Ya hemos conducido el BMW M2 Coupé... ¡y es una gozada!

Cinco años después del lanzamiento del brutal BMW Serie 1 M Coupé, el fabricante bávaro vuelve al segmento de los compactos deportivos con uno de los modelos más esperados del año. El BMW M2 Coupé se pone a la venta este mismo mes de abril por un precio base de 62.900 euros. Si bien ya se están entregando unidades a los primeros clientes en hacer sus pedidos, la producción del año asignada para España ya está vendida y los plazos de entrega se van a 2017.

Nosotros ya nos hemos puesto al volante del último "juguetito" de BMW M por carreteras de la sierra madrileña y te adelantamos que nos ha enamorado. Es una auténtica bomba y no nos extraña en absoluto que se haya tenido que aumentar su producción debido al gran éxito que está cosechando en todo el mundo. ¿Es el M2 Coupé el BMW M definitivo? Vamos a verlo.

El más pequeño de la familia M promete ser también el más ágil y divertido. Con sus 4,47 metros de largo, el M2 Coupé es 20 centímetros más corto que su hermano mayor, el BMW M4 Coupé. Además, tiene un peso en vacío (DIN) de 1.495 kilogramos y frente al más bestia M4, la entrega de potencia y par es más asequible para un conductor que no compita en el DTM los fines de semana. BMW quiere conductores más jóvenes y un deportivo así parece la receta ideal.

Un auténtico ///M pero con sus limitaciones

Cuando tienes una oferta de deportivos en el universo de los 90.000 euros pero quieres ofrecer un modelo que cueste 30.000 euros menos, siempre hay que guardar muchas cosas en la recámara, por aquello de no robarle ventas a un modelo más caro y que deja más margen a la marca. Así pues, el M2 es un auténtico BMW M, pero tiene sus limitaciones en cuanto a qué puede equipar.

Por ejemplo, podemos olvidarnos de un techo de carbono, de los retrovisores típicos de M, del Head Up Display o de un montón de sistemas enfocados a la conducción, como la suspensión ajustable o la posibilidad de configurar a nuestro gusto el escape, la dirección o el tren de potencia. Todo esto queda reservado a los hermanos mayores de la gama. Ahora bien, el BMW M2 Coupé tampoco necesita todas estas chucherías. Sus virtudes salen a relucir en tramos revirados.

Como ya sabíamos, bajo el capó esconde un motor 3 litros turboalimentado de seis cilindros -que hereda componentes de los M3 y M4-, con una potencia de 370 CV a 6.500 RPM y un par máximo de 465 Nm (500 Nm con función Overboost). Se beneficia además de ejes ligeros de aluminio, dirección M Servotronic, frenos M de 380 milímetros en el eje delantero, diferencial activo M y un escape con acústica trabajada también por M.

El equipamiento de serie incluye llantas M de 19 pulgadas, kit aerodinámico específico, faros LED, asientos deportivos calefactables, tapicería en cuero Dakota, radio BMW Professional con pantalla de 6,5 pulgadas, climatizador automático bizona, sensores de aparcamiento o control de crucero. Y, por supuesto, ¡caja de cambios manual de seis velocidades!

Entre las opciones más interesantes que ofrece el M2 destacan el cambio automático DKG de doble embrague y siete marchas (4.800 euros), el techo solar eléctrico (980 euros), navegador BMW Professional (2.570 euros), cámara de marcha atrás (520 euros), reglajes eléctricos para los asientos delanteros (1.170 euros), sistema de sonido Harman Kardon (970 euros) o pinturas metalizadas (azul, negro o gris, por 850 euros). La pintura blanca no tiene sobrecoste.

¿El deportivo del año?

El BMW M2 Coupé es sin duda uno de los modelos más esperados de 2016, pero... ¿es también uno de los mejores? Tras haberlo conducido por algo de autovía y cientos de curvas en tramos de montaña, estamos convencidos de que va a dar mucho que hablar. Vayamos al grano.

Poco se puede decir sobre su espectacular diseño y su aspecto, muy bruto. El frontal es agresivo e impactante, pero su trasera lo es quizá más por sus pasos de rueda ensanchados y su "culo gordo". No llama demasiado la atención, pero enamora, desde luego. Y por dentro, al más puro estilo BMW, es sencillo, agradable y tiene detalles M como el volante -con costuras en los colores de M-, el pomo de la palanca de cambios, los listones de los umbrales de las puertas o el cuadro de instrumentos.

