Nos lo dicen, nos lo repiten y seguimos usando el móvil en el coche

Lo sabemos, sabemos lo peligroso que es utilizar el teléfono móvil mientras se conduce, pero por aquello de es sólo un momentito, es una cosa urgente o el famoso yo controlo, vemos a diario conductores que simultanean dos tareas complejas, conducir y utilizar el móvil. Pero eso ya vimos que era demasiado para nuestro complejo y a la vez limitado cerebro.

El peligro está ahí y el RACC ha realizado un estudio para poner cifras sobre el papel. Ojo, no vamos a condenar sólo a los conductores, los peatones tienen mucha culpa en esto y cada vez es más normal que las calles concurridas parezcan más una escena de The Walking Dead llenas de seres con problemas para guiar sus pasos porque van absortos en toquetear la pantalla del teléfono.

Este estudio toma como centro de estudio las calles de Barcelona, donde se producen 4.650 distracciones por minuto a causa del uso del móvil con el vehículo en movimiento. Y decimos vehículo porque no son sólo coches, también furgonetas, camiones, autobuses... ¡y motos! Sí, no tienen bastante los motoristas con bregar con el peligro que supone moverse entre coches que también se dedican a usar el móvil.

El 26 por ciento de los encuestados reconoce utilizar el móvil siempre o amenudo en los desplazamientos en coche (1 de cada 4), en peatones asciende hasta el 47,2 por ciento y en motos se reduce al 8,7 por ciento. Lo de los peatones puede ser algo sin importancia que se quede en tropezones o pequeños choques entre ellos cuando caminan por la acera, pero ¿y en los cruces?

Pues 1 de cada 5 afirma que sigue utilizando el teléfono cuando cruza una calle. En el caso de los coches se duplica el número de conductores que utiliza su móvil en semáforos (generalmente para Whatsapp u otra mensajería instantánea). Esto repercute directamente en un incremento en el número de atropellos debido a despistes de una, otra parte o de ambas.

Imagina un semáforo donde tenemos un conductor en su coche dándole al Whatsapp. Se paran coches a su lado y una moto pasa entre ellos y se sitúa delante. El de la moto coge también su móvil y por el paso de peatones hay varios que van tocando la pantalla. Se abre el semáforo, sale el coche de al lado, el que está en su coche con el móvil lo ve por el rebillo del ojo e inicia la marcha.

El de la moto que también está a lo suyo no se ha enterado que el semáforo está en verde y todavía queda algún peatón despistado en ese lado de la calzada que ni se ha enterado de que tenía que haber terminado de cruzar hace un rato. Conclusión, por estar a otra cosa el del coche se lleva por delante a la moto e incluso a un peatón en el peor de los casos.

Pero hay más y peor. Se puede dar la situación (y se ha dado) de que un coche llegue a un paso de peatones y su conductor en vez de estar a lo que debería estar, esté pendiente de que el corrector del móvil no le haga otra jugarreta en su mensaje del grupo de Whatsapp, no vaya a ser que sus colegas se metan otra vez con él.

Nos quejamos de que los coches tengan frenada automática, detección de peatones y una conducción cada vez más autónoma, pero cuando lo hacemos pensamos en una conducción lógica y segura, algo que cada vez es menos frecuente, sobre todo en ciudad.

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