BMW X5 xDrive30d, prueba (parte 1)

La tercera generación del BMW X5 fue presentada en el pasado Salón de Ginebra a comienzos de 2013 y ya hemos tenido ocasión de probarlo a fondo. La versión que durante los próximos días ocupará nuestra prueba de la semana es la 3.0d de 258 caballos, una motorización que parece la opción más racional a medio camino entre el 5.0i de gasolina con 450 caballos y el 5.0d de 381 caballos y apellido M Performance.

Esta será la segunda vez que os cuente cómo va el BMW X5 en menos de un año. Recordaréis que por el mes de abril hice una prueba del X5 de segunda generación equipado con el motor de tres litros que responde a la nomenclatura 4.0d y que entregaba una potencia de 306 caballos (parte 1, parte 2, parte 3 y parte 4). BMW anuncia esta tercera generación del BMW X5 como un coche completamente nuevo. Veamos qué ha cambiado en el SUV estrella de BMW.

Exterior moderno, musculoso y fiel a su estilo

Estéticamente no hay duda de que estamos ante un coche completamente nuevo. Aunque es fácil identificarlo como el SUV grande de BMW (con permiso del X6), el nuevo X5 luce unos rasgos más acordes con los tiempos que corren.

Ha crecido en tamaño, ya que ahora mide 4.886 mm de longitud (2.933 mm de batalla), 1.938 mm de anchura (2.184 mm con espejos) y 1.762 mm de altura. Es por tanto más grande que el X5 anterior y con ese aumento de dimensiones es más fácil lucir las líneas que lo identifican.

En el frontal las ópticas son más afiladas, tienen un tamaño considerable en el conjunto y sirven para presidir una parrilla delantera dónde desembocan las aristas que marcan el capó delantero. Además en los paragolpes se integran los faros de niebla.

El faldón delantero destaca por las múltiples entradas de aire, principalmente para refrigerar la mecánica pero también para dar paso en los laterales al airbreather que ya son habituales en todos los nuevos coches de la marca alemana.

El aire que recorre la parte exterior de la rueda, desemboca en las aletas delanteras creando un flujo de aire que mejora la aerodinámica del conjunto. Los espejos retrovisores son ahora más estilizados, menos cuadrados y al menos a la vista, más aerodinámicos que antes.

Si vemos el coche de lado, destaca la línea más compacta que le otorga un pilar C con un ángulo de inclinación casi nulo. Ese es tal vez el rasgo más característico de la trasera, dónde el portón y la luneta con sus líneas muy verticales cierran un conjunto compacto y atractivo al mismo tiempo.

Llaman también la atención las ópticas traseras que, a pesar de su considerable tamaño, también adoptan las líneas horizontales que identifican a las últimas creaciones de BMW.

Por último los dos aeroblades situados a los lados de la luneta trasera y la doble salida de escape a ambos lados son el punto y final de un conjunto que personalmente me parece que ha ganado bastante en cuanto a diseño, pero entiendo que pueda haber gente a la que no le convenza demasiado.

Interior Premium y bastante amplio

Tratándose de un SUV del segmento grande, la premisa a la hora de diseñar el habitáculo del nuevo BMW X5 debía ser premiar el confort y la calidad en los acabados. En ambos aspectos tengo que decir que el BMW X5 se sitúa entre los mejores de su segmento. Es amplio, la posición de conducción es bastante alta y la amplia superficie acristalada hacen de él un coche muy agradable en este sentido.

Por lo demás nos encontramos con un interior moderno, completamente nuevo respecto a la generación anterior y que mantiene el estilo sobrio y elegante de la marca alemana. Todo el salpicadero está orientado hacia el conductor, que tiene a mano los mandos ya sea a través del climatizador que se sitúa en la parte central del salpicadero o a través del nuevo iDrive que ha crecido en tamaño y tiene una nueva función de reconocimiento de escritura con el dedo sobre la superficie.

Este iDrive se sitúa en la zona central que separa a los pasajeros de las plazas delanteras y a través de la enorme pantalla de 10,25 pulgadas del sistema de navegación opcional Professional (3.195 euros) puedes manejar todos los sistemas del vehículo.

En lo que el nuevo X5 me ha sorprendido negativamente es en la escasez de información electrónica en el cuadro de mandos. Sus principales rivales en el mercado, aparte de las agujas analógicas que nos informan de velocidad, revoluciones y consumos de combustible entre otras, también solemos encontrar displays digitales que nos permiten elegir entre informaciones de diferente tipo con sólo pulsar un botón.

Es un detalle que no han tenido en cuenta y que hace que el X5 se perciba menos moderno en este sentido que por ejemplo un Range Rover Sport cuyo display es completamente electrónico o un Porsche Cayenne en el que por ejemplo la esfera derecha se puede pre-configurar con información de navegación, ordenador de abordo y otros datos de interés.

Por lo demás la calidad de los acabados del interior es excelente, gracias al uso de materiales como el aluminio o los plásticos blandos que encajan a la perfección en la atmósfera del habitáculo. La piel de los asientos, los plásticos del salpicadero o las delicadas luces de color naranja que recorren el perímetro del habitáculo nos trasladan en todo momento a una atmósfera muy Premium.

Los asientos delanteros siguen destacando por su comodidad y amplitud, al igual que los traseros dónde en ningún caso hay problemas de espacio para las piernas. Además la banqueta es suficientemente ancha como para que viajen tres adultos en la fila trasera con bastante comodidad.

Maletero de doble hoja

En cuanto a la capacidad de carga, aparte de los huecos de las puertas que han empeorado un poco comparados con los del modelo anterior, encontramos un maletero de 650 litros. Aunque esta unidad venía configurada en versión de cinco plazas, hay otra versión con siete plazas dónde las dos opcionales están situadas en el espacio del maletero y reducen su capacidad hasta 575 litros.

El nuevo BMW X5 sigue manteniendo una zona de carga marcada por la apertura del portón trasero en dos partes, una superior que incluye la luneta y una inferior que reduce la altura de carga, algo necesario cuando queremos cargar objetos pesados.

El punto negativo de este sistema es que para abrir por completo el maletero deberás hacer dos movimientos, uno para abrir el portón y otro para abrir la parte inferior. El portón se abre de forma automática con sólo pulsar un botón en el interior o desde el telemando, pero el movimiento de la parte inferior siempre será manual.

Además este sistema obliga también a dejar más espacio libre en la zona trasera para las labores de carga que si dispusiese de un sistema de apertura en una sola hoja, más tradicional. Está claro que si BMW ha mantenido esa parte inferior por algo será, pero sinceramente no le veo el beneficio.

Por último cabe destacar que el acceso al coche es más cómodo que en otros competidores como el Range Rover Sport que peca de una carrocería un poco más alta que la del X5 y que obliga a tener que agarrarte a alguno de los apoyos del interior cuando quieres tomar posición en el.

Continuará...

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