Europa tiene un nuevo aliado para potenciar el hidrógeno verde, y no es China

En el marco de la conferencia climática COP27 celebrada en Sharm El-Sheikh (Egipto), la Comisión Europea ha firmado nuevas alianzas con Egipto, Kazajstán y Namibia para el desarrollo, despliegue, uso y comercio libre de hidrógeno renovable y sus derivados (como amoniaco renovable para fertilizantes o combustible verde para buques).

El acuerdo estratégico firmado con Egipto es especialmente relevante para Bruselas, porque el país africano aspira a convertirse en el productor de hidrógeno verde más importante de África en un futuro inmediato y de paso, espera postularse como proveedor directo de Europa de cara a finales de década.

Las bases de un hub de hidrógeno estratégico para Europa

Según sus diferentes planes de descarbonización y transición energética, en apenas ocho años el Viejo Continente estima que necesitará 20 millones de toneladas de hidrógeno verde al año. Para entonces, se prevé que Europa tendrá capacidad para producir la mitad.

Con el cuerdo ya firmado entre Bruselas y Egipto (que supondrá una contribución de la Comisión Europea de hasta 35 millones de euros) se afianza una asociación estratégica en materia de hidrógeno renovable clave para Europa en plena crisis energética. Pero también para Egipto y, por extensión, para el continente africano.

Egipto lleva trabajando en el desarrollo de energías renovables desde el acuerdo de descarbonización que selló el país en la COP21 de 2015 celebrada en París.

Sin embargo, el plan para convertirse en gran productor de hidrógeno verde del presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi no se hizo fuerte hasta hace un año, y ahora, parece cobrar ahora un impulso definitivo con El Cairo como centro neurálgico.

Además de tener una posición privilegiada en torno al Canal de Suez, punto de paso para gran parte del comercio internacional y donde se ubicará gran parte de esta industria naciente, Egipto cuenta con energías renovables abundantes y baratas (lideradas por la solar y la eólica). Pero también cuenta con una estructura óptima para la distribución.

En palabras del Vicepresidente Ejecutivo de la Comisión Europea, Timmermans, del nuevo acuerdo “se espera que esta sea una asociación energética clave para la UE, que servirá como bloque central en la construcción de una Asociación UE-Mediterráneo de Hidrógeno Renovable”.

Entre la docena de proyectos en torno al hidrógeno renovable que ya están en marcha en Egipto, con una importante inversión privada, se encuentran los de empresas tan potentes como la petroquímica francesa Totalo uno de los principales referentes del sector del transporte marítimo a nivel mundial, la danesa Maersk.

De todos ellos, la primera planta de hidrógeno verde egipcia que se acaba de poner en marcha (y la única de momento en África) es la situada en la ciudad de Ain Sokhna, en el distrito del Canal de Suez. Ha sido creada por la noruega Scatec, que ha unido fuerzas con las egipcias Orascom Construction PLC y Fertiglobe formando el consorcio “Egypt Green SPV”.

Fuente: Scatec

En esencia, el objetivo de esta nueva planta es establecer una capacidad de electrólisis de 100 MW alimentada por 260 MW de energía solar y eólica para llegar a producir hasta 15.000 toneladas de hidrógeno verde al año.

Este se utilizará después como materia prima “para la producción de al menos 90.000 toneladas de amoníaco verde al año”, según el consorcio. El procesamiento se llevará a cabo en dos plantas de amoníaco de Fertiglobe ya existentes en Ain Sokhna.

En cuanto a los otros acuerdos firmados por Bruselas en torno a nuevos socios para el desarrollo de hidrógeno verde, por un lado la UE y Namibia se han comprometido a desarrollar una hoja de ruta operativa para 2023 y 2024, con acciones conjuntas concretas que se irán revelando en los próximos seis meses.

Por otra parte, la presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen, ha firmado una asociación similar con el presidente de Kazajistán, Aliján Smaílov, con lo que ya son cuatro los acuerdos estratégicos de este tipo cerrados por la Europa en lo que se refiere a materias primas, tras los cerrados con Canadá (junio de 2021) y con Ucrania (julio de 2021).

Una baza prometedora, pero con muchos desafíos por delante

En la actualidad, la gran mayoría del hidrógeno se produce a partir de gas natural, es decir, es “hidrógeno gris”. El hidrógeno renovable es idéntico al hidrógeno de origen fósil, pero se produce mediante electrólisis del agua, lo que implica la separación de la molécula de agua en hidrógeno y oxígeno mediante la aplicación de electricidad de fuentes de energía renovables, como la eólica y la solar.

También se puede obtener a partir de biomasa como materia prima. En consecuencia, la producción de hidrógeno renovable es casi libre de emisiones. Actualmente, el hidrógeno se utiliza principalmente como materia prima energética en procesos industriales, pero también podría contribuir a producir otros gases y combustibles líquidos.

Gracias a sus propiedades de densidad energética, también ofrece muchas posibilidades en torno al transporte y almacenamiento de energía, lo que lo hace especialmente adecuado para el transporte de mercancías pesadas y de larga distancia.

A pesar de los desafíos pendientes (principalmente relacionados con su competitividad de costos y sus necesidades de infraestructura), se espera que el hidrógeno renovable desempeñe un papel clave para permitir el transporte libre de emisiones, en la descarbonización de los procesos industriales y para proporcionar almacenamiento de energía interestacional y almacenamiento intermedio en la UE en el futuro cercano.

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