Pulsamos el botón de arranque y el motor de seis cilindros cobra vida con un ligero bramido de bienvenida. El gorgoteo al ralentí también es muy seductor. Por otra parte, nos encanta la postura de conducción, con un asiento que se puede colocar muy bajo y una disposición de mandos perfecta. El volante M, de aro gordito, se puede ajustar en altura y profundidad, y la palanca de cambios manual es casi un guiño al pasado en un coche de este tipo.

Nos ponemos en marcha y lo primero que notamos es que la suspensión, aunque firme, no es nada seca. Afronta badenes con relativa suavidad y circula sorprendentemente bien por asfaltos rotos o en muy mal estado. El coche es duro, pero no nos ha parecido incómodo. En carretera va muy suave y no es de esos coches que te obligue a renovarte los empastes o cambiar de riñones tras un paseo.

El sonido del propulsor resulta agradable, sobre todo porque parece muy natural. Al contrario que modelos como el Mercedes-AMG A 45 o el Audi RS 3 Sportback, en los que el sonido de escape está algo forzado, la nota de escape del BMW no parece artificial, a pesar de que parte del sonido que llega al habitáculo lo hace a través de los altavoces. Así todo, en reducciones fuertes o al ahuecar también se escuchan leves petardeos y desde fuera el coche suena muy bruto.

A nivel de prestaciones el BMW M2 Coupé no tiene nada que envidiar a modelos de más categoría: es rapidísimo. El sprint de 0 a 100 km/h lo despacha en 4,5 segundos con la caja manual (4,3 segundos con el DKG automático de doble embrague) y alcanza 250 km/h o bien 270 km/h con el paquete opcional M Driver's Package. Además goza de recuperaciones realmente buenas.

En la meca de los "quemados", Nürburgring Nordschleife, marca un tiempo de 7:58 minutos, es decir, sólo 6 y 3 segundos más lento que los M4 Coupé (7:52) y M5 (7:55), respectivamente, pero 7 segundos más rápido que un M3 E92 de anterior generación (8:05) y 17 segundos más veloz que su predecesor, el BMW Serie 1 M Coupé (8:15).

En la práctica, la entrega de par (y la cantidad) no es tan bestia como en los M3 y M4, pero tampoco se queda corto precisamente. Su motor 3 litros tiene mucha patada, sobre todo entre 4.000 y 6.000 vueltas, donde da lo mejor de sí, pegándote al asiento. Empuja mucho y su frenada es potente, pero seguimos pensando que es en zonas de curvas donde brilla con luz propia. Es bueno. Muy bueno.

La dirección tiene un peso adecuado -a un pelín más de dureza no le haríamos ascos- y es muy precisa. Permite colocar el coche donde queramos y sorprende especialmente lo fácil que te pone las cosas el coche en curvas enlazadas. Los cambios de apoyo son rápidos y precisos, sin movimientos extraños de la carrocería, y tan fáciles como apuntar en la dirección que queremos ir. Además, es complicado hacer aparecer subviraje, salvo que se vaya muy pasado. El coche es bastante neutro y predecible.

Tiene buena motricidad aunque es cierto que el control de tracción resulta algo intrusivo en modo Sport, sobre todo en la salida de curvas lentas. En Sport+ las niñeras electrónicas dejan más margen para jugar, aunque tampoco permite deslizar mucho el eje trasero. Para el conductor con manos y ganas de darle una alegría a la zaga, la solución es desconectar los controles por completo.

Para nosotros uno de los puntos fuertes del modelo es precisamente la posibilidad de tener una caja de cambios manual, que además tiene un gran tacto. Como es habitual en otros coches, en los modos más deportivos (Sport y Sport+) la caja cuenta con una función de punta-tacón, que da un golpe de gas en reducciones. Si queremos Launch Control hay que recurrir a la automática DKG.

El consumo homologado de combustible para la unidad manual que hemos probado es de 8,5 litros a los cien kilómetros. Durante el recorrido, de cerca de 200 kilómetros, con algo de autovía y muchos tramos de montaña, la media rondó los 12 litros, una cifra aceptable para una conducción deportiva en la que no han faltado aceleraciones y pruebas de recuperación. Esperamos ofreceros pronto una prueba a fondo, para conocer aún más a este pequeñín ///M y poder hablaros también de consumos reales.

En resumen, el BMW M2 Coupé es un deportivo que te permite disfrutar en carreteras estrechas, puertos de montaña o zonas de curvas, con una sonrisa de oreja a oreja, pero también es apto para el día a día, ya que no resulta incómodo. Sus cifras de potencia y par son más razonables para cualquier conductor que las de los M3 y M4, pero corre mucho, suena muy bien, ofrece una caja de cambios manual que es una gozada y su comportamiento es delicioso.

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