Probamos el BMW M2: el compacto deportivo soñado con 460 CV ha perdido parte de su personalidad por el sobrepeso

Nota de Motorpasión

En el año 2015 BMW M nos enamoró a todos con el lanzamiento al mercado del BMW M2. El éxito de ese modelo, que rápidamente se convirtió en el superventas de la división deportiva, fue tal que como no podía ser de otra forma ahora tenemos aquí su segunda generación. Se ha puesto recientemente a la venta en España y ya hemos podido conducirlo para contarte cuáles son las primeras impresiones que nos ha transmitido.

BMW tenía ciertas dudas cuando lanzó el M2 sobre el éxito que tendría este producto que, no olvidemos, en origen se posicionaba como el modelo de acceso a la familia M. Ese posicionamiento bajo en la gama, hacía que algunos cuestionasen si a nivel dinámico estaría a la altura de lo que se espera de un auténtico M o incluso si sería un M Performance "venido a más".

Solo hizo falta probar durante apenas 20 minutos el primer BMW M2 para saber que el M2 de primerísima generación era un coche que haría historia. Un coche tan brillante sobre el asfalto que no dejó de recibir críticas excelentes, haciendo así que la lista de espera para hacerse con una unidad fuese muy larga.

A aquel primer M2 le sustituyó pasado un tiempo una evolución, el M2 Competition. Bajo el mismo concepto y misma carrocería de la generación F87 ganaba algo más de potencia, incorporaba programas específicos para gestionar la electrónica y lucía un diseño a la altura del éxito del modelo.

Se fabrica junto al nuevo BMW Serie 2 Coupé en la planta del Grupo BMW en San Luis Potosí en México

La llegada de detalles como los espejos retrovisores exteriores con diseño M, unos asientos a la altura de las prestaciones y diversos detallitos que hacían que en general se percibiese un salto de calidad importante. Sí, fue entonces cuando el BMW M2 se hizo adulto.

De aquel primer BMW M2 F82 se vendieron en total 60.000 unidades, una cifra muy destacada para un coupé deportivo de su tipo y tamaño.

BMW M2: de nuevo un diseño que da mucho que hablar

Estamos acostumbrados a que en los últimos tiempos, cada vez que BMW M GmbH lanza al mercado un nuevo modelo, este esté rodeado de polémica por su diseño. Ocurrió con los M3 y M4 por su polémica parrilla delantera, con el XM por su diseño barroco y parece que está ocurriendo con este nuevo BMW M2, tal vez por lo diferente de su diseño respecto a su antecesor.

Este nuevo BMW M2 Coupé toma como base la del BMW M3 y M4, ya que ambos modelos comparten chasis. Pese a ello, en BMW aseguran que el M2 sigue siendo un M2 en todos los sentidos, y eso dicen que se debería percibir al conducirlo. De esto hablaremos luego.

Lo cierto es que a nivel de dimensiones, hay diferencias notables entre un M3 Coupé y un M2, siendo este último 214 milímetros más corto de largo y teniendo una batalla 110 milímetros más corta.

Su diseño es todo agresividad y musculatura, algo que salta a la vista lo veas por el ángulo que lo veas. El frontal está marcado por unas ópticas de diseño muy rasgado a las que se une un capó muy musculoso, como ya ocurría en el Serie 2 Coupé con el que comparte gran parte de sus elementos.

Son los riñones delanteros sin marco y las barras que los atraviesan de forma horizontal lo que marca su personalidad. Difieren mucho de los riñones verticales y gigantescos del M3 y M4, pero estos también han recibido críticas.

Las aletas tanto delanteras como traseras delatan su impresionante ancho de carrocería. Se ven como pasos de rueda muy ensanchados, y permiten diferenciarlo claramente del Serie 2 Coupé a simple vista.

Lo que sigue teniendo el M2 Coupé en esta nueva generación es una trasera muy compactada, con un tercer volumen del maletero muy bien integrado con el resto de la carrocería.

Una tapa de maletero corta y con un pequeño alerón integrado, las cuatro salidas de escape agrupadas dos a cada lado y una paleta de colores realmente única ponen la guinda a un pastel que puede gustar o no, pero que no podemos decir no sea espectacular.

Un interior muy digitalizado

Cuando uno se sienta en el puesto de conducción del nuevo BMW M2, lo que encuentra a su alrededor es sencillamente bestial. Bestial en el sentido que el nivel de calidad, materiales y en general la percepción es digna de un coche de un nivel superior.

Estamos ante un coche con un interior muy digitalizado, marcado este aspecto por la adopción de la doble pantalla curva, formada por un display de 12,3 pulgadas tras el volante y otra a su lado de 14,9 pulgadas, esta última con control táctil o la opción de moverse entre los comandos mediante el mando iDrive situado en la consola central.

Me encanta el diseño de los asientos deportivos, que parecen tener un buen compromiso entre confort y agarre. Se pueden elegir con el perfil exterior del respaldo decorado con los colores de M y todos llevan el logotipo retro iluminado integrado en el respaldo.

