Nissan está en el peor momento de su historia y necesita algo más que vender coches. Para asegurarse su futuro se está planteando vender su rascacielos de 600 millones

Sede de Nissan en Yokohama

Nissan se enfrenta a la peor crisis de su historia: en el último año fiscal ha firmado pérdidas de más de 4.000 millones de euros. La medicina pasa por recortar gastos: el plan Re:Nissan anunciado por la marca nipona pretende reducir los costes fijos en 1,83 millones de euros y los variables en 600.000 euros.

Despidos y bajas de sueldo están en la ecuación, pero también la venta de activos. Su sede en Yokohama, un gigantesco rascacielos en la ciudad nipona, podría ser uno de estos activos. Sumado a varias fábricas en todo el mundo.

"Todas las posibilidades" para recuperar su rentabilidad

En 2009, bajo la dirección de Carlos Ghosn, Nissan inauguró su emblemática sede en Japón: un rascacielos acristalado de 22 pisos. Según informa el diario Nikkei y recoge Reuters, la firma está considerarlo venderlo como parte de este plan de reducir costes. El valor de este edificio, santo y seña de la marca, se estima en más de 100.000 millones de yenes (unos 610 millones de euros al cambio). Se señala lo haría en método de venta con arrendamiento: firmaría un contrato de alquiler con el comprador, pero seguiría utilizando esta instalación.

Nissan no ha confirmado oficialmente la venta de su sede, pero en el comunicado del plan Re:Nissan señaló que "está considerando todas las posibilidades" para recuperar su rentabilidad. La venta de esta y otras propiedades no eliminará la deuda de Nissan, pero sí ayudaría a reducir mucho los altísimos costes operativos de la marca.

Cierre de siete fábricas y 20.000 trabajadores a la calle. La marca también valora reducir plantas de producción. Según Reuters, fuentes de la marca habrían señalado que valoran pasar de las 17 actuales a 10. En el plan se recogió que su capacidad de producción se recortaría en un 20 % a nivel global.

En Japón, serían sus dos factorías más antiguas: Oppama (de unos 3.900 trabajadores) y Shonan (con cerca de 1.200 operarios).  Esto reduciría a tres las plantas japonesas. Se sumarían fábricas en Sudáfrica, India y Argentina, además de dos en México.

A esto se añade que Nissan va a recortar drásticamente su plantilla: un 15 % de su fuerza laboral a nivel global. La cifra señalada asciende a casi 20.000 empleados, de los que irá prescindiendo hasta 2027, incluyendo las propias fábricas, concesionarios u oficinas. Con ello prevé ahorrar 300 mil millones de yenes (unos 1,83 millones de euros al cambio).

Además, desde noviembre se ha hecho efectiva una reducción de sueldos en toda la cúpula directiva: desde el CEO Makoto Uchida hasta el resto de miembros del comité ejecutivo.

El peor año de su historia. En el último ejercicio fiscal, cerrado el pasado mes de mayo, los números han sido nefastos: su pérdida neta anual oscila entre los 700 y 750 mil millones de yenes (entre unos 4.200 y 4.600 millones de euros). Entre enero y marzo de este año la caída de ingresos se ha cifrado en un 94 %, con una acusada bajada de ventas en mercados como EEUU o China. Los aranceles de importación de Trump han sido la estocada definitiva, pues Nissan es una de las japonesas más afectadas ya que exporta a este mercado desde sus fábricas de México.

Esos más de 4.000 millones suponen la mayor pérdida de su historia, superando las de la temporada fiscal 1999-2000: entonces registró una caída neta de 684.000 millones de yenes. En aquella ocasión, la alianza con Renault supuso la salvaguarda. Nissan había valorado hacer lo propio ahora con Honda, pero rechazó la oferta.

Imágenes | Nissan

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