Carlos Ghosn elude el arresto domiciliario y huye de Japón para refugiarse en el Líbano

Carlos Ghosn ha huido de Japón donde estaba sometido a un arresto domiciliario bajo control judicial desde el pasado mes de abril, tras pagar casi ocho millones de euros de fianza y tras pasar más de 100 días encarcelado.

El antiguo primer ejecutivo de Renault y Nissan, sobre el que pesan cuatro acusaciones por parte de la fiscalía nipona, llegó a Beirut el pasado domingo por la noche en un jet privado.

“Ya no soy el rehén del sistema judicial japonés parcial donde prevalece la presunción de culpabilidad (…). No me he fugado de la Justicia, me he escapado de la injusticia y de la persecución política", afirmó Ghosn en un comunicado.

En Japón no se explican como ha podido huir ya que, según las reglas niponas, sus abogados tenían en su poder sus pasaportes (Ghosn tiene triple nacionalidad: libanesa, francesa y brasileña).

Su principal abogado nipón, Junichiro Hironak, se mostrada muy sorprendido por la huida de su cliente al Líbano, ya que no había visto ningún signo que le hiciese pensar que preparaba su marcha.

Carlos Ghosn, libre en Líbano

En el país de los cedros, Ghosn tiene muchos partidarios (es nieto de emigrantes libaneses en Brasil) y gozará de disposiciones muy protectoras. Según un funcionario libanés citado por AFP, "la forma en que dejó Japón no está clara".

El periódico libanés al-Joumhouriya, que publicó la información, asegura que el depuesto jefe de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi llegó a Beirut en un avión procedente de Turquía.

En Japón, sin embargo, no tienen claro que puedan ver de nuevo a Ghosn en el banco de los acusados ya que no existe tratado de extradición entre Japón y Líbano. Por eso las autoridades japonesas decidirán si buscarán o no su extradición. Y es que ésta requeriría negociaciones a través de canales gubernamentales entre los dos países.

Recordemos que Carlos Ghosn está acusado de malversación de fondos y del supuesto desvío de cinco millones de dólares procedentes de Nissan que Ghosn usó, según la Fiscalía nipona, en beneficio propio. Las penas de cárcel por esos delitos sumarían varias décadas de encarcelamiento.

Pero su caso pone también de manifiesto que Nissan se libra a una guerra económica con su accionista de referencia, Renault, con el fin de evitar que Renault tomase definitavmente el control de Nissan.

Por otra parte, Japón no es el único país que quiere investigar la gestión del ex ejecutivo. Francia y Renault estudian demandarlo por "gastos sospechosos".

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