La conducción automatizada es casi una realidad, sólo faltan unas pinceladas y perderle el miedo

La mayor parte de los accidentes de tráfico a nivel mundial son por un error humano. Partiendo de esta base no parece ninguna locura pensar que la conducción automatizada podría salvar vidas, de hecho una fase previa ya lo está haciendo, los asistentes a la conducción, que no son más que el primer capítulo de una historia que acabará con automóviles que se conducen solos.

Y ese futuro de ciencia ficción no está tan lejos, Bosch estima que en 2020 la conducción completamente automatizada en autopistas sea una realidad. Pero que nadie se asuste, la conducción humana no va a desaparecer. ¿Y quién mejor para contarnos en qué punto está este proyecto y hacia dónde se dirige que la Responsable en Europa del proyecto de Conducción Automatizada de Bosch?

Se llama Belén Aranda, es española y una apasionada de su trabajo como demostró en la rueda de prensa sobre conducción automatizada a la que asistimos y en la que nos contó todo lo que vas a leer en este artículo.

El objetivo de la conducción automatizada es la reducción de accidentes y, aunque podamos sentirnos algo reticentes a la hora de dejar nuestro viaje en manos de un grupo de sensores, radares y centralitas electrónicas, la realidad es que las nuevas generaciones demandan poder emplear el tiempo en el coche de otra forma que no sea sólo conducir (al menos en parte).

La conducción totalmente automatizada es compleja y también puede asustar en un principio. Por eso se va a incorporar por etapas, la primera ya la estamos viviendo y son los asistentes a la conducción. Estos asistentes no sustituyen al conductor pero sí le alertan y ayudan ante posibles situaciones de peligro. el concepto de Bosch de seguridad multifase está dividido en cinco niveles:

1- Conducción normal: los asistentes ayudan al conductor.

2- Alto riesgo: se intenta evitar el accidente.

3- Accidente inevitable: actuación y preparación para minimizar los daños.

4- Durante el accidente: evitar más accidentes derivados.

5- Después del accidente: Avisar e informar para un rápido rescate.

Conducción parcialmente automatizada

El siguiente paso será la conducción parcialmente automatizada, para la que es necesaria la supervisión del ser humano. Es decir, el coche puede hacer cosas solo pero no iremos tomando café desatendiendo por completo la conducción, eso será un paso más, el de la conducción totalmente automatizada que podemos ver en este vídeo:

Sistemas correspondientes al grupo de conducción parcialmente automatizada son, por ejemplo, el asistente para atascos, que es capaz de tener el control completo del vehículo hasta 12 km/h de velocidad y funciona con la interacción del conductor hasta 60 km/h. Este asistente controla el acelerador, freno y mantiene el vehículo dentro del carril. En 2016 ya podremos verlo en la calle, aunque no se extenderá hasta 2018-2019.

El asistente de zona de obras mantiene el coche en el estrecho carril en caso de obras hasta una velocidad de 100 km/h. Y otro sistema de conducción parcialmente automatizada será la alerta de conducción en sentido erróneo, que en una segunda fase será capaz de avisar a los demás vehículos (para eso será necesario que los coches estén conectados).

Conducción totalmente automatizada

Ahora mismo existen tres claras tendencias en el mundo del automóvil que son compatibles y están relacionadas entre sí, la electrificación, la conectividad y la automatización. La conducción totalmente automatizada no sólo tiene la ventaja de hacer los trayectos más cómodos, tiene estas ventajas:

Mayor seguridad vial: la mayoría de los accidentes son por error humano.

Ahorro de combustible: se estima que se reducirá el consumo entre un 23 y un 39%, claro que también se circulará más despacio, a velocidad legal.

Menores emisiones: no sólo por la reducción del consumo, también por mejorar en un 80% el tránsito de vehículos (sin maniobras que entorpecen a los demás y eligiendo la ruta con menos tráfico gracias a la conexión entre vehículos).

Democratización de la movilidad: estos sistemas permitirán seguir en movimiento a todas las edades.

Ganancia de la productividad: se estima que se ganan 56 minutos al día para invertir en otras tareas que no sean conducir.

Además de que en la conducción totalmente automatizada el conductor puede desatender por completo la conducción (el coche son sus ojos y sus manos), existe otra gran diferencia. En caso de fallo en la conducción parcialmente automatizada es el conductor quien debe tomar el control del vehículo. Sin embargo, en la conducción totalmente automatizada el coche avisa del fallo al conductor pero debe ser capaz de detener el vehículo en un lugar seguro.

Para esto es necesaria una redundancia en todos los sistemas de visión y proceso del coche, por si se produce un fallo en uno de ellos que pueda valerse con el otro. Además este tipo de conducción automatizada de alto nivel requiere de mapas mucho más precisos y dinámicos (ahora mismo se están definiendo estas necesidades en colaboración con TomTom) y unos sensores muy, muy robustos.

También se requieren cambios en la legislación, por el momento en España ya se pueden realizar pruebas de conducción autónoma, pero no se puede circular con este tipo de vehículos libremente hasta que no se cambien ciertas normas. Es necesario que las vías estén bien señalizadas, es importante la conectividad entre vehículos (aunque no es vital) y es muy importante que los conductores confíen en el sistema, por eso se irá introduciendo de forma gradual.

Por el momento ya se han realizado más de 15.000 kilómetros de pruebas de conducción automatizada en vías públicas (desde 2013). Hay prototipos en Alemania, EE.UU. y Japón que ruedan por las calles, donde verdaderamente es interesante probar este tipo de vehículos para comprobar su funcionamiento en circunstancias reales. En 2020 se prevé poder disfrutar de la conducción totalmente automatizada en autopistas (es más sencillo en este tipo de vías porque hay menos variables) y en 2025 el coche podrá venir a recogernos a la puerta de casa.

Para ello se trabaja sin descanso y se preparan diferentes prototipos como el de este vídeo, en el que se muestra cómo se equipa un coche con los 50 componentes necesarios para la conducción automatizada durante 1.400 horas de trabajo y empleando 1.300 metros de cable.

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