BMW 428i Coupé, prueba (parte 2)

Pulsamos el botón de arranque y el coche despierta. BMW 428i Coupé. Tal vez esperes escuchar el sonido de un motor de seis cilindros con su característico aullido cuando están fríos, pero no dejes que la nomenclatura del coche te engañe.

Bajo el capó del BMW 428i Coupé se esconde un motor de 1.997 centímetros cúbicos, BMW TwinPower Turbo con cuatro cilindros. Vale que queda un poco ridículo bajo semejante capó, pero hay que quitarse el sombrero con el rendimiento de este motor.

Al ponerlo en marcha el sonido es ronco, pero nada de gorgoteos como los que hacen los seis cilindros en línea TwinTurbo. Lo primero que destaca del 428i es la instantaneidad con la que ofrece respuesta.

Desde muy bajas revoluciones, y sin necesidad de pisar mucho el acelerador, el 428i se mueve como pez en el agua. El motor tiene muchos bajos, ya que entrega 350 Nm desde 1.250 RPM y eso se nota por ejemplo en las zonas urbanas dónde no es necesario jugar con la caja de cambios para obtener respuesta.

El comportamiento del conjunto es extremadamente suave, especialmente por la caja de cambios automática de ocho velocidades, que una vez más vuelve a demostrar su perfecta sincronía con el resto del conjunto.

Hasta ahora había probado esta caja de cambios siempre con motores de seis cilindros de gasolina o diesel, pero parece que se adapta perfectamente también a estos motores de menor cubicaje.

El 428i lleva de serie un selector de modos, el mismo del que ya hemos hablado en otros BMW. El modo ECO PRO, el normal y el Sport son los que están disponibles dependiendo de nuestras necesidades. El Sport+ no está disponible en combinación con el acabado Luxury.

En todos ellos destaca la suavidad, y especialmente en el ECO PRO dónde incluso en recuperaciones puede llegar a ofrecer una respuesta un tanto perezosa. Es lógico porque este modo debería usarse únicamente cuando viajamos en carretera y queremos que los consumos bajen hasta mínimos insospechados.

Cuando el Serie 4 Coupé diesel pierde cierto sentido

He tenido oportunidad de hacer un viaje de ida y vuelta Madrid – Vigo – Madrid con el BMW 428i Coupé automático, y cuando llegué a destino no podía dejar de pensar en lo mismo. ¿Para qué queremos un diésel si existe este motor?

El motor de cuatro cilindros es un auténtico mechero, y más si tenemos en cuenta que tiene 245 caballos. Con el cambio manual de seis velocidades la marca anuncia un consumo medio de 6,6 l/100 km, mientras que con la caja automática el consumo medio baja 0,3 l/100 km.

Con ritmos rozando el límite legal por autopista, con dos acompañantes y el maletero con tres maletas de mano, he conseguido sacarle consumos de 6,8 l/100 km sin usar el modo ECO PRO, y he conseguido bajarlos a 6,5 l/100 km con el modo ECO PRO activado. BMW asegura que con el ECO PRO se puede reducir el consumo hasta un 20%.

El secreto para estos consumos tan bajos está en un conjunto pensado precisamente para eso, para conseguir optimizar los recursos. Por un lado su coeficiente aerodinámico es muy bajo, con 0,28 de Cw y los air courtain delanteros y conductos laterales de guiado del aire air breather permiten que el flujo de aire sea óptimo.

Por otro lado, cuando llevamos activado el modo ECO PRO, rodando por ejemplo en octava velocidad a sólo 1.250 RPM en autovía y soltamos el acelerador, se activa el modo “a vela” que permite al coche avanzar mucho más con la propia inercia de la marcha, haciendo que la transmisión se desacople y el motor de cuatro cilindros entre en modo latente.

Si nos fijamos en el motor diésel de cuatro cilindros del BMW 420d Coupé con 184 caballos, el consumo medio se sitúa dos litros por debajo del de gasolina. Vale que dos litros a los cien es bastante diferencia, pero si tenemos en cuenta que este tiene 60 caballos menos y que sus prestaciones son ridículas comparadas con las del 428i, creo que no merece la pena un diésel salvo que estés obsesionado por los consumos.

Confort, una asignatura en la que ahora sacan nota

Durante el viaje, una de las cosas que más me gustó del 428i Coupé es el confort de marcha que ofrece. Ya durante la toma de contacto que hicimos cuando se puso a la venta en España, ese fue uno de los aspectos que más destacaron de la Serie 4.

Los Serie 3 Coupé, sobre todo en sus versiones más deportivas, siempre pecaban por ofrecer un tacto demasiado deportivo que penalizaba el confort tanto de conductor como del resto de pasajeros. La suspensión era muy seca y directa, y en las versiones con suspensión deportiva o equipamiento M, viajar era sinónimo de buscar una visita al fisioterapeura.

En este sentido el Serie 4 Coupé está a años luz de sus antecesores, ya que a pesar del tacto inequívocamente BMW con el toque de deportividad necesario, también es capaz de ofrecer un nivel de confort que te permite llegar relajado a tu destino.

