Puede que te suene de algo el caso Madeira. Se trata de una presunta estafa piramidal con criptomonedas que apunta directamente a Madeira Invest Club, un chiringuito financiero con el que el empresario Álvaro Romillo habría desviado más de 150 millones de euros, de los cuales 100.000 fueron a parar a Alvise Pérez para financiar su campaña europea.
En plena investigación, la Audiencia Nacional ha ordenado localizar 22 coches de lujo cuyo paradero se desconoce; modelos como el Ferrari 365 GTC 4 o un Mercedes-Maybach S 650 que fueron registrados a nombre de otra empresa pantalla. Como se dice, el dinero atrae dinero, y estas joyas automovilísticas eran el gancho perfecto para atraer inversores.
Coches de lujo como prueba de que el negocio iba viento el popa... y como gancho
Madeira Invest Club fue creado por Romillo como faro guía para aquellos que buscaban invertir y obtener unos altísimos rendimientos. Se le conocía en redes sociales como CriptoSpain, y aseguraba que quienes accedieran a su club privado podrían obtener beneficios de más del 50 % en productos de lujo como relojes, coches de altísima gama o bienes inmuebles gracias a sus cursos de elusión fiscal. Nada nuevo en el mundo de las estafas.
Se calcula que hay 30.000 afectados, y se estima que las inversiones desaparecidas superan los 300 millones de euros. El modus operandi -te puede sonar de algún gurú del fitness muy asiduo a los burpees- se basaba en prometer el éxito y el dinero a partir de la premisa de que nadie sabía más que él sobre el tema, nadie trabajaba más duro y que si invertían en su empresa podrían ahorrarse mucho dinero con sus deberes fiscales. Para atraer a sus clientes, montaba espectaculares eventos con coches de lujo que 'demostraban' que el negocio iba viento en popa y que supuestamente eran de los socios de su club.
Entre ellos un Ferrari Testarossa, un Ferrari 430 Scuderia, un Ferrari 365 GTC 4, un Ferrari F 131 o un Mercedes-Maybach S 650. 27 de ellos fueron embargados en 2024 y ahora buscan otros 22 modelos vinculados a esta supuesta estafa piramidal, entre ellos un Porsche 911 Turbo S, un Ford Mustang 302, un Bentley Bentayga Azure V8, un Jaguar E-Type o un Alfa 8C Competizione, todos usados para captar a sus víctimas y lo más probable es que para blanquear dinero y mover dinero de un país a otro, pues es un modus operandi habitual en el mundo de las estafas.
Desconocen su paradero. Según detalla El Español, cuando la Policía acudió al concesionario donde debían estar, solo encontraron tres. Hablamos de coches que pueden costar un cuarto de millón de euros y con el que la mayoría solo podemos soñar.
Un mercado solo para unos pocos
El mercado de los coches de lujo tiene unas ingentes barreras de entrada, o no, según lo mires. Lo único que necesitas para acceder a los coches caros es tener dinero. Como si fuera fácil de conseguir.
El coche se ha convertido en un símbolo de éxito, de prosperidad, de relevancia. De hecho por lo general es la segunda inversión más grande en la vida de cualquier persona después de la casa (más aún si tenemos en cuenta que el precio medio se ha encarecido casi un 70 % en los últimos 10 años), por lo que el acceso a un coche mejor es una forma de reflejar estatus.
De esta manera el tener un coche de lujo (o varios si es el caso) habla de tu capacidad para generar riqueza real. Pero eso no siempre es así.
Los vehículos de alta gama o de muy alta gama se han convertido también en un reclamo marketiniano, una forma de captar atención reflejando una riqueza que puede ser real o simulada. Un escaparate para abducir a aquellos que creen (o quieren, o necesitan creer) en el discurso de la 'libertad financiera' y el 'salirse del sistema' entendidos de forma torticera.
Los coches de lujo icónicos como el Jaguar E-Type de este caso pueden ser reales en el mejor de los casos; en el peor pueden ser alquilados, cedidos o incluso ni siquiera ser reales. Pero para cuando alguien se haya dado cuenta y la justicia quiere actuar, se han esfumado los ahorros captados hasta el momento y el coche (o los coches) han desaparecido.
¿En qué invierten los ricos? En bienes pasionales
Desde el punto de vista financiero, invertir en coches no es una buena decisión hablando de coches mundanos. Para conseguir rentabilidades hay que mirar mucho más allá, especialmente si tenemos en cuenta que el coche es un bien que tiende a depreciarse y pasa la mayor parte de su vida útil parado... hasta que comienza a revalorizarse hasta el punto de acabar en burbuja. Hay estudios que apuntan sin embargo a modelos como activo 'seguro'. Es el caso del Porsche 911 o el 718 Cayman, que tienen un índice de depreciación bajo a los cinco años si lo comparamos con los eléctricos de alta gama como el Jaguar I-Pace.
Invertir en productos de lujo como refugio valor está reservado para unos pocos pero ha demostrado ser efectivo. Desde bolsos obscenamente caros (hola, Birkin de Hermès) hasta relojes, joyas, whisky, obras de arte o coches, estos bienes tienen un gran potencial de revalorización. Lo llaman inversiones pasionales.
El Índice de Inversiones en Bienes Pasionales de Knight Frank, que clasifica cada año el comportamiento de 10 activos de inversión no inmobiliarios vinculados a un elevado poder adquisitivo, revela que el arte fue el activo que mejor se comportó en 2023 con una revalorización del 11%. Y marcas como BMW (+9%) y Lamborghini (+18%), que atraen a una generación más joven de coleccionistas, rompieron cifras récord.
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