Citroën C5 HDi 200, prueba (equipamiento y versiones)

Después de comprobar a fondo cómo es el Citroën C5 por fuera y por dentro, más concretamente con el acabado Exclusive que es el tope de gama, y tras ver también cómo se comporta y cuáles son las bondades de su motor diésel y su caja de cambios automática, pasemos a ver qué nos ofrece en cuanto a equipamiento.

Los niveles de acabado con los que cuenta la marca francesa para su C5 son tres, y en este orden: Business, Seduction y Exclusive. El más accesible de todos o Business ya es suficientemente generoso y su precio base es de 20.450 € con el motor 1.6 VTi de 120 CV.

Entre el equipamiento de serie de la versión de acceso encontramos ya faros halógenos con iluminación en curva, luces LED delanteras, antiniebla delanteros, 7 airbags, sistema de audio con seis altavoces, climatizador, MusicBox, retrovisores exteriores eléctricos y térmicos, volante multifunción en cuero, elevalunas eléctricos delanteros y traseros, limitador/regulador de velocidad, fijaciones Isofix traseras y llantas de aluminio de 16 pulgadas, entre otras cosas.

Algunos de sus competidores como el Ford Mondeo (19.950 €) tienen precios muy parecidos en sus versiones de entrada, aunque otros como el Toyota Avensis (22.300 €) o Volkswagen Passat (22.800 €) lo superan en cerca de 2.000 euros, ambos con motor diésel, eso sí (Avensis 126 CV y Passat 105 CV).

Si damos el paso al siguiente nivel de equipamiento o Seduction no podremos elegir el VTi 120 ni tampoco los dos motores grandes díesel (V6 y HDi 200), pero tendremos el resto de la oferta a nuestra disposición: HDi 140, HDi 160, THP 155 y la nueva versión e-HDi de 110 CV.

A todo el equipamiento del nivel de acceso éste añade encendido automático de luces, molduras laterales acabadas en cromo, climatizador bizona, asiento del conductor con reglaje lumbar, asiento del pasajero con reglaje en altura y retrovisores abatibles eléctricamente.

Equipamiento Exclusive

Por fin llegamos ya al momento de hablar de lo que equipaba la unidad probada. Como ya hemos repetido en varias ocasiones, nuestra versión era la HDi 200, y esta motorización se ofrece solamente con el nivel de equipamiento más alto de la gama, el Exclusive.

Para empezar, con este acabado se sustituyen los faros halógenos por unos bi-xenón con lavafaros y los espejos retrovisores (tanto interior como exteriores) son antideslumbramiento. Además, la suspensión convencional deja paso a la neumática Hidractiva III+, todo un lujo si buscamos la máxima comodidad.

Los asientos delanteros con reglajes eléctricos, los sensores de aparcamiento delanteros y traseros, el indicador de presión de los neumáticos, el limpiaparabrisas automático, el freno de estacionamiento eléctrico con asistente de salida en pendientes, los cristales laterales insonorizantes o las memorias del asiento del conductor, son algunos de los elementos que añade este nivel de equipamiento con respecto al anterior.

Por si esto fuera poco, nuestro C5 equipaba también un paquete denominado Pack Exclusive Cuero Integral formado por: pintura metalizada, NaviDrive, llantas de aluminio de 19 pulgadas, sistema de sonido Hi-Fi, alarma, airbags laterales traseros, alerta de cambio involuntario de carril, asientos delanteros calefactados, asiento del conductor con función masaje y tapicería de cuero integral (incluyendo salpicadero, consola, revestimiento de puertas…).

El precio base del Citroën C5 HDi 200 Exclusive es de 31.750 €. En nuestro caso hay que añadir también el paquete que acabamos de citar, que cuesta 5.900 €, por lo que el precio final es de 37.650 €. A igualdad de equipamiento, modelos premium de marcas alemanas superarían tranquilamente los 45.000 € incluso con motorizaciones algo más modestas.

Seguridad

Como siempre, vamos a hacer un repaso a los elementos o sistemas de seguridad que trae el C5 y también a los resultados obtenidos en las pruebas que realiza EuroNCAP.

Entre el equipamiento de fábrica que incluye el Citroën C5, ya desde el nivel de acceso, encontramos 7 Airbags (dos frontales, dos laterales, dos de techo y uno de rodilla), ESP con ASR, ABS con ayuda a la frenada de emergencia, y limitador/regulador de velocidad.

El resultado de la prueba realizada en 2009 por EuroNCAP otorga la máxima puntuación al Citroën C5, las cinco estrellas. No obstante, vayamos por partes. En cuanto a protección de pasajeros adultos se refiere consigue un 81% de la puntuación total, un 77% en lo que se refiere a niños, un 32% en protección a viandantes y un 83% en sistemas de seguridad y asistencia.

Mientras que los mejores resultados los obtuvo por protección de ocupantes adultos y sistemas de seguridad, los peores se debieron a la pobre protección de cara a peatones que ofrece el capó o la parte baja del paragolpes en caso de atropello.

Para concluir con esta parte de la prueba os quería contar una anécdota que me ocurrió el mismo día que recogí el coche y me puse en carretera. Cuando apenas llevaba 200 kilómetros tuve la oportunidad de probar el sistema de frenos (potente, por cierto), sin quererlo ni beberlo.

Para poneros en situación, circulaba por la A-1 dirección Burgos cuando me dí cuenta de que el coche que me precedía frenaba y se detenía en mitad de la autovía, sin razón aparente y en medio de un tramo bastante abierto, con buena visibilidad y en pendiente ascendente (por lo que la frenada es más fácil).

Después de que por mi cabeza pasaran todo tipo de calificativos me doy cuenta de que hay un obrero parando el tráfico a mano alzada (sí, con la mano en alto, sin ningún tipo de señalización ni nada parecido). ¿A quién se le ocurre parar el tráfico de esa manera en plena autovía? Ahora sí que pasaban calificativos variados por mi incrédula cabeza.

Cuando salgo de mi asombro piso el freno con fuerza y detengo el coche sin mayor dificultad y con una distancia relativamente generosa con el coche de delante, cuyo conductor no perdía ojo del retrovisor. Una vez detenidos, miré yo también por el espejo y ví que el coche de detrás estaba parado. ¡Qué alivio! Pero… a través de su luna ví como otro venía por detrás sin demasiada pinta de pararse.

Efectivamente, el hombre mayor que conducía una tartana de los años ochenta (me puse de tan mala leche que ni recuerdo bien el coche) venía directo hacia nosotros. El coche que tenía detrás se tiró rápidamente al arcén y yo hice lo propio, dejando vía libre para que aquella tartana embistiera por detrás al coche que yo tenía delante. Así ocurrió.

¡Menuda gracia! Un accidente a un metro del morro del coche que conduzco, que encima no es mio. Después de resoplar varias veces y pensar qué habria pasado si… continúo la marcha con el susto encima. Afortunadamente nadie salió herido, nuestro C5 no sufrió ni un rasguño y todo quedó en sólo eso, un susto, al menos para mí. Seguro que los afectados están menos contentos y siguen agradeciendo al obrero-controlador de tráfico la idea de bombero que tuvo.

Mañana pondremos fin a la prueba con la valoración final y la ficha tecnica del modelo.

Continuará...

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