Mercedes-Benz E Coupé 350 CDI, prueba (parte 3)

Conocemos ya cómo es el Mercedes E Coupé 350 CDI por fuera y por dentro, un coupé de aspecto deportivo que esconde bajo el capó delantero un motor de seis cilindros en V que entrega 231 caballos de potencia y un par máximo de 540 Nm de par entre 1.600 y 2.400 revoluciones por minuto.

Se trata del motor diesel más potente de la gama, ya que por debajo hay un 250 CDI de cuatro cilindros y 204 caballos. En gasolina la gama se completa con el 250 GDI de 204 caballos, el 350 GDI de 292 caballos y por último el 500 de 388 caballos y un bonito sonido V8.

Todos menos este último llevan el apellido “BlueEFFICIENCY” sobre la aleta lateral delantera, lo cual delata que se ha trabajado en ellos para tratar de reducir al máximo los consumos y las emisiones de CO₂. ¿Se habrán cargado también el carácter de su motor?

Sinceramente considero que en el caso del Mercedes E Coupé 350 CDI, éste tiene un carácter espectacular, que llega a sorprender para tratarse de un motor de “solo” 231 caballos (antes 224) que tiene que mover 1.730 kilos de peso en orden de marcha. Además tiene que mantener los consumos en 6,8 litros de media.

El motor no llama la atención cuando giramos la llave. Es silencioso y provoca escasas vibraciones cuando lo ponemos en marcha aun estando frío. Se nota que el confort siempre ha sido uno de los puntos más trabajados en los Mercedes E.

Por eso, todo en el E Coupé gira en torno al confort, mucho antes que en torno a la deportividad. Hice con el un viaje largo, de 600 kilómetros y cuando me bajé del coche, estaba como si acabase de sentarme al volante.

Esto es algo impensable en un BMW de la Serie 3, por poner un ejemplo que aunque no equipe la suspensión deportiva M, suelen tener unos tarados de suspensiones y chasis mucho más rígidos, en el que se premian antes las sensaciones deportivas que los niveles altos de confort.

En el Mercedes es todo lo contrario, y a pesar de equipar el paquete AMG, el E Coupé transmite por autovía y autopista las mismas sensaciones que puede transmitir una berlina de representación.

No podemos considerarlo un deportivo, precisamente por eso, porque no transmite sensaciones deportivas. El motor corre, es progresivo en cuanto a aceleración y entrega mucha fuerza desde abajo, pero el chasis y las suspensiones se encargan de transformar esta potencia y fuerza en altas dosis de confort.

El motor y sus 231 caballos, te pegan al asiento cuando pisas a fondo el acelerador, y el cambio secuencial 7G-TRONIC se encarga de ir subiendo marchas, pero no puedo considerarlo un coche de sensaciones deportivas.

Se nota que pesa 1.730 kilos, que mide 4,69 metros y que no nació para batir records en carreteras de montaña. Y todo a pesar de que la unidad de pruebas equipaba el paquete opcional AMG, que hace que los muelles de suspensión, estabilizadoras y amortiguadores sean más deportivos y rígidos que en el modelo de serie. También la dirección es más directa, pero no esperéis nada que sorprenda de ella.

Pero bueno, cada uno sabe lo que se compra y dudo mucho que el que se compre un Mercedes E, ya sea berlina o coupé piense que está ante un deportivo de verdad con el que disfrutar de carreteras de montaña con curvas retorcidas.

Todo esto tiene su punto bueno, ya que el Mercedes E Coupé 350 CDI es sin duda uno de los mejores coches de aspecto deportivo que he probado para viajar y usar a diario, ya que es un coche ágil y dinámico como pocos.

En una carretera de curvas con buen asfalto y curvas amplias y rápidas, puedes disfrutar mucho al volante, ya que transmite mucha confianza gracias al sistema Agility Control, que reduce las fuerzas de los amortiguadores cuando conducimos e forma normal y las aumenta al trazar curvas rápidas o hacer movimientos para evitar un obstáculo o cambiar de carril. Este sistema consigue que los balanceos de la carrocería sean mínimos y así podemos preocuparnos solo de marcarle la trayectoria y tomarla a velocidad de vértigo, que el coche parecerá que va sobre raíles.

Por ciudad es cómodo de llevar, ya que aunque se trata de un coche de casi cinco metros de largo, lo cierto es que hay detalles que favorecen esta faceta. Por un lado, tiene una gran superficie acristalada (en la unidad de pruebas hasta el techo opcional por 1.935 euros), lo cual crea una atmósfera de lo más placentera para controlar el tráfico que nos rodea.

Por otro lado, el motor que responde de forma muy inmediata a las insinuaciones del acelerador, es idóneo para los desplazamientos por ciudad. Combinado con el cambio 7G-TRONIC, su funcionamiento es muy suave y cómodo, sin tener que preocuparte por nada.

Eso si, el cambio 7G-TRONIC falla un poco cuando queremos que saque un poco de carácter deportivo. No reduce en las frenadas como nos gustaría, ni siquiera si está activado el modo “Sport”. Hay que recurrir a las levas, situadas tras el volante si quieremos forzar estas reducciones a la entrada de las curvas.

Por contra, las subidas de marchas son realmente rápidas y si detecta que estás pisando a fondo el acelerador, estira las revoluciones hasta la zona roja.

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