Pirelli Winter Sottozero II, prueba de neumáticos de invierno en un Citroën C4

Con este artículo cerramos la serie dedicada a neumáticos de invierno. En él os voy a contar el resultado de la prueba y mis impresiones, tras rodar 1.800 km con los neumáticos Pirelli Winter Sottozero II, equipando un Citroën C4 1.6 de gasolina. Neumáticos que monté a mitad de la campaña invernal.

Esto ha tenido la ventaja de tener fresca la experiencia con bajas temperaturas con los neumáticos que tiene el coche: Michelin Energy Saver, y el inconveniente de no haber rodado todos los kilómetros que me hubiera gustado.

Respecto de los Michelin Energy Saver, 205/55 R16, según el etiquetado europeo, los índices son: C en eficiencia energética, A en frenado sobre mojado y 70 dB en nivel de ruido exterior. El índice de carga es 91 y el de velocidad V. Cambié el año pasado los cuatro, más por tiempo de uso y endurecimiento de la goma, que por desgaste. Han llegado a la campaña invernal en perfectas condiciones.

Los Michelin van bien dentro de lo que da el Citroën C4 (modelo básico sin ESP), y mi forma de conducir. El consumo medio con ellos fluctúa entre los 7,35 y los 7,55 l/100. Circulación urbana, vías secundarias con mucha curva y poca autovía es el escenario habitual de cada día.

Con temperaturas entre medias y altas se comportan con dignidad. En verano, cuando el asfalto está caliente, otorgan mucha confianza. Con temperaturas bajas y lluvia ya no me gustan tanto. Cuando el asfalto está muy frío y vas con brío, el C4 presenta con esos neumáticos un comportamiento subvirador que resulta incómodo.

Con lluvia bajo el ritmo de forma moderada. Estos Michelin evacúan bastante agua, pero si al líquido elemento le añadimos temperaturas bajas, el nivel de confianza disminuye. Con hielo me ha dado varios avisos a velocidades más bien bajas. En estas ocasiones conduzco con concentración, marchas un poco más largas y ninguna prisa.

h2. Búsqueda de los neumáticos

Cuando se presentó la ocasión de realizar la prueba con neumáticos de invierno, me plantee dos opciones: emplear las mismas llantas o comprar otro juego. Aunque cualquier neumático admite sin dificultad varios montajes, no es algo que me agrade.

No quería gastar mucho dinero, así que la primera tentativa fue buscar un juego de llantas de chapa de segunda mano. Busqué por Internet, tanto en tiendas como en anuncios particulares. A pesar de que las medidas de las llantas del C4 son las más comunes en nuestro país y las montan varios modelos, la oferta era escasa y lo que encontré no me convenció.

El siguiente intento fue comprar llantas de chapa nuevas. Entre su precio, y que los tornillos de las de aluminio no valen para las de chapa y hay que adquirirlos aparte, la broma pasaba de 300 euros, sin incluir montaje y equilibrado. Demasiado como opción.

Finalmente y buscando mucho, conseguí un juego de llantas de aluminio en buen estado, en un conocido desguace, por 200 euros las cuatro, IVA incluido. Tal vez buscando más podría haber mejorado el coste de adquisición, pero habían pasado casi tres semanas desde que tenía las cubiertas y estaba cansado de buscar. El tiempo y los paseos también tienen su valor.

Con las llantas en mi poder fui a un taller especializado en neumáticos para que montaran el conjunto, equilibraran las ruedas y las instalaran en el coche. Otros 60 euros. Teniendo la posibilidad de almacenar en casa el juego de verano y la facilidad para sustituir un juego por otro yo mismo, la solución ha sido bastante razonable.

h2. 1.800 kilómetros con el Pirelli Winter Sottozero II

En el entorno donde me muevo, las temperaturas a primera hora de la mañana pueden llegar a los 7 º C bajo cero cuando en el cielo nocturno no ha habido nubes. Puede llover, pero es muy raro que nieve, y cuando lo hace, la nieve se derrite antes de llegar a cubrir el asfalto.

