China acaba de estrenar un arma para cambiar las reglas de la guerra: un portaaviones volador que puede lanzar 100 drones kamikaze

Está claro que las guerras del futuro no se van a parecer en nada a lo que eran

Irene Mendoza

China acaba de dar un salto tecnológico sin precedentes en el campo militar con el estreno del ‘Jiu Tian’, el mayor portadrones del mundo. Esta especie de “portaaviones volador” es una gigantesca nave nodriza no tripulada, diseñada para transportar y lanzar hasta cien drones kamikaze en vuelo coordinado.

Este avance marca una distancia enorme respecto a la década pasada, cuando Pekín aún dependía de modelos heredados o copiados. Hoy, el Jiu Tian simboliza un cambio de era: más que un nuevo avión, es una plataforma aérea que anticipa cómo serán las guerras del futuro, con enjambres de drones capaces de saturar cualquier defensa mediante inteligencia artificial y ataques masivos en red.

El Jiu Tian: un portaaviones volador para la guerra del futuro

El Jiu Tian, cuyo nombre significa “Nueve Cielos”, no es un avión convencional, sino una gigantesca nave nodriza no tripulada. Con 16 toneladas de peso, 7.000 km de autonomía y capacidad para elevarse a 15.000 metros de altura, puede transportar hasta 100 drones kamikaze de unos 50 kgs de peso cada uno, listos para lanzarse en enjambre contra objetivos enemigos.

Desarrollado íntegramente en China por la estatal AVIC y construido en Xi’an, no tiene equivalente en ningún otro ejército del mundo. EEUU dispone de plataformas aéreas que transportan UAV (siglas de ‘vehículo aéreo no tripulado’ en inglés), pero ninguna con esta capacidad de ataque autónomo y masivo.

El planteamiento del Jiu Tian recuerda a un ataque DDoS en Internet (Distributed Denial of Service, un tipo de ciberataque que consiste en saturar un sistema con miles de peticiones hasta colapsarlo): se vence por número más que por potencia. Un sistema antiaéreo puede derribar decenas de drones, pero detener a un centenar lanzados al mismo tiempo es casi imposible.

“Lo que realmente me quita el sueño son los enjambres”, reconocía el coronel Andrew Konicki, del Mando de Sistemas del Cuerpo de Marines de EEUU a Defense News. La clave está en la coordinación mediante inteligencia artificial, que permite a los drones esquivar defensas, adaptarse en tiempo real y mantener la eficacia del ataque incluso con bajas en el enjambre.

Más que un arma, toda una declaración de intenciones

El Jiu Tian no solo apunta a la superioridad militar. Su exhibición pública tiene también un marcado carácter propagandístico. “Las exhibiciones de sistemas de armas avanzados por parte de China pueden generar expectación y disuasión incluso cuando las capacidades reales permanecen sin confirmar”, explica Elsa Kania, investigadora del Center for a New American Security.

El objetivo es mostrar músculo tecnológico, vender su industria de defensa (recordemos que China es el mayor exportador de drones militares del mundo) y, de paso, enviar un mensaje a Washington y sus aliados en plena tensión por Taiwán.

Fuente: @China_Fact

El salto es evidente: de importar diseños ajenos a crear un portadrones que ningún otro país posee. Con el Jiu Tian, China ya no compite en el terreno conocido, sino que abre la puerta a un futuro en el que las guerras se librarán con enjambres de máquinas autónomas capaces de saturar cualquier defensa.

Su velocidad de 700 km/h, su alcance intercontinental y su capacidad modular (que también podría aprovecharse en misiones humanitarias o de rescate) lo convierten en una plataforma sin precedentes. Aun así, la verdadera eficacia de una nave tan grande y visible en un escenario bélico real sigue siendo incierta, y por ahora el Jiu Tian es tanto un hito tecnológico como una poderosa herramienta de propaganda.

Imágenes | CGTN, @China_Fact

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