Esta empresa confiaba en que los camiones de hidrógeno eran la solución para limpiar el transporte. Ahora va a seguir investigándolo solo para demostrar que es imposible

La pila de combustible se considera una de las formas más viables de pasar página a los combustibles fósiles, y muchas son sus bondades ya que el hidrógeno es abundante. Un coche eléctrico de hidrógeno tarda lo mismo en cargarse que lo que lleva llenar un tanque de gasolina. Son silenciosos. No contaminan... Pero no son viables en los vehículos utilitarios. Y parece que tampoco en la industria del transporte por carretera.

El fabricante alemán de autobuses y camiones MAN (del Grupo Volkswagen) se ha dado cuenta de que su futuro pasa por las baterías: el hidrógeno no es sostenible.

En una entrevista a Expansión, el CEO de MAN, Alexander Vlaskamp, ha explicado que la compañía no ve viable la aplicación de la pila de combustible de hidrógeno al transporte por carretera:

"Una cosa es tener la tecnología y otra cosa es que la tecnología sea viable. El hidrógeno verde no está disponible para el transporte y no tiene sentido pasar del diésel al hidrógeno si la fuente de energía no es sostenible".

Entre los inconvenientes que ha citado se encuentra la cantidad de energía producida que se pierde debido a la infraestructura, y cifra este despilfarro en el 75 %: solo se aprovecha el 25 % para impulsar el vehículo.

Por otro lado, la compañía cita lo caro que resulta producir hidrógeno verde en comparación la electricidad procedente de energías renovables: "Hoy en día no se puede comprar hidrógeno por menos de 13 o 14 euros, y no es verde. Y cuando tengamos hidrógeno verde se necesitará para la industria pesada del acero, el cemento o el plástico", ha explicado Vlaskamp a la cabecera.

Aún así, MAN no ha descartado seguir investigando esta tecnología, pero solo para demostrar que tienen razón: no hay futuro para el hidrógeno en la industria del transporte por carretera. La compañía cree que no se puede competir con la tecnología eléctrica de baterías, y por ello empezará las entregas de su camión eléctrico eTtruck este año. Promete una autonomía máxima de hasta 800 km, pero pretenden que llegue a los 1.000 en 2026.

Claro que no todas las compañías 'pasan' del hidrógeno. Stellantis ya vende furgonetas de hidrógeno, Ford las está probando, Honda planea fabricar maquinaria de construcción y agrícola de hidrógeno, y Bosch está trabajando en calderas industriales de hidrógeno. También hay ferrys quemando hidrógeno líquido en Noruega y empresas como Airbus y Rolls-Royce que quieren hacer realidad el hidrógeno en la industria aeronáutica.

El futuro del hidrógeno está en la industria pesada

El hidrógeno es abundante: Es el tercer átomo más abundante de la Tierra después del oxígeno y el carbono. Permite además reducir drásticamente los tiempos de carga de los vehículos eléctricos puros y lo único que expulsan por el tubo de escape es agua pura que incluso las marcas aseguran que se puede beber.

¿Cuál es el problema? Lo primero, que si no se obtiene de la electrólisis (aplicar electricidad al agua) es muy contaminante hacerlo mediante el reformado de gas natural. Lo segundo es que si se usa hidrógeno verde, este tiene una baja eficiencia energética en aplicaciones de movilidad, como ha alertado MAN.

Proceso de fabricación del acero tradicional frente al del acero verde usado en la planta sueca de HYBRIT. Gráfico: HYBRIT.

Y como ocurre con el vehículo eléctrico, está la infraestructura. Se precisan 'pipelines' europeos, sitios de almacenamiento a altas presiones, redes de distribución y transporte (es preciso licuarlo a -253º para poder transportarlo) que suponen una enorme inversión. Imagínate si ya es deficiente la infraestructura de carga para camiones eléctricos en Europa, lo que supondría desarrollar una red de hidrogeneras para el transporte pesado.

Por ello las mayores potencias industriales del mundo están apostando por esta tecnología para descarbonizar sus economías: el transporte es responsable de alrededor de una cuarta parte de las emisiones totales de CO₂ de la UE (datos de 2019), de las cuales el 71,7% proceden del transporte por carretera, según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente.

Pero más allá de esto, el hidrógeno puede ayudar a descarbonizar desde el sector químico hasta el textil, pasando por la aviación y sobre todo la industria siderúrgica o la cementera.

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