Nissan Murano 2.5 dCi, miniprueba (parte 2)

Precio contenido, equipamiento completo y aspecto Premium. Esos son los principales atributos con los que el Nissan Murano pretende hacerse un hueco en el competido segmento de los SUV grandes. Con los tiempos que corren, creo que tiene muchas posibilidades de conseguir el éxito.

Si, es cierto que su motor de 190 caballos de potencia se queda por debajo de los motores más básicos de sus principales rivales. Después de probarlo os puedo asegurar que solo sobre el papel se queda escaso, ya que dinámicamente el Murano 2.5 dCi se comporta de forma muy satisfactoria.

Sin buscar en él unas prestaciones de infarto, el Murano 2.5 dCi se muestra muy ágil para esos casi cinco metros y dos toneladas que le lastran. Lo hemos probado durante siete días en todo tipo de terrenos y estas son nuestras principales conclusiones sobre el comportamiento.

Los primeros días con el Nissan Murano lo utilicé principalmente por tramos urbanos, ciudad y alguna que otra escapada por las circunvalaciones que rodean Madrid. Uno de los puntos fuertes de los SUV en este tipo de terrenos es su posición de conducción elevada y en el Murano de forma especial.

Aunque tu cuerpo tiene en todo momento la sensación de ir bastante cercano al suelo, lo cierto es que tu vista siempre se sitúa por encima del resto del tráfico y eso se agradece a la hora de moverte callejeando entre coches, motos y otro tipo de vehículos que llenan las calles hoy en día.

La visibilidad es buena porque la superficie acristalada que te rodea es amplia, y solo en la trasera echamos en falta algo más de espacio para ver que ocurre alrededor cuando aparcamos o nos movemos por calles estrechas. El punto positivo es que la cámara trasera y la situada en el espejo retrovisor dercho se convierten en tus perfectos aliados.

Destaca sobre todo la suavidad con la que el motor 2.5 dCi entrega la potencia, muy progresiva desde bajas revoluciones y un comportamiento lineal y estable a medida que suben las revoluciones y el cambio automático se encarga de hacerlo todo de forma confortable.

Los consumos no son precisamente los más bajos del segmento, a pesar de que tiene sistemas como el start/stop que apaga el motor en las paradas en ciudad. Durante la prueba en uso normal por ciudad el ordenador de a bordo no bajó en ningún momento de 11 l/100 km.

No es una cifra desorbitada, sobre todo teniendo en cuenta que son casi 2 toneadas las que tiene que mover un motor 2.5 que desarrolla 190 caballos de potencia. No se puede tener todo.

La dirección tiene un tacto muy directo, lo cual se agradece para maniobrar en ciudad. Esa casi instantaneidad de la dirección no se aprecia luego en carretera, dónde la desmultiplicación de la misma hace que puedas hacer leves movimientos de volante sin que el coche se mueva ni lo más mínimo.

Si a esto unimos unas suspensiones muy suaves y un casi absoluto silencio en el interior, entenderemos por qué el Nissan Murano se lleva un 9 en cuanto a mi calificación de confort de marcha. Es un auténtico devorador de kilómetros, como buen coche pensado para el mercado norteamericano.

En dos días tuve que hacer en él casi 700 kilómetros, los que separan Madrid de Mérida. Fue todo autovía a ritmo tranquilo, sin pasar de 120 km/h y os aseguro que los volvería a hacer ahora mismo sin ningún problema, porque ofrece un comportamiento que mantiene esa suavidad y agrado de conducción que habíamos experimentado en ciudad.

Los consumos circulando a ritmo constante de 120 km/h, fueron bastante contenidos, marcando una media de 8,1 l/100 km en todo el trayecto y eso teniendo en cuenta que íbamos tres pasajeros. Ese es otro de los puntos a su favor, ya que comparado con otros SUV de su tamaño, aunque estos incitan a ir más rápido, también hacen que los consumos sean considerablemente superiores.

Una pequeña incursión en el campo, para eso sirve el Nissan Murano

Durante la prueba también tuve ocasión de meterlo en una pequeña zona de campo, sin demasiadas complicaciones para comprobar si es un coche que sirve para ese tipo de excursiones o si por el contrario es un arma únicamente para la batalla del asfalto.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que el Nissan Murano tiene un sistema llamado All-Mode 4×4-i que hace que funcione en condiciones normales como un tracción delantera, pero cuando estas empiezan a patinar, envía la fuerza al eje trasero.

Además tiene un diferencial que permite repartir a partes iguales la fuerza a base de 50% delante y 50% detrás, pero para la prueba por el campo no fue necesario activarlo. Básicamente quería ver como se comportaba a la hora de rodar por pistas con firme medio y ver si era capaz de encarar una subidas y bajadas pronunciadas sin que los bajos tocasen demasiado pronto.

Lo cierto es que el Murano me volvió a sorprender cuando la arena mancha sus ruedas. Esa blandeza de las suspensiones de las que hablaba hace un rato, vuelven a ser una de las claves para que fuera del asfato el coche se comporte de forma más que buena.

Por pistas puedes mantener ritmos bastante altos sin ir pegando incómodos botes en el interior. Chasis y suspendiones se encargan de amortiguar las irregularidades del terreno bastante bien, siempre teniendo en cuenta que vamos con neumáticos de carretera sobre llantas de 18 pulgadas.

Para alcanzar la zona dónde quería hacer un par de fotos estáticas del coche había que encarar una pendiente bastante pronunciada. Sin cambiar nada en el diferencial me propuse alcanzar la cima así que aceleré con contundencia desde abajo.

El Nissan Murano 2.5 dCi hace 0 a 100 km/h en 10,5 segundos, así que puedes pisar a fondo sin demasiado miedo a que las ruedas patinen y hagan un surco en el pavimento. El coche subió sin ningún tipo de complicaciones y a pesar de que la parte superior era más inclinada que la inicial, las ruedas delanteras patinaron un poco pero el sistema All-Mode 4×4-i se encargó de solucionarlo.

Incluso me permití parar y volver a arrancar en medio de la pendiente. Lo hice para ver con detenimiento cual era la mejor zona para coronar la cima, ya que había un plano precedido de una pendiente inclinada que hacía peligrar los bajos del coche.

Decidí encararla sin miedo y los bajos del coche, a pesar de su aparente poca cota libre respecto al suelo, en ningún momentor rozó. Así pues, el Nissan Murano es un coche que puede llevar con todo el orgullo ese apellido de SUV que le debería dar aptitudes para rodar por el campo. El puede más que otros SUV mucho más conocidos y populares por nuestras calles.

Conclusiones

El Nissan Murano 2.5 dCi es un coche redondo en todos los sentidos. Aunque inicialmente no era un coche que tuviese como objetivo el mercado europeo, la llegada del motor diesel (antes solo disponía de un gastón 3.5 V6 de 256 CV) le ha relanzado como una seria opción para el que necesite un SUV de grandes dimensiones con un precio contenido.

En su segmento no es el más prestacional, ni el más moderno, ni el que menos consume de su segmento, pero por el contrario si que es un coche muy completo, que tiene un comportamiento más que bueno en ciudad y carretera y lo que es mejor, si lo quieres hasta arriba de equipamiento solo tendrás que desembolsar por él 52.100 euros.

Solo algunos detalles de los acabados interiores y la calidad de algunos materiales desentonan en un conjunto que aunque no aspira a ocupar los primeros puestos en las listas de ventas internacionales (pata eso ya están los Qashqai y Juke), si que aspira a satisfacer con creces las expectativas de sus potenciales clientes. Y ya lo creo que lo hará.

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