El tema del hielo es un inconveniente serio en mi caso. En pleno invierno salgo a trabajar antes del amanecer. Es un viaje por carretera en el que circulo por tramos de autovía primero y carreteras secundarias después. En especial hay un sector en el que algunos días soy el primero en pasar y la carretera brilla como el cristal. Hay también una glorieta en cuyo carril exterior el firme está inclinado en descenso hacia la cuneta, que con hielo es peligrosa.

Os cuento todo esto para poner de manifiesto lo concreto del entorno de prueba. Cinco días a la semana durante varios años han permitido que lo conozca bastante bien y aprecie con fidelidad las consecuencias de cambiar los neumáticos normales por unos tan específicos como los Pirelli Winter Sottozero II.

Estos neumáticos están etiquetados según la normativa europea con los siguientes índices: eficiencia energética: C, frenado en mojado: B y ruido exterior 72 dB. El índice de carga es 91 y el de velocidad H. Índices muy próximos a los Michelin sustituidos.

En lo que sí se diferencian es en el precio. El coste unitario de los Pirelli es de 167 euros antes de impuestos, sin ningún tipo de descuento. Luego está el tema de las ofertas, los he visto en Internet por 104,50 euros (IVA incluido). Si no recuerdo mal, los Energy Saver me costaron 400 euros con IVA, ya equilibrados (IVA al 18%).

El día que monté los neumáticos de invierno, retiré el coche del taller a última hora de la tarde. No llovía y recorrí sólo cuatro kilómetros. Más que notar la diferencia por incremento de decibelios entre ambos tipos de neumáticos, lo que sí noté fue una diferencia en la calidad del ruido. En asfalto poco gastado se aprecia un sonido más “ronco” al rodar.

Al día siguiente diluviaba, y nada más salir del garaje, en la primera calle había ya varios charcos de buen tamaño. En cuanto toqué el primero, en segunda velocidad, el coche hizo un pequeño planeo. Normal, no había dado tiempo a eliminar la capa protectora que cubre los neumáticos nuevos. El resto del camino hacia el trabajo y la vuelta tuve que circular con precaución.

h2. Comportamiento con nieve y hielo

El tercer día ya no llovió y bajaron las temperaturas de forma notable. Los Pirelli acumulaban ya más de 200 km y ahí sí empecé a notar la diferencia de agarre con asfalto frío en ocasiones y algo de hielo en otras.

A medida que aumentaron los kilómetros recorridos, en los tramos más comprometidos elevé de forma moderada primero, y algo más intensa después, la velocidad de paso por curva. La sensación general de seguridad fue en aumento a medida que los neumáticos acumularon rodaje.

En una de las mañanas más frías, con -4º C según el termómetro del Citroën, decidí abordar la glorieta mal peraltada por el carril exterior, a la misma que hubiera sido el límite con los neumáticos Michelin. El coche iba sobre raíles.

Al día siguiente apuré la jugada en condiciones similares de temperatura. El C4 se movió un poco de la trayectoria, pero en vez de subvirar, lo hizo de las cuatro ruedas de forma notoriamente más noble. Me gustó. Repetí la experiencia varios días después, aún con más frío y el mismo resultado. Los Winter Sottozero II con frío y hielo dan la talla sin ninguna duda.

En cuanto a conducir bajo lluvia intensa, he de decir que, por una parte, los Pirelli dejan una huella seca en el asfalto (visto desde el retrovisor), que indica claramente hasta qué punto evacúan el agua acumulada en la vía.

Por otra, que no me he visto obligado a hacer frenadas tan abruptas como para apreciar el alargamiento de las mismas que, por diferencia de etiquetado, debería haber entre los neumáticos de verano y los de invierno.

En la única ocasión que se presentó aguanieve e incluso nieve que desaparecía con la primera rodada, la sensación fue la misma a las condiciones de lluvia: los Pirelli trasmiten seguridad. No hubo problema en circular a los 90 km/h que permitía la vía.

