Donald Trump ha repetido por activa y por pasiva su intención de acabar con lo que considera la tiranía del coche eléctrico. "Terminaré con el mandato del coche eléctrico el día uno", prometió en su campaña y reiteró en su decreto presidencial.
Siempre se ha referido con ello a eliminar las ayudas a la compra a los eléctricos. Pero su batalla contra los cero emisiones irá más allá: también obligará a pagar una tarifa anual a los dueños de coches eléctricos e híbridos. ¿El argumento? La pérdida de ingresos por impuestos a la gasolina que no pagan los eléctricos. Impuestos que van destinados para mantener las carreteras.
Coches eléctricos más caros de comprar y de mantener
Ambas medidas se incluyen en lo que denominan "Gran y Hermoso Proyecto de Ley", votado ayer a favor en bloque por los republicanos y aprobado por un solo voto. Aunque aún le queda pasar por el Senado para aprobarse y aplicarse definitivamente. Es una reforma integral de impuestos y presupuestaria.
Así, por un lado se contempla eliminar la ayuda estatal de 7.500 dólares para la compra de coches eléctricos, medida recogida en la ley climática de la era Biden. Se aplicará a modelos pertenecientes a marcas que, a finales de cada año, entreguen más de 200.000 vehículos eléctricos en EEUU.
Y por otro, el pago por uso para los electrificados. El proyecto de Ley sorprende con la aplicación de un impuesto anual de 250 euros para los coches eléctricos y de 100 dólares para los híbridos.
Mantener las carreteras. El gobierno de Trump defiende que este gravamen a eléctricos e híbridos es necesario para "garantizar su contribución" al deficitario Fondo Fiduciario para Carreteras. "Se espera que estas nuevas tarifas de usuario aumenten los ingresos federales en una estimación conservadora de más de 38.000 millones de dólares a lo largo de 10 años", señalaron en la Cámara.
Lo que se argumenta desde el Ejecutivo de Trump es que el aumento de los coches eléctricos ha llevado al colapso este capital. Los impuestos de los combustibles fósiles se destinan por completo al mismo, mientras que los eléctricos no aportan. Pero los eléctricos representan únicamente el 1,4 % del total de vehículos que circulan por las carreteras estadounidenses: 4,09 millones de 292,3 millones. En 2024 los coches eléctricos supusieron el 20 % del mix de ventas, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Además, no es un pago por uso como tal. Los dueños de coches de gasolina asumen impuestos cada vez que repostan: a cuanto más usan las carreteras más pagan. Pero para los eléctricos es una tarifa plana, independientemente de cuánto utilicen el coche. A ello se añade que los dueños de híbridos también repostan y pagan los impuestos de carburantes. La medida no fomentará precisamente la compra de alternativos.
Tesla, beneficiada. La ayuda a la compra exclusiva de eléctricos se sustituirá por otro incentivo general: deducciones fiscales de hasta 10.000 dólares para financiar la compra de coches fabricados en EEUU. Esto independientemente de su mecánica, lo que incluye eléctricos. En principio se aplicará hasta 2029.
Esto pues beneficiará a Tesla, pues todos los coches que vende en su mercado local se ensamblan en sus gigafactorías estadounidenses. Pero no por ejemplo a Ford que produce su eléctrico Mustang Mach-E en la planta de Cuautitlán Izcalli (México).
En general, no pocas marcas exportan sus coches a EEUU: muchas ensamblan en México o Canadá y no podrán beneficiarse de este incentivo ya sea con modelos de gasolina, híbridos o 100 % eléctricos. Todo teniendo en cuenta que los eléctricos en todos los mercados, incluso en Noruega, dependen de ayudas para venderse. Los fabricantes han invertido miles millones en esta tecnología: puede ser el golpe definitivo para firmas ya en la cuerda floja.
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Imágenes | Retrato oficial de Donald Trump por Daniel Torok, Tesla, Renault