No es muy ochentero, pero es la reencarnación del Testarossa: Ferrari resucita la leyenda con un superdeportivo híbrido enchufable con más de 1.000 CV

En pleno auge de resurrección de iconos sobre ruedas, Ferrari acaba de hacer lo propio con el mítico y ochentero Ferrari Testarossa. Al menos en lo que toca al nombre: la de Maranello acaba de presentar el Ferrari 849 Testarossa. 

No es un exclusivo Icona, sino que representa el nuevo culmen de la gama de los cavallinos: es el sustituto del Ferrari SF90 Stradale, que fue el primer híbrido enchufable de producción de la firma italiana. Efectivamente, el Testarossa de nueva era también lo es. A cambio es una bestia que supera los 1.000 CV de su predecesor, lo que le convierte en el Ferrari de gama más potente jamás concebido (sin contar la línea Supercar limitada que incluye el más poderoso F80).

Mejorando al SF90 Stradale en todo, incluyendo el nombre

Presentado ayer en Milán, el Ferrari 849 Testarossa es también una berlinetta superdeportiva. Y como al que se sustituye basa su mecánica en un conjunto híbrido que combina un motor de combustión con tres motores eléctricos. También toma el testigo del SF90 Stradale en cuanto a carrocerías: tendrá opción Spider a cielo abierto con capota retráctil.

Cuatro motores y más de 1.000 CV. En el menú encontramos el ya conocido V8 de 4.0 litros biturbo de Ferrari, en disposición central trasera. Pero es la última versión, con componentes revisados y sobre todo la adopción de un turbocompresor nuevo y que es el más grande que han embutido a uno de sus retoños. Con materiales e intercooler optimizados, la marca promete haberlo ajustado para minimizar el retraso del turbo y mejorar la eficiencia térmica. Este V8 firma los 830 CV de potencia a 7.500 rpm y los 842 Nm de par a 6.500 rpm, que son 50 CV más que los del SF90 Stradale.

El segundo pilar de su mecánica es el sistema eléctrico: de nuevo encontramos tres motores cero emisiones, dos en el eje delantero y un tercero en el trasero. En conjunto ofrecen 220 CV de entrega. Y así es como llegamos a la mágica cifra de 1.050 CV.

Este grupo híbrido se gestiona con un cambio automático secuencial de doble embrague de ocho velocidades. Desde la cabina lo hace desde una palanca que imita una caja manual con compuerta pero sin serlo. Una reminiscencia a los gloriosos manuales que en teoría iban a regresar a la marca (habrá que esperar al hipotético F40 resucitado), y que ya vimos en el Ferrari Roma.

Un cavallino de menos de 3 segundos. Con estos ingredientes, sumado a un peso de 1.570 kg (idéntico al de su antecesor), este Ferrari 849 Testarossa firma los 330 km/h de máxima, acelera de 0-100 km/h en 2,3 segundos y de 0 a 200 en 6,3 segundos. La relación peso/potencia es de 1,4 kg por cada CV, que Ferrari señala como la mejor conseguida en uno de sus modelos de gama "básica".

También lo hace en rendimiento, gracias a una mejorada carga aerodinámica que se sitúa en 415 kg a 250 km/h, mejorando en 25 kg la del SF90 Stradale. También se ha optimizado en un 15 % la capacidad de refrigeración del motor y de los frenos. Estos últimos son carbocerámicos de última generación (CCM-R), con pinzas y se integran además los sistema ABS Evo y el FIVE (Ferrari Integrated Vehicle Estimator), con frenada predictiva.

Siendo un PHEV, también toca hablar de aspectos mundanos: la batería de 7,45 kWh que según Ferrari le permite circular 25 km en modo eléctrico puro. Esa autonomía eléctrica no le da para obtener la etiqueta CERO de la DGT pero tampoco es que importe mucho. 

No tan retro. A nivel de diseño, este Testarossa del siglo XXI tiene ciertas reminiscencias al original que estuvo en producción entre 1984 y 1996, como su forma de cuña, un frontal afilado y un prominente labio delantero. Pero en general está más alineado con los últimos Ferrari que con un corte retro. 

No encontramos los faros escamoteables, sino unas rectangulares y finas ópticas que se unen franja en negro dominando toda la delantera. Tampoco las características branquias laterales sobre las puertas, quizá la mayor decepción de este resucitado Testarossa. En su lugar, una línea negra se aloja delante de las ruedas traseras, escondiendo la entrada de aire para el V8. En la zaga no hay moldura negra a base de lamas, sino unas ópticas bastante continuistas con el SF90 Stradale. El V8 no va tapado, sino que queda a la vista bajo una cubierta de vidrio templado como también ocurría con su predecesor.  

Personalización y paquete deportivo. En el interior, el 849 Testarossa pone al conductor en el centro y se alinea con los últimos estrenos de la marca, en configuración envolvente. La pantalla es la instrumentación, mientras que el copiloto tiene un delgado panel táctil multimedia con accesos directos a las funciones de entretenimiento. Los asientos pueden ser confort o de competición, en fibra de carbono. Y como decíamos, el único elemento algo retro es la palanca de cambios que imita la tradicional manual mostrando los raíles de recorrido.

Como buen modelo moderno, tiene conexión Apple CarPlay y Android Auto y dispone de funciones digitales y remotas gracias al sistema MyFerrari Connect, que puede manejarse desde la app.

El Ferrari 849 Testarossa ofrece amplias posibilidades de personalización, como es habitual en la fábrica de sueños. Además ofrece el equipamiento específico Assetto Fiorano, que reduce su peso en 30 kg gracias a sustituir no pocos elementos por otros en fibra de carbono y titanio. Por ejemplo el asiento tubular aligerado y tapizado en Alcantara (-18 kg) o las llantas de 20 pulgadas en fibra de carbono.

Desde 460.000 euros. Los pedidos para hacerse con los servicios de este renacido Testarossa ya están abiertos, aunque Ferrari prevé que las primeras entregas no llegarán hasta el segundo o tercer trimestre de 2026. Entregas que, como es habitual, comenzarán por Europa. El precio en el que arranca el 849 Testarossa es de 460.000 euros, o bien de 500.000 euros para las opción Spider.

Imágenes | Ferrari

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