¡Por fin! El Mercedes-AMG One de cinco motores y más de 1.000 CV es el coche más complicado del mundo

Tras un largo periodo de gestación, el esperado Mercedes-AMG One se muestra por fin en su versión definitiva. Sus especificaciones técnicas son una locura. Tiene un corazón de otro mundo, el de la F1. Este singular 'hyperdeportivo' está propulsado por una unidad híbrida con una potencia al alcance de muy pocos: más de 1.000 CV.

Desde su primera aparición en el Salón de Fráncfort de 2017 bajo el nombre de Project One, este monstruo ha sido objeto de un largo, larguísimo, proceso de desarrollo.

A los ingenieros de Mercedes, les pasó algo parecido que a sus colegas de Bugatti cuando tuvieron que hacer el Veyron de serie, se multiplicaron los retrasos. "Este es el coche más complejo del mundo, estamos al límite de lo posible", explicó el doctor Marco Lochmahr, responsable del proyecto desde 2019.

AMG One: un rompecabezas

En cuanto al presidente del consejo de administración de Mercedes, Ola Källenius, entrevistado por Autocar durante el Gran Premio de Mónaco, bromeó diciendo que el consejo de administración debía de estar "borracho" cuando dijo que sí al proyecto.

Eso nos da una idea de lo difícil que resulta en ocasiones pasar del concept car a un coche homologado. Hoy, descubrimos por fin cómo es este coche, que pretende ser un Fórmula 1 de 2017 con matrícula.

"Este es el coche más complejo del mundo, estamos al límite de lo posible".

A lo largo de sus diversas apariciones nos hemos ido acostumbrado ya a su silueta de coche de carreras, mezcla de LMP1 y superdeportivo, y a sus formas dictadas por la eficacia aerodinámica. Cual coche de carreras, mide 4,76 m de largo por 2 m de ancho y tan sólo 1,26 m de alto. Sin embargo, el coche sigue causando cierto efecto.

Impresiona especialmente cuando pasa al modo pista Strat2: el sistema hidráulico baja el coche 37 mm en la parte delantera y 30 mm en la parte trasera al mismo tiempo que los extractores de aire en los pasos de ruedas, cual branquias, se abren poniendo sus cuatro aletas en posición casi vertical.

Junto con las llantas de magnesio forjado con tuerca central y que actúan como extractores de aire, este trabajo permite multiplicar por cinco el apoyo aerodinámico. Pero eso no es lo más impresionante del coche, lo es su conjunto mecánico.

Cinco motores para 1.063 CV

No hay manera suave de decirlo: el AMG One es una bestia de carreras que desarrolla 1.063 CV gracias a sus cinco motores. Sí, equipa cinco motores: cuatro eléctricos y uno gasolina. Es más, es un híbrido enchufable.

El sistema híbrido del AMG One está formado por un V6 de 1.6 litros de cilindrada y sobrealimentado por un turbo. Desarrolla 574 CV a 9.000 rpm y es capaz de subir hasta 11.000 vueltas. Se trata de un V6 de la temporada 2017 de Fórmula 1 y recibe la ayuda de cuatro motores eléctricos.

Uno de éstos está integrado en el turbocompresor para mejorar la respuesta a baja carga y aumentar el par motor a bajas revoluciones, tiene una potencia de 90 kW o 122 CV. Sí, 122 CV para mover el turbo...

El segundo motor está implantado directamente en el motor de combustión y conectado al cigüeñal, es una suerte de súper sistema microhíbrido, y tiene una potencia de 120 kW (163 CV), y los dos últimos motores, de 163 CV cada uno, animan directamente las ruedas delanteras. Al final, la potencia combinada de esta central térmica-eléctrica es de 782 kW, es decir, 1.063 CV.

Un híbrido enchufable de 1.063 CV en total con cinco motores: un V6 de 574 CV y cuatro eléctricos de 611 CV en conjunto

Estos motores eléctricos se nutren de una batería de iones de litio con 8,4 kWh de capacidad que le confieren en modo eléctrico una autonomía de 18 km. Que nadie se rasgue las vestiduras con el hecho de que sea un PHEV, esa poca autonomía no le daría derecho a la etiqueta CERO en España (pero sí a la ECO).

En todo caso, no le vendrán mal esos 18 km extras de autonomía, pues el AMG One tiene un depósito de gasolina de tan sólo 55 litros. Y a pesar de un consumo medio homologado de 8,7 l/100 km, es imposible no pensar que 55 litros es más bien poco. Por ejemplo, un Ferrari SF90 Stradale lleva 68 litros.

Tecnología de competición

La batería, que se puede recargar vía una toma de corriente con hasta 3,5 kW de potencia, es la primera de las nuevas baterías de AMG de los sistemas AMG E Performance. de la marca, capaz de recargar a gran velocidad y entregar de golpe mucha energía en pro de las prestaciones. Pero esto implica una refrigeración casi perfecta, tanto para poder funcionar de manera óptima como por seguridad.

