Logos de coches: Porsche y la historia del dibujo en una servilleta de un restaurante de Nueva York

En nuestra revisión de la historia que hay detrás de los logotipos de las marcas de coches, me ha tocado contaros la historia del logotipo de una de mis marcas favoritas, Porsche.

El escudo que lucen los deportivos de Porsche tiene, tal vez, la historia más curiosa de todos los logos que hemos revisado hasta ahora. Porque seguro que muchos no sabéis que el boceto del logotipo de Porsche lo dibujó el propio Ferry Porsche en una servilleta durante una comida en un restaurante de Nueva York...

La historia del logotipo de Porsche es curiosa y se ha escrito mucho sobre ella. Todo comienza con Max Hoffman, famoso importador de coches a Estados Unidos durante los años 50, 60 y 70.

En su empeño de llevar a Estados Unidos los mejores coches europeos, Hoffman en uno de sus muchos viajes a Europa ve un Porsche 356A en Alemania. Tras hacer detenerse al conductor del Porsche para ver el coche, dicen que Hoffman le convenció para que le llevase a dar una vuelta.

Al parecer el coche le encantó, y por eso se apuntó en su agenda el fabricante y modelo, sede social y demás datos de interés con los que se volvió a Estados Unidos.

Desde allí consigue contactar con Ferry Porsche, a quien invita a Nueva York, desde donde Hoffman operaba con otras marcas como Mercedes, para hablar de esos "coches pequeñitos de aspecto simpático con el motor atrás".

Ferry acepta la invitación y ambos empresarios se reúnen cuando el alemán llega a Nueva York. Lo hacen en un restaurante de la ciudad de los rascacielos, donde tienen una animada conversación sobre coches.

Durante la comida, Hoffman le platea a Porsche la necesidad de un logotipo, un emblema, algo que permita reconocer sus coches, porque hasta entonces los Porsche solo llevaban como identificación las letras P-O-R-S-C-H-E delante y detrás en color dorado.

Según Hoffman y su experiencia, en EEUU la marca, el sello de la casa, era algo fundamental de cara al marketing de la nueva marca a importar. Así que Ferry le dice la famosa frase "si todo lo que necesitas es un distintivo, también nosotros podemos dártelo".

Ferry Porsche despliega una servilleta, saca un lápiz y empieza a dibujar. Dentro de las armas del estado de Wüttemberg, dibujó el caballos rampante de Stuttgart, la ciudad donde nació la compañía.

En la parte superior escribió el nombre de la familia Porsche. En solo dos minutos tenían el famoso escudo que hoy lucen todos los Porsche.

Ferry volvió con esa servilleta en el bolsillo a Alemania, y a los pocos días los coches que salían de fábrica ya llevaban el logotipo. Esa servilleta está hoy día en el Museo Porsche y como curiosidad, deciros que tengo una réplica en una placa de metacrilato en una de las estanterías del salón de mi casa.

El emblema de Porsche continúa intacto, no ha sufrido evoluciones con el paso de los años. Sigue siendo idéntico al que diseñó Ferry Porsche con Max Hoffman en Nueva York inmediatamente antes de que este se convirtiese en el primer importador de Porsche para Estados Unidos. Curiosa historia ¿verdad?

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