En opción se pueden elegir los backets, pero son los mismos que están disponibles en los M3 y M4, que son muy buenos para conducción deportiva pero excesivamente incómodos para subir y bajar por lo mucho que cierran los laterales de la banqueta.

Las plazas posteriores son válidas para un adulto, aunque como buen coupé de este tamaño, el acceso no es precisamente amplio. Una vez allí sentado, los asientos son cómodos y el techo deja un palmo si mides 1,75.

¿Dinámica de M2?

Lo cierto, es que todos los coches salvo contadas excepciones crecen en tamaño con la llegada de cada nueva generación. Eso tiene implicaciones importantes en algunos modelos, ya que pierden su esencia, su alma, su espíritu. El BMW M2 Coupé actual utiliza la base de los M3/M4, que a su vez es la de los Serie 3 y Serie 4, y eso se nota.

Es un coche 214 milímetros más corto que el BMW M4 Coupé y su distancia entre ejes es 110 milímetros más reducida, pero aun así estamos hablando de un coche que también tiene un centímetro más de distancia entre ejes que su antecesor, el BMW M2 Competition de la generación saliente.

Este dato junto al mayor ancho de vías se traduce también en que es un coche más grande y por tanto más estable, tiene mayor capacidad para absorber irregularidades, el chasis tiene más centímetros cuadrados para digerir las torsiones, y eso en definitiva es beneficioso para la dinámica.

El punto negativo, es que este aumento de tamaño también trae aparejado un aumento de peso, considerable en este caso ya que hablamos de 175 kilos más que el anterior M2 Competition, acercándose el actual con sus 1.800 kilos peligrosamente a las dos toneladas.

Ese sobrepeso se aprecia cuando lo estás conduciendo. El motor, que es el mismo que llevan los M3 y M4 con mínimas modificaciones, es simplemente glorioso. Este bloque 3.0 TwinTurbo tiene bajos, tiene medios y tiene altos, es maravilloso hundir el pie derecho y sentirlo subir de vueltas con tanto ímpetu sin un ápice de pérdida de potencia. Digamos que el motor compensa con creces el sobrepeso.

Entrega un par máximo de 550 Nm constante entre las 2.650 y las 5.870 rpm, pero lo puedes estirar más allá hasta alcanzar las 7.200 rpm que es cuando corta pidiendo otra marcha. El sonido es contundente, me gusta lo que escucho cada vez que estiro una marcha, igual que me gusta lo bien que es capaz de trasladar los 460 CV al suelo a través únicamente de las ruedas posteriores.

Con este nivel de potencia, podríamos llegar a pensar que la caballería se le podría atragantar al M2, pero lo cierto es que está tan bien puesto a punto que parece digerir sin problemas lo que le pidamos. Podemos acelerar en el vértice o a la salida de la curva, que siempre y cuando lo hagamos con algo de cabeza, el coche se encargará de todo.

La dirección es magnífica, ya que en el modo Sport se vuelve más dura y directa que en el confort que llevaba seleccionado hasta entonces, y se inscribe en las curvas con mucha facilidad. Frente a otros compactos deportivos, no hay ni un solo atisbo de subviraje y aunque todo pasa muy rápido, es fácil de llevar.

El sonido me ha sorprendido en positivo, ya que aunque en los últimos BMW M se había descafeinado bastante este aspecto, en este “pequeño” M2 parece que han vuelto a encontrar el grado de intensidad adecuado de la melodía.

El problema viene precisamente porque el aumento de potencia, dimensiones y peso, hace de él un coche menos idóneo para carreteras estrechas y reviradas de lo que era su antecesor. Este coche ya tiene unas prestaciones muy considerables, lo cual hace que sea una máquina casi imbatible en carreteras nacionales rápidas, pero demasiado rápido en una carretera de montaña revirada y estrecha.

Eso lo notas especialmente cuando ya has activado el modo Sport Plus y decides ir a buscar los límites del coche, que te aseguro están muy arriba. Es en esa configuración cuando el BMW M2 se pone serio y te incita a buscarle las cosquillas. El motor corre mucho y muy bien, el equipo de frenos es magnífico y el sobrepeso se lleva bien.

Parece hacer todo fácil y en realidad así es, pero lo cierto es que conduciendo el nuevo BMW M2 me pasé más tiempo buscando dónde estaba el antiguo carácter y personalidad que disfrutando de sus bondades. Después de una mañana de disfrute al volante, lo cierto es que de ese M2 anterior no encontré más que el nombre y algunos detalles de su arquitectura.

Sea como fuere, de lo que no me cabe ninguna duda es que el nuevo BMW M2 Coupé es uno de esos "rara avis" que ningún fabricante hoy en día se atreve a fabricar salvo BMW M, un coche que cuesta 91.250 euros tanto en versión manual como en la que lleva cambio automático de 8 velocidades y que seguro, hará disfrutar a quien se lo pueda permitir como alternativa a un Porsche 718 Cayman GTS 4.0 que se va a los 104.920 euros.

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