En la meseta castellana suele ocurrir que las temperaturas bajo cero de madrugada suban hasta 10º C o más a mediodía, hora de volver a casa. La única precaución entonces, si deseamos que estos neumáticos tengan larga vida, es circular un poco más despacio. Por encima de 15 º C de temperatura ambiente he intentado no rebasar los 100 km/h. Esto no implica que no se pueda circular a velocidades mayores (recordad el índice de velocidad, hasta 210 km/h). Otra cosa es que se deba.

Si os fijáis en las fotos de esta prueba y las publicadas por mis compañeros en sus respectivas de neumáticos de invierno, los Pirelli tienen el dibujo menos radical y más parecido a las que montaba el C4 de serie.

Diseño menos radical de los Pirelli Winter Sottozero II (derecha)

Pienso por simple razonamiento, porque otro elemento de juicio no hay, que son más equilibrados para un escenario como el español frente a otras alternativas analizadas. Salvo zonas de montaña donde puede nevar en abundancia, en nuestro país la nieve es un bien escaso, aunque lo que sí tenemos en la zona centro es hielo. Agua y hielo en invierno.

h2. El consumo y los neumáticos de invierno

Respecto del consumo, ha sido más elevado como cabía esperar, con medias que se han situado entre los 7,62 y 7,91 l/100 km. La diferencia no me parece escandalosa y es razonable, ya que los múltiples “cortes” que tienen las gomas en las zonas sin hendiduras aumentan el rozamiento.

Esta diferencia de consumo la podemos considerar un buen reflejo de la realidad, teniendo en cuenta que prácticamente mis desplazamientos son rutinarios y rara vez cambio de escenario en invierno: de casa al trabajo, y del trabajo a casa.

h2. Conclusiones, ¿merecen la pena los neumáticos de invierno?

Una pregunta de delicada respuesta, porque está el factor económico y en los tiempos que corren invertir mil euros (sin descuentos, y segundo juego de llantas incluido), puede intimidar a más de uno. También desde el punto de vista del bolsillo hay que considerar a favor que si los neumáticos duran 5 inviernos, alargas en más de un año la vida de los “blandos”. Otra cuestión es que las gomas, con el paso del tiempo pierden elasticidad y se degradan.

Hasta aquí el aspecto meramente cuantitativo, porque en el cualitativo sí merecen la pena pensando en la seguridad y este factor es relevante para mí. Estar “condenado” a viajar casi 60 kilómetros al día para poder trabajar, es asumir un riesgo cierto en el escenario que os he descrito. Tres meses con alta probabilidad de hielo es bastante tiempo.

Son muchos kilómetros cada campaña y conforme aumenta su número, crece la probabilidad de un percance. Repartiendo el coste de los neumáticos a lo largo de su vida útil, y sumando el aumento de consumo, la cantidad así considerada no es tan gravosa. Con una sola visita al chapista que un mal patinazo te obligue a realizar, ya se han amortizado de sobra.

Luego está el factor confianza que si bien no es mensurable en euros, sí comporta calidad de vida. También valoraría qué supone tener la herramienta necesaria en el momento adecuado.

Si comparamos el precio de los Pirelli Winter Sottozero II con el de los Dunlop Winter Sport 4D probados en el Kia Cee’d 1.6 CRDi, los Pirelli son más caros en la misma medida y más “ruidosos”. Por otra parte, a favor de los Pirelli tenemos mejor eficiencia energética y mejor frenado en mojado.

Vivimos en un país mediterráneo donde la nieve no es protagonista principal y el hielo tampoco la tónica dominante, pero el día que se presentan… mejor calzar neumáticos de invierno.

Los neumáticos para esta prueba ha sido cedidos por Pirelli. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.

En Motorpasión | Neumáticos de invierno: más seguridad en tu coche

También te puede gustar

Portada de Motorpasión

Ver todos los comentarios en https://www.motorpasion.com

VER 8 Comentarios