Así, dispone de una refrigeración directa por líquido. “Un líquido refrigerante de alta tecnología envuelve con su flujo todas las células y las refrigera individualmente”, explican desde Mercedes-AMG.

Por otra parte, hay un sistema de tratamiento de los gases de escape compuesto por cuatro catalizadores metálicos con sistema de precalentamiento, dos catalizadores cerámicos y dos filtros de partículas que le permiten cumplir con los límites de emisiones Euro 6.

La transmisión, por su parte, se compone de una caja de cambios manual robotizada de siete velocidades, con accionamiento hidráulico, embrague de cuatro discos y levas de cambio en el volante.

Hay seis modos de conducción a disposición del conductor: Race Safe, Race, EV, Individual, Race Plus y Strat 2, los dos últimos son modos reservados para un uso en circuito.

El modo Race Safe equivale al modo híbrido, donde V6 y motores eléctricos funcionan en sintonía, dando prioridad a los motores eléctricos. En modo Race, el motor V6 está siempre en marcha y se utiliza además para recargar la batería. En cuanto a EV, es el modo 100 % eléctrico.

Race Plus, por su parte, activa una función aerodinámica que despliega el alerón trasero en un ángulo predeterminado para aumentar la carga aerodinámica, baja la suspensión y proporciona lo que AMG describe como una "gestión especial del rendimiento" de la cadena cinemática.

Strat 2 (su nombre deriva de la configuración Strategy 2 de los coches de F1 de Mercedes-AMG) lleva todo un paso más allá, aportando una configuración aerodinámica aún más extrema (que incluye una función DRS), un ajuste más firme de la suspensión y toda la potencia de todos los motores.

Con razón aseguran en Mercedes que es el coche más complejo del mundo. Al final, estamos en presencia de un monstruo capaz de pasar de 0 a 300 km/h en 15,6 s y superar los 350 km/h, pero que, por otra parte, debe ser utilizable todos los días por cualquiera, sin necesidad de ser piloto.

El chasis y el tren de rodaje del One son igualmente impresionantes. El motor y la caja de cambios forman parte de la estructura general, enmarcados en un bastidor de titanio y acero, mientras que el monocasco de carbono proporciona una rigidez extrema.

La suspensión activa cuenta con un esquema de cinco brazos con dos tirantes ajustables, tanto en la parte delantera como trasera, mientras que los frenos lucen discos cerámicos de 398 mm de diámetro con pinzas de seis pistones delante.

Si bien su motor es derivado del bloque de F1 de 2017, por suerte, las ruedas del Mercedes-AMG One no lo son. Calza llantas de 10x19 con Michelin Pilot Sport Cup 2R M01 de 285/35 ZR 19, desarrollados en exclusiva para este modelo, y llantas de 12x20 con los mismos Michelin en 335/30 ZR 20.

Una pintura realizada a mano

El cockpit del AMG One es claramente el de un coche de carreras. No tiene adornos, todo es funcional y desprende un aire de competición, salvo por la pantalla táctil y el sistema de infoentretenimiento MBUX y el aire acondicionado que lo acercan al mundo de los coches de calle.

El chasis monocasco de carbono integra los asientos, por lo que la posición de conducción se ajusta moviendo la posición del volante y los pedales, así como la inclinación del respaldo, pero no la del asiento.

Como en muchos coches de carrera la visibilidad lateral no es la mejor del mundo, por eso equipa radares de proximidad para poder maniobrar sin riesgo. Es también una manera de conservar los detalles de la carrocería pintados a mano, como las estrellas y el logotipo frontal, idéntico al de los coches de F1 de la marca. Es una pintura larga y laboriosa que necesita 16 etapas antes de poder considerarla terminada.

El modelo, que se vende por 2,275 millones de euros más IVA y demás posibles impuestos, puede, por supuesto, ser pintado del color que uno quiera -literalmente- y debe recogerse personalmente en la sede de AMG en Affalterbach. Cómo no, los 275 ejemplares previstos se vendieron todos en un proceso secreto de captación de clientes.

Los primeros afortunados propietarios, entre los que se encuentran algunos pilotos de alto nivel, recibirán su joya a lo largo de la segunda mitad de este año. Mientras tanto, el Festival Of Speed de Goodwood, en junio, será el escenario de la primera aparición pública del AMG One en movimiento.

No solamente será el debut del AMG One de producción, sino que será la primera vez que se podrá ver en acción, con el sonido de su V6 flirteando con las 11.000 vueltas, amplificado por los silenciosos de titanio, un sonido que aseguran en la marca será cercano al de la F1.

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