La primera batería en estado sólido de la historia será para un Toyota en 2025, pero no será un coche eléctrico

Las baterías de estado sólido son consideradas el futuro del coche eléctrico, el avance tecnológico que permitirá que el coche eléctrico se imponga sobre el resto. La teoría es que permitirá cargas ultrarrápidas (similar a lo que se tarda en llenar un depósito de gasolina) y eso sin dañar la batería.

Toyota tendrá un coche equipado con una batería de estados sólido en el mercado antes de 2025, según ha explicado Gill Pratt, director del Instituto de Investigación de Toyota. Pero, curiosamente, esa batería no estará en un coche eléctrico, sino en un híbrido de la marca.

Pratt explicó en 'Autoline' que la intención de Toyota es comercializar en la “primera mitad de esta década” un coche con una batería de estado sólido. Y se apresuró a añadir que lo haría en un coche híbrido y no en un coche 100 % eléctrico. Según sus términos, “puede parecer contradictorio, pero tiene su lógica”.

Obviamente, la razón inicial es el coste. En un híbrido la batería es pequeña y eso hace que sea más factible diluir el precio de la batería en el precio del coche. Pero lo más importante es que será una prueba de fuego para este tipo de baterías.

Primero en los híbridos, luego en los eléctricos

Como recuerda Pratt, la cantidad de ciclos de carga y descarga con los que trabaja una batería de híbrido es muy superior a lo que experimenta la batería de un coche eléctrico. Es sencillamente un banco de pruebas extraordinario para validar y afinar la tecnología.

Pratt reiteró que las baterías se cargan y descargan de forma diferente a las de iones de litio. Los híbridos serán así una prueba perfecta para la tecnología antes de que Toyota la implemente en un coche 100 % eléctrico.

Y ya sabemos que va a lanzar toda una ofensiva de coches eléctricos para 2035 (el nuevo Toyota bZ4X es sólo el principio), alguno de ellos podría así contar a medio plazo con una batería de este tipo. Siendo, sin duda, un deportivo el modelo inicial ideal para ello, debido al alto nivel de descarga y carga a la que estaría sometida una batería en un coche deportivo.

Al mismo tiempo, Pratt recuerda que la batería de estado sólido es sólo una pieza del puzzle que supone reducir los tiempos de carga. Sin una red de recarga muy potente, en el fondo esa batería no servirá de mucho. Sí tendrá una mayor densidad energética, lo que implica más autonomía con un peso menor, pero no podremos disfrutar de sus rapidísimos tiempos de carga.

Al igual que ahora, de nada sirve un coche capaz de recargar a 200 kW si los puntos de carga disponibles en el momento que los necesitamos no pasan de 50 kW. "Es algo que todos los fabricantes pueden ayudar a mejorar", explica Pratt, pero es sobre todo el legislador quien más puede hacer por ello.

No hay que perder de vista que se trata de un calendario muy optimista para esta tecnología. Las baterías de estado sólido llevan años eludiendo a los ingenieros sin que haya una buena forma de llevarlas a la producción a gran escala y con un coste adecuado.

Sin embargo, a mediados de esta década, Toyota podría estar preparada para cambiar esta situación. Si lo consiguen, y las redes de carga les siguen, podría ser una tecnología disruptiva dando una ventaja tecnológica y comercial a Toyota similar a la que goza en la actualidad Tesla.

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