Apple quería que hiciésemos de todo en su coche fallido, menos conducir. Para conseguirlo, intentó mezclar una Xbox con una furgoneta hippie futurista

Tras una década de desarrollo y miles de millones de dólares invertidos la noticia de que Apple tiraba la toalla con su coche eléctrico no pilló demasiado desprevenida. La firma tirará por otros derroteros en los que también se la espera: la Inteligencia Artificial.

Ahora sabemos todos los detalles de cómo iba a ser el llamado Proyecto Titán: el prototipo, una minivan blanca con techo totalmente de vidrio, puertas corredizas y neumáticos de banda blanca al estilo Canoo, fue diseñado para transportar a cuatro personas y se inspiró en la Volkswagen T2, según publica Bloomberg de fuentes cercanas.

"Devolver tiempo a la gente": el objetivo de un coche que nunca llegó a nacer

Canoo.

Por las formas redondeadas del vehículo, en Apple lo habían apodado cariñosamente como "Barra de Pan". "El plan era que el vehículo llegara al mercado unos cinco años después [en 2025] con una pantalla de televisión gigante, un potente sistema de audio y ventanas que se oscurecían automáticamente", detallan exmiembros del equipo a la cabecera económica.

Como nos tienen acostumbrados los proyectos de coches autónomos (el de Apple iba a tener un nivel SAE 5), el interior sería como un salón sobre ruedas, con asientos giratorios y reclinables para que los pasajeros no tuvieran que preocuparse por nada. Y es que no querían que tuviera volante ni pedales, sólo un controlador estilo videojuego o una aplicación de iPhone para conducir a baja velocidad.

La tarea de conducción sería a cargo de un sofisticado ordenador a bordo, un nuevo sistema operativo y un software en la nube desarrollado internamente. Problema: ni el mercado regulatorio ni la infraestructura -ni los conductores- estaba preparados para la conducción autónoma total, por lo que el jefe del proyecto y ex Tesla, Doug Field, propuso rebajar las expectativas hasta un nivel 3. Pero los altos mandos querían la conducción autónoma total.

Mientras tanto, el diseño en forma de cápsula, totalmente idéntica por delante y por detrás y con puertas de ala de gaviota siguió evolucionando, y llegaron a desarrollar hasta cinco diseños distintos que nunca llegarían a producirse ni a probarse a escala real en la vía pública.

Querían que fuera únicamente blanco y en una única configuración, y el interior revestido en acero inoxidable, madera y tela blanca, con pantallas colgadas del techo. También se barajó sustituir el volante con una especie de mando de la Xbox, pero al cabo de los años dieron marcha atrás y devolvieron a lo que ya era un producto poco novedoso los pedales y el volante.

Algunas estimaciones internas cifraron el costo de Apple para producir el automóvil en alrededor de 120.000 dólares, mucho más que los 85.000 dólares que la compañía había querido cobrar por él. Era un proyecto que no paraba de tragar dinero: se estima que costó, en promedio, 1.000 millones de dólares al año, o casi una quinta parte del presupuesto de investigación y desarrollo de Apple hace una década, detalla Bloomberg.

Según fuentes internas, Apple no paraba de gastar dinero y no era capaz de tomar un camino u otro en el desarrollo de un coche que ya puso sobre la mesa Steve Jobs en el año 2000. El objetivo era "devolver tiempo a la gente". Básicamente, no hacerles conducir de camino a casa. Pero tras una compra fallida de Tesla y la colaboración también fallida de Elon Musk para que desarrollara el paquete de baterías, conversaciones con Mercedes-Benz, BMW, McLaren y otros, llegó el momento que todos esperaban.

El 27 de febrero convocaron en una videollamada de 12 minutos a las 2.000 personas involucradas en el proyecto para anunciarles que era el fin del Proyecto Titán.

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