Mercedes-Benz C 200 CDI BlueEFFICIENCY, prueba (parte 2)

El Mercedes-Benz C 200 CDI es el modelo diesel menos potente de la gama, pero no se puede decir que se quede corto de potencia, son 136 CV. La versión de bajo consumo mantiene la potencia y el par máximo inalterados, 270 Nm entre 1.600 y 3.400 RPM. Especialmente recomendado para los devoradores de kilómetros, les encantará.

La prueba dinámica consta tanto de conducción eficiente como en circuito. Devolví el coche con 1.610 kilómetros habiendo hecho un gasto ajustado, sin haber pisado el pedal más de la cuenta. Por otra parte, durante la presentación de los Goodyear Optigrip fui a cuchillo en el circuito francés de Mireval, pero el modelo no-BE.

Conducción y dinámica

La Clase C W204, como viene siendo habitual, tiene motor longitudinal y propulsión a las ruedas traseras, con una caja de cambios manual de seis velocidades. La versión BlueEFFICIENCY tiene desarrollos de cambio más largos, una bomba de asistencia a la dirección inteligente y una aerodinámica impecable. Su velocidad máxima es 215 km/h, como el modelo que no es BlueEFFICIENCY.

En Mireval conduje C 200 CDI Classic y Avantgarde, este último de apariencia un poco más deportiva (imagen superior). Fueron pocas vueltas y con neumáticos diferentes, pero noté que es un modelo muy fácil de conducir rápido en curva y la propulsión no se convierte en un defecto siempre que la adherencia sea buena. No conseguí ponerle en aprietos con 136 CV, su bastidor aguanta mucho.

El motor tiene diversos componentes diferentes respecto a la generación previa. Responde bien a bajas revoluciones y tarda en desfallecer a altas, pero no interesa apurar por el poco empuje efectivo que se consigue y por el ruido, que deja de ser agradable. Da relativamente poco par en relación a sus competidores de similar potencia, pero da el máximo en un margen amplio.

La dirección es directa, el cambio rápido y preciso (aunque los hay mejores), y por mucho que parezca un coche de puretas es más de lo que parece. Pese a lo comodísimo y noble que es, no es aburrido, aunque quien busque un tacto más deportivo deberá mirar en otras marcas. Este es cómodo aun circulando a máxima velocidad escuchando Rammstein.

El secreto de su comodidad radica en la suspensión. En el eje delantero utiliza suspensión McPherson y en el trasero un eje de cinco brazos, como la generación anterior. Los amortiguadores son de dureza variable de serie, regulan la presión necesaria para mantener la carrocería sujeta si es necesario, pero mimando a su pasaje al máximo.

El coche no hace extraños, hasta permite frenar en curva con cierta fuerza sin que se descoloque. En el circuito el ESP llegó a intervenir para evitar algún conato de subviraje, mantiene las formas donde otros modelos las perderían, tracción delantera o propulsión, me es igual. Otros coches sacrifican efectividad por confort, el Mercedes lo mínimo. No hay balanceos amplios ni sensación de suspensión blandorra.

Resumiendo, es la mejor suspensión que he probado en cuanto a confort quitando la hidroneumática de Citroën, si bajamos el listón tenemos que irnos a un Citroën C5 para obtener un confort de semejante porte. Conduje de la generación anterior el C 350 de 272 CV y también era cómodo hasta decir basta, aunque se le buscasen las cosquillas.

Hablemos ahora del consumo. Esta versión homologa 5,3 l/100 km con los neumáticos de serie, los que yo llevaba eran deportivos y por tanto penalizarían dicha medida, por eso inflé los neumáticos 0,2 bar por encima de la presión recomendada para amortiguar dicho efecto. También me aseguré que el depósito se llenase hasta la boca, paré en la primera gasolinera al recogerlo.

Estaba lleno, la cara de imbécil que se me puso pagando 1,65 euros de gasóleo con un coche de 32.900 euros frente a la cajera fue impagable, menos mal que no hay testigos. Con 66 litros de gasóleo su autonomía teórica es de 1.245 kilómetros. Desde Madrid fui a Murcia, después a Valencia por el interior (en vez de la costa), de ahí a Castellón y luego regreso por el mismo trayecto.

