Los roedores creen que tu coche es un almacén de comida y no te salvas ni aunque lo aparques en garaje: el de este conductor escondía 18 kilos de avellanas que habían llevado las ratas

Un automóvil está lleno de recovecos bajo el capó. Los roedores lo ven como un estupendo almacén de suministros

Alejandra Otero

Las averías en el coche son por desgracia habituales, pero las causas pueden ser de lo más locas. Por ejemplo puedes abrir el capó y descubrir que se ha convertido en un estupendo almacén de comida para un simpático roedor.

Ocurre más de lo que pensamos, y normalmente con vehículos aparcados en zonas rurales, siendo las ardillas las culpables. Pero nuestro hoy protagonista aparcaba su automóvil en el garaje, así que nunca pensó que podría ser la causa de esos ruidos raros que llevaba semanas escuchando en su automóvil. Se llevó dos desagradables sorpresas: kilos y kilos de sustento dentro de su coche y que su garaje tenía ratas.

Tardaron más de dos horas en sacar todas las avellanas del coche

El señor Wang, reside en Jixi, una ciudad de la provincia de Heilongjiang, al noreste de China. Como recoge Oddity Central, según lo señalado por este automovilista en la red social Weibo (el X -Twitter- chino), ya hacía tiempo que escuchaba ruidos extraños en el coche, pero lo dejó correr porque tampoco es que fallara nada en el vehículo.

Pero en pleno mes de noviembre, notó que la calefacción de su coche no funcionaba correctamente. Lo que resulta un problema en Heilongjiang, una de las provincias más frías de China, haciendo frontera con Rusia. En la ciudad de Jixi ahora hace un frío que pela, con temperaturas bajo cero. Así que, por fin, decidió llevar el coche al taller.

De un saco que tenía en el garaje a su coche. El mecánico lo primero que hizo fue abrir el capó y allí descubrió que toda la zona bajo el parabrisas estaba plagada de avellanas. Aunque eso no podía ser la causa del mal funcionamiento de la calefacción. Pasó entonces a revisar las rejillas de ventilación y el resultado fue el mismo: decenas de avellanas obstruían los conductos. No era lo único: el filtro del habitáculo estaba igualmente lleno de estos frutos secos.

En total, sacó más de 18 kilos de avellanas escondidos en estos recovecos del coche. Una tarea que le llevó dos horas, explicó Wang: "Comenzó a las 9:00 y hasta después de las 11:00 no quitó todas las avellanas". A Wang le sorprendió mucho que su automóvil se hubiera convertido en un almacén de comida: una ardilla no podía haber sido, pues no aparcaba en la calle. Y no es que su garaje tuviera árboles.

No tardó en dar con la clave. Resulta que Wang guardaba en el garaje un enorme saco de avellanas: estaba roído y faltaba más de la mitad de su contenido. Contenido que había acabado dentro de su coche, llevado por ratas o ratones. No había otra explicación. De momento ha llenado el garaje de trampas para atrapar a los roedores y evitar que vuelvan a usar su vehículo de almacén.

Coches como madrigueras. No es el primer caso de este tipo ni será el último. Durante la pandemia, el Honda Accord de este español estuvo tres meses parado en una casa al lado de un bosque. Una musaraña tuvo a bien llenarlo de avellanas: el filtro del aire y otras hendiduras estaban hasta los topes de estos frutos secos. En total sacó 3 kg que, dice en un comentario en Instagram, se comió luego muy ricamente.

Y más allá de España, otros casos han sido noticia por idéntico problema: por ejemplo, esta mujer descubrió que una ardilla había metido más de 500 nueces negras bajo el capó, cubriéndolo por completo. En ocasiones, las ardillas incluso anidan en los coches si este no se mueve mucho.

Imágenes | @meilikejia1 en Youtube

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