Una prueba de seguridad ha revelado que los autobuses eléctricos chinos de Oslo pueden ser controlados a distancia
Parecía un paso más hacia la movilidad limpia, y ahora se ha convertido en una fuente de preocupación y un motivo para sospechar de la electrificación. En Noruega, el país que más ha apostado por el vehículo eléctrico hace años, una investigación interna ha revelado que parte de su flota de autobuses puede ser apagada a distancia desde China.
El descubrimiento, adelantado por el diario Aftenposten, lo hizo la empresa pública de transporte Ruter, que es la encargada de gestionar los autobuses de Oslo. Una prueba secreta confirmó que los vehículos del fabricante Yutong, uno de los mayores del mundo, incorporan un sistema conectado con el que el fabricante puede tener acceso a los datos de software, baterías y el suministro eléctrico de cada unidad.
“En teoría, el fabricante podría detener el autobús o dejarlo fuera de servicio”
Todo comenzó este verano, cuando Ruter decidió comprobar por sí misma si la seguridad de su flota era tal y como se la habían vendido. Dos autobuses (uno de Yutong y otro del fabricante europeo VDL) fueron trasladados a una instalación aislada en Sandvika, especialmente construida para bloquear cualquier señal externa.
Los resultados fueron sorprendentes... como poco. Para empezar el autobús europeo no tenía conexión remota, pero el modelo chino sí. En concreto, contaba con un módulo de comunicación equipado con una tarjeta SIM, que otorga al fabricante acceso digital directo a cada unidad.
Desde ahí puede realizar actualizaciones de software, diagnósticos o gestionar la batería, pero también podría llegar a detener el vehículo o dejarlo inutilizable. “En teoría, el fabricante podría detener el autobús o dejarlo fuera de servicio”, reconoció el director general de Ruter, Bernt Reitan Jenssen, al diario Aftenposten.
Cómo es posible “apagar” un autobús desde el otro lado del mundo
El sistema remoto forma parte del proceso de actualizaciones OTA (over the air), común en la mayoría de vehículos modernos. Permite que un fabricante pueda actualizar el software sin requerir de ninguna intervención humana, pero también supone un riesgo si no hay cortafuegos o control local.
Los expertos Tor Indstøy (Grupo Telenor) y Arild Tjomsland (Universidad del Sudeste de Noruega), que participaron en la prueba, confirmaron que el sistema no permite conducir los autobuses, aunque sí bloquearlos o detenerlos a distancia. Ruter opera más de 300 autobuses eléctricos chinos en Oslo y sus alrededores, y hay más de 1.200 unidades adicionales camino de Noruega, según Teknisk Ukeblad.
Otras compañías regionales, como Skyss (Vestland) o Brakar (Buskerud), también emplean vehículos del mismo fabricante. China domina más del 70 % del mercado mundial de autobuses eléctricos gracias a empresas como Yutong o BYD, por lo que la dependencia no es solo noruega: afecta a buena parte de Europa.
“Necesitamos apoyo especializado”
Ante el hallazgo, Ruter ha informado al Gobierno y ha pedido ayuda para establecer protocolos comunes de ciberseguridad. “El nivel tecnológico de este problema es tan avanzado que no podemos afrontarlo solos. Necesitamos actuar con las autoridades y con socios internacionales”, declaró Jenssen a Aftenposten.
Asimismo, el ministro de Transporte, Jon-Ivar Nygård, ha confirmado que su departamento ya analiza los riesgos del uso de vehículos procedentes de países con los que Noruega no mantiene cooperación en materia de seguridad.
Mientras tanto, Ruter ha comenzado a retirar las tarjetas SIM de los autobuses para garantizar el control local. Además, estudia implantar cortafuegos digitales y exigir requisitos de ciberseguridad más estrictos en futuras licitaciones.
Primeras medidas: desconexión, cortafuegos y nuevos requisitos
“Queremos adelantarnos a los riesgos antes de que se conviertan en amenazas reales”, señaló Jenssen, que subraya que el objetivo no es rechazar la tecnología, sino protegerla mejor. Los técnicos insisten en que el riesgo de sabotaje es bajo, pero el hallazgo ha servido para exponer una vulnerabilidad que afecta a toda Europa.
El analista militar Ståle Ulriksen, de la Escuela Naval de Guerra, lleva tiempo advirtiendo en medios noruegos como NRK y Bergens Tidende sobre la dependencia tecnológica de China y los riesgos que implica para la seguridad nacional. Una preocupación que no solo afecta a Noruega: muchos países europeos, incluida España, están electrificando sus redes públicas con vehículos conectados de origen chino.
Noruega, miembro de la OTAN y referente mundial en electrificación, ha encendido una alerta que trasciende fronteras: la revolución eléctrica no depende solo de baterías o autonomía, sino de quién controla el software que las gestiona. El caso de Oslo demuestra que la movilidad del futuro no solo necesita enchufes y baterías. También necesita cortafuegos.
Imágenes | Yutong, Ruter
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