Tiene tanto regulador de velocidad como limitador, y de serie. Cuando funciona el limitador, se iluminan unas rayitas dentro del velocímetro desde el 0 hasta donde está la aguja, es muy intuitivo. El regulador al revés, ilumina desde la velocidad actual (que se puede ver digitalmente también) hasta el máximo. Con el regulador el acelerador se vuelve muy insensible, pero siempre está el kick-down para cuando haga falta.

El error del velocímetro a 120 km/h es pequeño, son 115 km/h según GPS. El recorrido Madrid-Murcia lo hice a 125 km/h con regulador de velocidad. Llegué en 3 horas y media con un gasto de 5,1 l/100 km (imagen superior), empezaba a ponerse emocionante. De Murcia a Castellón no pasé de 120 km/h ya que cayó una tromba de agua increíble y no era recomendable ir más rápido.

En Mireval hice una prueba de aquaplaning con varios neumáticos, el Clase C es muy estable. Pero cuando pisas balsas de agua a 100-120 km/h y no llega a saltar el control de tracción te das cuenta de lo seguro que puede llegar a ser este coche en condiciones donde otros no irían igual de bien. Los Dunlop SP Sport se portaron de fábula, aunque tampoco me invitaron a ir más rápido.

La orografía de la zona de Levante afectó a mis consumos, que llegaron a subir a 5,7 l/100 km de ordenador (ver detalle, Murcia-Valencia). La suma de autonomía mas distancia recorrida llegó como mucho a unos 1.300 kilómetros. Cuando se iluminó el testigo de la reserva había hecho 1.010 kilómetros y quedaba combustible para 50-60 km más, eso nos da unos 6 l/100 km (aprox.), aunque declara 5,3 l/100 km.

Hay que considerar que llegué a ir con unos 355 kg en pasajeros, la orografía no me favorecía, tampoco los neumáticos. En carreteras lisas de Europa central y yendo yo solo, apuesto a que con los Michelin Energy Saver consigo rascar los 5 l/100 km. Por lo tanto nos hallamos ante uno de los modelos que menos consumen del mercado en su segmento, me queda comprobar si el BMW 318d gasta realmente 4,7 l/100 km.

El Audi A4 2.0 TDI homologa 5,3 l/100 km, no he comprobado eso con cambio manual, el que probé era automático. Lexus no tiene un diesel de esta potencia, el 220d declara 7,4 l/100 km con 177 CV, gasta claramente más que los Audi, Mercedes y BMW en ese listón de potencia. El Jaguar X-Type 2.0d no consigue igualar su eficiencia, aunque por poco.

Hay berlinas generalistas que declaran un consumo muy próximo al del C 200 CDI BE pero con menor potencia, o que se pasan de consumo a igualdad de potencia (entre 136 y 150 CV). No es que sea un modelo revolucionario en este sentido, pero dejo caer que gasta casi lo mismo que utilitarios más ligeros y con la mitad de potencia. Eso sí que es eficiencia.

Como dije antes, la comodidad se nota mucho en viajes largos. No he conducido ningún coche que me haya fatigado tan poco en su categoría, incluso el Audi A4 2.0 TDI hizo en mi un poco más de mella. Es ideal para quien haga kilómetros a lo bestia, si el total no va a ser muy elevado, la diferencia teórica de consumo con el C 180 K BlueEFFICIENCY es de 1,4 l/100 km, lo dejo caer.

Los desarrollos alargados penalizan un poco las recuperaciones, motivo por el cual quizás algunos conductores prefieran el C 200 CDI normal, cuestan lo mismo, pero el consumo no es igual. De todas formas, 136 CV sobran por todos lados para una conducción eficiente y legal, aunque se viaje cargado hasta los topes (razonablemente).

Existen versiones BlueEFFICIENCY diesel de más potencia: C 220 CDI (170 CV, 5,9 l/100 km) y C 250 CDI (204 CV, 5,4 l/100 km), ese último ofrece un rendimiento aplastante y estoy ansioso por probarlo. En gasolina de momento sólo el C 180 K (155 CV, 6,7 l/100 km) y C 350 CGI (292 CV, 8,5 l/100 km) pueden ser de bajo consumo.

Finalizo quitándome la gorra ante Mercedes por su buen trabajo con esta generación. A ver si para la siguiente le curan sus defectos y hacen un modelo tan excelente que ya nada me impida, dinero aparte, desearlo con más fuerza.

Continuará...

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