la capacidad de carga es razonable para llevar dos maletas y algo más.
El consumo tampoco es bajo como te puedes imaginar. Homologa más de 12 litros a los 100 km y en la vida real ya sabes lo que pasa. Pero quién necesita racionalidad teniendo las sensaciones de un coche que es como un concierto de heavy metal dentro de una capilla barroca.
Puede que cueste más que tu casa porque cuesta 212.500 euros como precio de salida. Un precio en la línea con la competencia de superdeportivos de lujo y al alcance de no demasiados. Pero si tuvieras un buen pellizco, ¿acaso no te dan ganas de hacerte con uno?
Aston Martin Vantage Roadster 2025 - Ficha técnica
Aston Martin Vantage Roadster |
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Motor |
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TIPO |
Ocho cilindros en uve, biturbo |
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CILINDRADA |
3.982 cc |
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POTENCIA MÁXIMA |
665 CV a 6.000 rpm |
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PAR MÁXIMO |
800 Nm a 2.750-6.000 rpm |
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TRANSMISIÓN |
Automática de ocho relaciones |
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TRACCIÓN |
Trasera |
dimensiones |
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LARGO |
4.495 mm |
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ANCHO |
1.980 mm |
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ALTO |
1.275 mm |
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BATALLA |
2.705 mm |
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PESO |
1.805 kg |
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CAPACIDAD MALETERO |
200 litros |
Prestaciones y consumos |
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0-100 KM/H |
3,6 segundos |
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VELOCIDAD MÁXIMA |
325 km/h |
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CONSUMO HOMOLOGADO |
12,3 l/100 km |
precio |
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212.500 euros |
Los gastos asociados para acudir a esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.