Audi R8 5.2 V10 FSI, prueba (parte 2)

Cuando probamos el Audi R8 4.2 V8, notamos perfectamente que el chasis y la configuración general del coche podría admitir sin ningún tipo de complicaciones un motor mucho más potente que el V8 de 420 caballos.

Por eso Audi ha lanzado ahora este Audi R8 5.2 V10, con un motor mucho más potente que consigue desarrollar 525 caballos de potencia. El motor es de sobra conocido dentro del Grupo VAG, ya que deriva directamente del utilizado por el Lamborghini Gallardo LP560-4 aunque un poco rebajado de potencia, ya que en el Lamborghini desarrolla 560 caballos.

Con sus 5.204 centímetros cúbicos de cilindrada, el motor del Audi R8 5.2 V10 consigue entregar 530 Nm de par a 6.500 revoluciones y entrega la potencia de 525 CV a 8.000 revoluciones. El corte está en 8.700 revoluciones y cuando eso ocurre los pistones están recorriendo 26,9 metros por segundo. ¿Os atreveis a ver qué es lo que se siente en ese momento?

Todas las cifras en el Audi R8 5.2 V10 dan bastante respeto. Si el Nissan GT-R que probamos el mes pasado tarda 3,6 segundos en pasar de 0 a 100 kilómetros por hora, este Audi R8 5.2 V10 necesita 3,9 segundos para alcanzar la misma velocidad.

Pero lo más llamativo no es precisamente el 0 a 100 km/h, sino los 12 segundos que necesita para pasar de parado a 200 kilómetros por hora. Son cifras que nos indican que estamos ante un auténtico superdeportivo, un devorador de asfalto. Vamos a devorarlo.

Primera toma de contacto con el Audi R8 5.2 V10

Cuando llegamos al Circuit de Catalunya, 20 unidades de Audi R8 5.2 V10 nos esperaban en el paddock debidamente alineados. En el medio, algunos Audi S4 Avant que nos iban a servir para algunas de las pruebas dinámicas en pista.

Tras una breve charla teórica por parte de los instructores de Audi Driving Experience en la que nos explicaron en que iba a consistir la jornada, comenzamos con unas pruebas prácticas para ir adaptándonos al coche que íbamos a probar más tarde con Jordi Gené como maestro de ceremonias.

Lo primero que tuve oportunidad de hacer con el Audi R8 5.2 V10 fue una frenada con esquiva situada en plena recta de meta del circuito. Esta prueba nos permitiría ir “cogiéndole el tacto” al coche, a la dirección y sobre todo al pedal de freno.

El carril marcado con conos sobre la recta nos indicaba por dónde debíamos entrar avanzando hacia una barrera ficticia también hecha con conos. A los lados de esta barrera, dos carriles de escapatoria hacia los que debíamos dirigir el coche mientras hacíamos la frenada de emergencia.

Todas las unidades de pruebas equipaban el cambio secuencial R Tronic, un alivio teniendo en cuenta lo bien que funciona este cambio que ya hemos probado en otros modelos de la marca. Así que nada, nos situamos en el punto de salida marcado con conos y pisamos a fondo el acelerador.

Si el R8 V8 nos pegó al asiento durante la prueba, este Audi R8 5.2 V10 nos llevó literalmente a otra dimensión. La potencia es muy superior y eso se deja notar. En un instante pasamos de estar parados a enfilar el carril de conos a más de 140 kilómetros por hora…y tocaba frenar si no queríamos llevarnos por delante la fila de conos.

Lo que más me impresionó del Audi R8 5.2 V10 es lo estable que se mostró durante las más de 10 frenadas de emergencia con esquiva que hice con el. A 140 kilómetros hora pisaba con fuera el pedal de freno al tiempo que giraba el volante a izquierda o derecha buscando el carril de salida y el R8 ni se movía.

De esta forma conseguimos que los únicos movimientos de los que tenemos que preocuparnos en una situación de este tipo sean los de volante, ya que los movimientos de la carrocería brillan por su ausencia. La potencia de frenado del Audi R8 5.2 V10 es impresionante.

Frenos cerámicos opcionales por 11.200 euros

Los discos de freno del Audi R8 5.2 V10 son de 365 milímetros los delanteros y los traseros de 356 mm. Cada disco se compone de un anillo de fricción de acero y de un armazón de aluminio. Las piezas están unidas entre sí mediante pernos de acero inoxidable para evitar la transferencia de picos de temperatura.

En opción se puede equipar al Audi R8 5.2 V10 con discos de freno cerámicos. Están pintados en color gris antracita y portan la inscripción “Audi ceramic”. Son los del teaser, pero habilmente le borré la leyenda que está sobre la pinza, porque si no instantáneamente íbais a adivinar de que coche se trataba.

Solo los coches rojos de los monitores montaban los frenos cerámicos. Con esta opción, el diámetro de los discos delanteros aumenta hasta 380 milímetros. Estos discos están fabricados con carburo de silicio, un material extremadamente duro y resistente a la abrasión cuya estructura cristalina es similar a la de un diamante. En este material se han entretejido fibras de carbono de alta resistencia que absorben las tensiones generadas.

Los discos cerámicos, además de ser más efectivos, son especialmente ligeros: el peso total es de nueve kilos menos que los de serie en acero. Sinceramente, creo que por su precio solo es una opción recomendable para los muy “sibaritas” y para aquellos que realmente van a rodar muy a menudo en circuito a ritmo alto, ya que durante la prueba del Audi R8 5.2 V10 en pista, en ningún momento notamos fatiga en los equipos de frenos de serie.

Un poco de agilidad de manos en los Audi S4 Avant

Ya estábamos empezando a familiarizarnos con los Audi R8 5.2 V10, el tacto general del coche era muy semejante al de la versión V8 y eso me animaba. El R8 5.2 V10 pesa 1.695 kilos (cinco más el R Tronic) mientras que el V8 pesa 1.635 kilos a los que hay que sumarle también cinco kilos con el cambio R Tronic.

Lo siguiente que hicimos fue abandonar por unos momentos los Audi R8 5.2 V10 en el paddock para que revisasen presiones de neumáticos y estado general de los coches, e irnos a la parte de atrás del circuito montados en los Audi S4 Avant de color amarillo que nos acompañaban.

Me han hablado maravillas del comportamiento del Audi S4 Avant con su motor V6 biturbo de 344 caballos, y la verdad es que durante los escasos 25 minutos que lo conduje me encantó su comportamiento y sobre todo la forma progresiva y potente que tiene de acelerar. Ya le pondremos las manos encima…

Con los S4 Avant estuvimos haciendo ejercicios de slalom, algo muy recomendable para coger soltura de manos y deshinibirnos antes de salir a pista a rodar rápido con el Audi R8 5.2 V10, que era a lo que habíamos ido.

Volvimos al paddock y allí estaba ya Jordi Gené, que junto con el resto de monitores de Audi Driving Experience, iba a ser quien nos guiase en nuestras vueltas rápidas al circuito con los Audi R8 5.2 V10...

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