Estirando un poco el motor

Aunque esta versión Luxury no tiene un planteamiento deportivo ni mucho menos, lo cierto es que con 245 caballos al eje trasero es complicado resistirse a llevarlo un poco al límite.

Sus prestaciones prometen sensaciones fuertes, ya que el 428i Coupé acelera de 0 a 100 km/h en 5,8 segundos y la velocidad punta que alcanza es de 250 km/h porque está autolimitado electrónicamente, siempre en combinación con la sensacional caja automática de ocho velocidades.

Así pues, ya fuera de autopista y autovía, toca ponerlo en el modo Sport y buscar una zona de curvas dónde divertirse. Pronto encontré una de las muchas carreteras de curvas enlazadas que discurren por las montañas de Galicia, un paraje sobre el papel perfecto para divertirse al volante de un tracción trasera de casi 250 caballos.

El coche acelera mucho, y lo hace con una progresividad pasmosa desde muy bajas revoluciones. Sorprende en este sentido que sea un motor turboalimentado, ya que para tener “chicha” tienes que estirarlo como se estiraban los E46 330Ci.

Lo primero que llama la atención es que a pesar de estar al volante de un coche de más de cuatro metros y medio de largo, en todo momento tienes una sensación de agilidad como pocos coches de su segmento pueden transmitir.

La dirección es muy directa y transmite muy bien las características del asfalto, es una dirección con mucho tacto. Por otro lado, el motor de cuatro cilindros con su reducido peso y la puesta a punto del chasis pensada para optimizar ese dinamismo, te trasladan mentalmente al interior de su primo pequeño el MINI.

El conjunto es muy ligero, con un peso total de 1.545 kilos. Si nos vamos a sus competidores directos, un Audi A5 2.0 TFSI de 225 caballos con la caja de cambios Multitronic se va a los 1.550 kilos. Vamos, que casi pesan lo mismo pero lo cierto es que al volante el BMW se percibe mucho más ágil.

Esta agilidad es una de las principales características del coche, y se agradece a la hora de rodar rápido. Una vez dentro de la curva, la estabilidad del conjunto es realmente asombrosa, gracias al aumento de la distancia entre ejes y a una puesta a punto del conjunto chasis-suspensiones que transmite mucha confianza.

Puede parecer que entras pasado en esa curva, pero lo cierto es que el chasis ni se inmuta y basta con marcar la trazada y mantener un toque de acelerador para conseguir una circunferencia perfecta.

A la salida de las curvas, el coche tracciona a la perfección aun pisando el acelerador demasiado pronto. Mientras en otros coches e incluso en su inmediato predecesor el BMW Serie 3 Coupé estarías provocando un sobreviraje y haciendo que la electrónica cortase potencia, lo cierto es que en este coche parece que los límites de la física se han llevado un paso más allá.

El coche es tan estable que al menos en esta versión 428i de 245 caballos, con suelo seco es imposible sacarlo de sus casillas. Es más, durante toda la prueba no conseguí ver el destello del control de tracción actuando.

Ese comportamiento impecable, puede tener una doble lectura. Por un lado el comprador medio de este coche estará encantado, ya que su coche le transmitirá un nivel de seguridad y confianza mayor que el que puedes esperar en un coche de planteamiento teóricamente deportivo con 245 caballos al eje posterior.

El problema llega cuando alguien que ha estado toda su vida soñando con conducir un BMW que se compra un 428i Coupé, intenta divertirse al volante y no lo consigue. ¿El lema de esta marca no era “Te Gusta Conducir”?

Efectivamente ese era el lema de BMW hasta hace muy poco tiempo, pero como hemos hablado ya varias veces en Motorpasión, parece que en algunos casos las tendencias automovilísticas nos llevan hacia coches con menos carácter, menos pasionales y en definitiva más válidos para todo el mundo. Este es un claro ejemplo, un coche excelente pero que está algo cojo de carácter.

BMW Serie 4 Coupé: nuestra puntuación

.6

Diseño exterior 8
Diseño interior 7
Calidad 6
Habitabilidad 8
Maletero 8
Motor 9
Seguridad 9
Comportamiento 7
Comodidad 8
Precio 6

A favor

  • Comportamiento del motor
  • Consumos moderados
  • Caja de cambios automática
  • Diseño
  • Habitabilidad

En contra

  • Algunos acabados
  • Falta de carácter
  • Precio alto
  • Equipamiento de serie escaso

Ficha técnica

Versión probada   428i Automático
Cilindrada1.997 cm³ Tipo de tracciónTrasera
Bloque motor4 cilindros en línea CombustibleGasolina
Potencia máxima (CV @ rpm)245 @ 5000 Capacidad del depósito60 litros
Par máximo (Nm @ rpm)350 Consumo urbano8,1 l/100 km
Masa en vacío1545 kg Consumo extraurbano5,2 l/100 km
Velocidad máxima250 km/h Consumo mixto6,3 l/100 km
Aceleración 0-100 km/h5,8 segundos Capacidad maletero445 litros
TransmisiónAutomática 8 velocidades Precio46.800 euros

El coche para esta prueba ha sido prestado por BMW. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas

Fotografía | Héctor Ares
En Motorpasión | (parte 1, parte 2)

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