Audi R8 5.2 V10 FSI, prueba (parte 1)

Muchos lo habéis adivinado a la primera y a otros os ha costado un poco más saber cual iba a ser nuestra próxima prueba, pero por fin podemos despejar las dudas. El protagonista es ni más ni menos que el nuevo Audi R8 5.2 V10, el hermano “vitaminado” del Audi R8 que ya probamos hace unos meses en Motorpasion.

La carta de presentación es buena y el escenario de la prueba fue perfecto. Audi R8 5.2 V10 con 525 caballos de potencia, más de 20 unidades de pruebas y el Circuito de Montmeló para poder sacarle partido.

Por si esto fuese poco, ni más ni menos que el piloto Jordi Gené nos enseñó todos los secretos del nuevo superdeportivo en el trazado de la Fórmula 1. Arrancamos…

¿Qué cambia respecto al V8 en el Audi R8 5.2 V10?

Lo primero que queremos es ir repasando las diferencias entre el Audi R8 5.2 V10 y el Audi R8 4.2 V8 que probamos hace algunos meses. Exteriormente los cambios son evidentes, empezando por las ópticas delanteras que ahora incorporan de serie la tecnología led, opcional en el V8.

También tienen un diseño específico las entradas de aire delanteras, que están pintadas en color negro brillante y que ahora solo disponen de dos barras transversales en lugar de tres. Así parecen más grandes y le dan un aspecto más agresivo al frontal del coche.

Por su parte los “sideblades” laterales, esas entradas de aire para refrigerar el motor, son más amplias en el Audi R8 5.2 V10 que en el V8. En el “sideblade” derecho se encuentra la tapa del depósito, realizada íntegramente en aluminio, preciosa.

Las llantas también son otro de los puntos que permiten diferenciar al Audi R8 5.2 V10 del V8, aunque lo cierto es que todas las unidades que pudimos probar en Montmeló montaban las llantas normales del modelo V8, unas preciosas bipalo de cinco radios que hicieron dudar a alguno cuando publicamos el teaser de esta prueba.

En la parte trasera los cambios a nivel estético son más evidentes, ya que para liberar calor del motor, existen ahora unas salidas de aire específicas situadas debajo de las ópticas traseras. Las salidas de aire de ambos lados del coche están unidas por una franja en color negro, que cambia por completo el aspecto de la trasera respecto al modelo V8 y para mi gusto le dan un aspecto mucho más agresivo.

Por último las cuatro salidas de escape del Audi R8 V8 se han sustituído por dos salidas ovaladas, una a cada lado del coche. El sonido que emiten es sencillamente espectacular, pero ya tendremos tiempo de comprobarlo a medida que avance la prueba.

En el interior no apreciamos ningún cambio respecto a la versión V8. Su habitáculo sigue siendo uno de los puntos fuertes de este superdeportivo, un habitáculo cómodo y de calidad que poco tiene que envidiar al de las grandes berlinas de la marca de los cuatro aros.

En este modelo el equipo de música firmado por Bang & Olufsen es de serie y tiene una potencia de 465 vatios, aunque personalmente me quedo con la música que emiten los 525 caballos de potencia del motor V10 que se esconde en la parte trasera.

Audi Magnetic Ride de serie en el Audi R8 5.2 V10

El equipamiento de serie, destaca por incorporar en esta versión V10 la amortiguación adaptativa Audi Magnetic Ride. Este sistema cambia del modo normal, enfocado al confort, al modo deportivo, de configuración más rígida de forma constante.

Por los pistones de los amortiguadores circula un aceite de hidrocarburo sintético en el que se encuentran microscópicas partículas magnéticas de entre tres y diez milésimas de milímetro de tamaño del grano. Para que nos hagamos una idea, un cabello humano es diez veces más grueso.

¿Cómo funciona todo esto? Al aplicar un determinado voltaje en una bobina, se crea un campo magnético en el que se modifica la orientación de las partículas.

Éstas reducen el flujo del aceite a través de los canales de los pistones, colocándose en sentido transversal a la dirección de la corriente. Este proceso dura sólo unas pocas milésimas de segundo, mucho menos que en los amortiguadores adaptativos convencionales.

El dispositivo de control se alimenta de una serie de complejos sensores y calcula ininterrumpidamente los valores óptimos para cada una de las ruedas. Cuando el R8 5.2 gira en una curva aumenta la fuerza de amortiguación en la rueda situada en el exterior de la curva, con lo que se reduce la tendencia al balanceo de la carrocería y la respuesta se vuelve más espontánea.

Lo pudimos comprobar en persona, y os aseguro que el sistema funciona a la perfección, haciendo que la amortiguación del R8 esté siempre con el tarado preciso.

Como pintura exclusiva para la carrocería del V10 , Audi ha añadido el color Azul Sepang efecto perla a su oferta, en la que se incluyen otros ocho tonos y ocho colores de serie para los “sideblades”.

Mañana ya tendremos en marcha su espectacular motor…

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