En abril China respondió a Trump por los aranceles del 145 % que impuso a casi todo producto chino importado a Estados Unidos. ¿Cómo? Dando donde más le duele a los fabricantes de coches: con el suministro de tierras raras e imanes permanentes. Porque el país asiático produce el 70 % de estos minerales indispensables a nivel mundial, y refina más del 90 %, y le ha dado igual que estos aranceles se hayan suspendido temporalmente.
Consecuencias: los fabricantes y proveedores empiezan a buscar desesperadamente un suministro alternativo porque sin estos materiales no pueden fabricar desde motores híbridos y eléctricos hasta bombas de aceite o limpiaparabrisas.
Sin tierras raras no hay coche eléctrico barato
"Toda la industria automotriz está sumida en el pánico", ha declarado a Reuters Frank Eckard, director ejecutivo de un fabricante alemán de imanes. A falta del suministro del que es el mayor proveedor de estos materiales, los fabricantes de cualquier cosa relacionada con el sector automotriz -y también de electrónica, robótica, defensa, medicina- empiezan a buscar debajo de las piedras alternativas: "Están dispuestos a pagar cualquier precio", alerta.
Y es que sin tierras raras estamos a las puertas de la tercera gran crisis del sector, después de la pandemia y de la escasez de semiconductores y se teme que, sin acuerdo entre China y EEUU, las líneas de producción empiecen a pararse. De momento Suzuki es uno de los damnificados y ha tenido que detener la producción del Swift.
Según Trump, puede que no haya que esperar a tanto puesto que está abierto a negociar con el presidente chino, Xi Jinping, para que permita el suministro de tierras raras a EEUU. Hace unos días mantuvieron una conversación telefónica que el presidente estadounidense calificó de "muy buena" y aseguró que "ya no debería haber dudas sobre la complejidad de los productos de tierras raras". Y ojo porque China controla también más del 50 % del suministro mundial de 19 materias primas clave, como el manganeso, el grafito y el aluminio.
Pero claro, no solo se fabrican coches en EEUU, y en suelo europeo ya se empieza a notar la escasez. Un vehículo eléctrico promedio utiliza aproximadamente medio kilo de tierras raras, y un automóvil de combustión utiliza la mitad, según la Agencia Internacional de la Energía. Sin embargo, estos minerales están presentes en casi todo: desde motores hasta bombas de aceite, pasando por espejos retrovisores, altavoces, sensores de fuga de combustible, convertidores catalíticos...
Ante la debilidad de la cadena de suministro (dependemos totalmente de China), la UE puso en marcha iniciativas como la Ley de Materias Primas Críticas para impulsar las fuentes europeas de tierras raras. Pero va muy tarde.
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