Mercedes SL 350, prueba (parte 1)

El Mercedes SL es uno de los biplazas deportivos con mayor tradición en el mercado. En el año 2008 salió a la venta una nueva versión, que más que un cambio radical respecto a la anterior, es simplemente una puesta al día y un lavado de cara.

Su gama de motores es muy amplia, comienza con el SL 300 que incorpora un V6 de 231 caballos y termina con el SL 65 AMG que esconde bajo su imponente frontal el V12 de 612 caballos. Porque al SL 65 AMG Black Series es complicado meterlo bajo el mismo paraguas, por sus formas se sale por sí mismo.

Como no tenemos acceso a esta versión tan radical, hemos probado un Mercedes SL 350, que además de suponer una versión intermedia de la gama, es el motor con más cambios en la familia SL, ya que pasa de los 272 caballos que tenía antes a los 316 que entrega ahora, al mismo tiempo que los consumos se reducen considerablemente. Lo ponemos en marcha.

Lo ponemos en marcha y nos bajamos a contemplar su elegante y atractivo aspecto exterior. El Mercedes SL tiene una línea exterior que ha conquistado a mucha gente a lo largo de su historia, y esta última interpretación del biplaza alemán mantiene el mismo ADN que los modelos originales.

Es un biplaza grande, discreto y sobre todo elegante y estiloso. A pesar de ello, con el nuevo aspecto de esta última versión, su frontal ha ganado bastantes dosis de deportividad, aunque en ningún momento es este su principal atributo.

La parte delantera ha visto como las ópticas de doble circunferencia de la anterior generación se han sustituido por otras más modernas y atractivas, de mayor tamaño y que avanzan por los márgenes del capó delantero hacia el parabrisas.

El aspecto delantero ha ganado robustez ayudado por unas entradas de aire de mayor tamaño, que por supuesto están presididas por la estrella de la marca, de gran tamaño y rodeada de un perfil gris mate.

El faldón delantero también cambia ligeramente sus formas respecto al anterior, aunque hay que destacar que su tamaño no lo hace peligrar cuando te acercas a una acera aparcando en batería, algo de agradecer en un coche que está pensado para poder ser utilizado en el día a día.

El capó también ayuda a darle fuerza a la parte delantera del Mercedes SL, gracias a las dos nervaduras que lo recorren de delante a atrás (o viceversa) y que acaban en otras hendiduras que están pegadas a la parte delantera del parabrisas. Además el largo del capó es impresionante, y más cuando lo vemos desde el puesto de conducción.

El resto de la carrocería tiene pocas novedades destacadas. En las aletas delanteras unas pequeñas branquias recuerdan en miniatura a las de su poderoso hermano mayor el Mercedes SLR y crean un conjunto muy homogéneo con las entradas de aire del capó, ya que todas tienen el mismo diseño atravesado por nervios plateados, que en el caso de la unidad de pruebas, de color azul marino, destacan estos detalles del coche.

Como es habitual en los deportivos de la marca de la estrella, los espejos retrovisores no tienen un diseño diferenciador respecto al resto de la gama, sino que son de formas tradicionales y siguen incorporando las luces de intermitencia, algo en lo que Mercedes ha sido pionera. Pero es que realmente el SL no está concebido como un coche deportivo al uso.

Si nos vamos directamente a la trasera, los cambios respecto a la anterior generación son muy pequeños, casi inapreciables. Las ópticas tienen el mismo aspecto. Sus formas avanzan un poco por los laterales y la zona interior es muy diagonal.

Llama la atención que la doble salida de escape trasera, una a cada lado de la carrocería, tiene formas angulosas frente a las salidas redondeadas a las que nos tienen acostumbrados. Tal vez todavía no esté acostumbrado a estos detalles vanguardistas, pero me sigo quedando con un buen par de salidas de escape redondas a cada lado.

El modelo de la prueba incorporaba además el kit de carrocería deportivo, que se hace notar en las formas de los faldones y las llantas principalmente. Su precio es de 3.715 euros y Mercedes ofrece un paquete que combina este con el cuero gris o negro por 5.010,35 euros de nada.

Las llantas que incorpora el paquete deportivo son de 19 pulgadas con radios dobles, una opción que sin duda recomiendo para los que se compren un SL ya que las llantas de serie son de tan solo 17 pulgadas, o lo que es lo mismo, es como comprarse un traje de Armani y combinarlo con unos zapatos de un bazar chino.

Además para los que quieran darle un aspecto todavía más imponente, hay disponible un paquete deportivo firmado por AMG, perfecto para aquellos que se compran un SL pero no se atreven con una de las versiones más radicales. Eso si, su precio es de 5.201,24 euros, todo un capricho.

Mercedes SL 350: de coupé a cabrio en sólo 15 segundos, pero con el coche parado

Uno de los secretos del éxito del Mercedes SL es su capacidad para convertirse en pocos segundos de elegante coupé a discreto descapotable, aunque bien es cierto que el usuario del SL suele viajar pocas veces a cielo abierto.

El Mercedes SL dispone de una palanca situada entre los asientos delanteros que tiene un doble movimiento. Si la desplazamos hacia atrás, el movimiento de la capota comenzará de forma instantánea siempre y cuando tengamos el compartimento del maletero en la posición necesaria para poder descapotarlo.

Aquí encontramos el mayor inconveniente del Mercedes SL, ya que la maniobra de descapotado sólo se puede hacer con el vehículo parado, algo que no es lógico teniendo en cuenta que hoy en día la mayoría de los descapotables permiten hacerlo mientras se circula a baja velocidad.

Por otro lado, debajo de la palanca de descapotado encontramos dos botones que permiten subir o bajar el arco de seguridad trasero. Este le da un aspecto más robusto a la trasera cuando rodamos descapotados, además de protegernos en caso de vuelco, como es evidente.

Cuando no queremos llevarlo simplemente porque no nos gusta su aspecto o porque estamos circulando literalmente de paseo, éste se integra perfectamente en unos pocos segundos en el espacio que queda entre la trasera de los asientos y el maletero.

Descapotado, llevemos o no el arco de seguridad desplegado, la línea del Mercedes SL sigue destacando por sus líneas puras y finas, por su aspecto elegante y por la discreción de sus formas. Me atrevo incluso a decir que es uno de los descapotables más discretos del mercado, a pesar de sus más de cuatro metros y medio de largo y a sus grandes dimensiones generales.

¿Estas se corresponden con el espacio interior? Mañana lo descubriremos….

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