La carrocería bitono se ha convertido en una opción imprescindible en muchos coches sin que nos demos cuenta

Hubo una época no muy lejana en la que el color de moda para los coches era el plata y ahora parece ser el blanco. Sin embargo, casi sin que nos hayamos dado cuenta, las carrocerías bitono han vuelto a estar de moda. En los últimos años, más de 20 nuevos modelos han llegado al mercado con una carrocería bitono.

En la mayoría de los casos, son SUV y ofrecen la posibilidad de optar por un un color de techo diferente al de la carrocería. Esta sencilla personalización parece ser un elemento clave en los segmentos con más volumen y permite diferenciar aún más el modelo de sus rivales.

Los fabricantes aseguran que simplemente intentan ofrecer a sus clientes un plus en personalización, para que su coche sea casi único. Para los diseñadores, es una oportunidad en oro para poder jugar con los volúmenes del coche. Esos volúmenes, como un frontal lo menos afilado posible, son muchas veces consecuencia de las normas de crash-tests.

Aunque en algunos casos un techo de color blanoc pueda ayudar a reducir la temperatura interior del coche, como era el caso en los primeros Land Rover, la realidad es que su papel siempre ha sido más estético que funcional.

Los diseñadores la usan tanto para dar personalidad como también para esconder el volumen del coche. Si tomamos como ejemplo el nuevo Range Rover Velar, la combinación de techo negro, pilares negros y lunas más o menos tintadas, el Velar ya no parece tan voluminoso ya que percibimos en prioridad la carrocería que sí está pintada de algún color.

Así, diferenciando visualmente la carrocería del techo, los diseñadores pueden romper a nivel óptico el enorme volumen que representa un SUV. Y por supuesto, según la combinación de colores escogida, el coche cambia radicalmente de personalidad.

Una de las marcas que más apuesta por los bitonos es Citroën. Propone hasta cuatro modelos con esa particularidad. Uno de ellos es el Citroën C3 Aircross. Los clientes del C3 Aircross pueden escoger entre tres colores de techo y ocho colores para la carrocería. Si optan por una carrocería roja con el techo blanco, el coche tendrá un aire deportivo, pero si prefieren un color más discreto, como el Beige Sable (un gris), y un techo naranja, el pequeño Citroën se da un aire de coche más robusto, más serio.

Si por el contrario se opta por el techo negro, el C3 Aircross se convertirá en un urbano chic. Por supuesto, el cliente puede optar por el techo del mismo color que la carrocería, pero frente a las opciones bitono, casi que parece “aburrido”. Evidentemente, en Citroën como en muchas otras marcas, el techo de color diferenciado es una opción.

Los orígenes de las carrocerías bitono

La idea de una carrocería bitono se remonta a los orígenes del propio automóvil, aunque conoció su apogeo en los años 20 y 30 de la mano de los carroceros y de las propias marcas. En esa época, una carrocería bitono era una muestra más del poderío financiero del automovilista.

Y es que el automóvil no fue un bien de consumo corriente hasta las décadas de los 50 y 60, antes era siempre un bien de lujo. Y de hecho, en los modelos de lujo, la opción de una carrocería bitono se mantiene. Desde Ferrari a Bugatti pasando por Rolls-Royce o Mercedes-Maybach, el techo en color diferenciado es una opción como otra cualquiera.

La tendencia actual se inició, sin embargo, con un coche que buscaba una clientela urbana y que coqueteaba con las marcas premium: el MINI de 2001 (y que mantiene en la versión actual). La interpretación moderna del Mini de Alec Issigonis recuperó el techo blanco del modelo original. Desde el principio, fue una de las señas de identidad del coche y ha creado tendencia.

Ahora, muchas son las marcas que apuestan por un color diferenciado en sus modelos. Eso sí, casi siempre en modelos de los segmentos A y B, rara vez en los segmentos superiores (a excepción del Volvo XC40 y de los coches de gran lujo de más de 200.000 euros).

La carrocería bitono añade complejidad a la fabricación

La mayoría de las marcas que proponen un techo de color diferenciado lo hacen como una opción. Y es que pintar un coche en dos colores en una línea de montaje no es muy eficiente a nivel de tiempo y por tanto de coste. Por una parte se precisa más personal ya que, sorprendentemente, es una operación todavía bastante manual.

Este proceso implica que, en regla general, se pinte todo el coche del color deseado (aquí, la fase es bastante automatizada) para luego tapar todas las partes que no vayan a ser del color del techo (una operación manual) para luego pintar el techo.

El segundo color se suele aplicar en una línea separada y dedicada a ello o bien en la misma línea de montaje, pero pasando el coche por el proceso de pintura una segunda vez.

El primer caso implica mayor inversión, mientras que en el segundo caso, implica reducir la capacidad de la línea de montaje, ya que el hueco que ocupa dos veces un mismo coche no se puede usar para una unidad adicional. En ambos casos, implica un mayor coste. De ahí que casi siempre sea una opción.

Pero pagar un suplemento por ello no es un problema para la clientela, como lo explica a Automotive News Mathew Harrison, vicepresidente de ventas y marketing en Toyota Europe, la demanda es muy superior a lo que se imaginaban, hasta el punto de constantemente aumentar la capacidad de producción. Toyota propone la opción del techo de color diferenciado en el Aygo, Yaris, Auris y en el CH-R.

El siguiente paso será la posibilidad de optar no solamente por un color diferenciado para el techo y la carrocería, sino también el acabado. Mate o satinado, son solo algunas de las posibilidades que se barajan. O quizá el público se canse y volvamos todos a un coche plata.

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