Con 620 kg de explosivos. Así se vuela por los aires una de las últimas centrales de carbón de España

Casi 350 detonadores y 620 kg de explosivos han sido los verdugos de la tercera caldera de la central térmica de la central de Andorra, propiedad de Endesa. Era la última estructura esbelta que quedaba en pie de esta planta. El momento ha quedado inmortalizado en vídeo: desde la explosión a la enorme nube de humo resultante, que ha envuelto todo en un radio de 400 m.

Es el último capítulo que se escribe en el cambio de ciclo que llevamos tiempo viviendo en España: el adiós a las centrales de carbón. Con el reciente cierre de la de As Pontes (A Coruña), ya sólo quedan dos grandes en funcionamiento.

Este combustible fósil ya se utiliza muy poco para generar energía eléctrica en nuestro país: en 10 años, el carbón ha pasado de producir el 20 % de la electricidad española a menos del 2 % en la actualidad.

Este 2024 ya no quedará nada en pie de la central de Andorra

Cada una de las calderas de la central de Andorra, incluyendo la demolida la semana pasada, tenían 70 m de altura y 780 m² en planta. Era más baja que la chimenea central de esta planta (343 m), pero su superficie es mayor. Además, hablamos de demoler una estructura metálica y no de hormigón. Por ello, la cantidad de explosivos utilizada ha sido más del doble: para la chimenea se emplearon 265 kilos.

Según detalla Beatriz Muñiz, responsable del desmantelamiento de las centrales térmicas de Endesa, en esta planta por primera vez, han optado por volar con explosivos armazones metálicos, como es el caso de la caldera. El proceso es más complicado que hacer saltar por los aires estructuras de hormigón.

Así, para ello se ha tenido que diseñar muy exhaustivamente el proceso para que se haga en condiciones de total seguridad y a su vez que sea efectiva la demolición: por ejemplo el análisis de los trabajos de preparación o la dinámica de la voladura (secuencia, dirección y caída de la estructura). También se han llevado a cabo medidas para mitigar las afecciones, vibraciones y seguridad de todos los elementos y estructuras afectadas.

Una vez demolida esta caldera, el siguiente paso es gestionar los residuos derivados según la normativa medioambiental. Se cortan y preparan para su transporte. En total, se estima que esta tarea ha supuesto cerca de 10.000 toneladas de desechos metálicos.

La nube de humo tras la explosión se extendió en un radio de 400 m

El desmantelamiento de la central térmica de Andorra (en la provincia de Teruel) comenzó en febrero de 2021 y más de 200 personas están involucradas en este largo proceso. Su cierre definitivo fue en junio de 2020, tras casi 40 años de funcionamiento. Aunque en febrero de ese año ya se había desconectado de la red eléctrica. Y este proceso, según defiende Muñiz, es "igual de complejo, crítico y duradero" como levantarla: sólo la redacción del proyecto puede durar nueve meses.

El objetivo es que en diciembre de este 2024 todo el terreno de la central tenga su cota a cero, lo que se traducirá en casi cuatro años de trabajos. Las torres de refrigeración fueran las primeras en caer, en mayo de 2022 y en febrero del año pasado demolieron la enorme chimenea central.

El carbón ya es historia en España. Las renovables acaban de firmar un récord histórico al producir más de la mitad de energía en España: un 50,8 %. Es la primera vez que ha sido la mayoritaria del mix nacional. Mientras, el carbón generó el 1,5 % de la electricidad en España. En la última década la producción energética quemando este combustible se ha reducido un 90 %. Por su parte, la generada por la solar ha crecido un 229 %.

Este abandono para reducir emisiones a la atmosfera viene de la mano del cierre de las centrales, aunque no hay un calendario exigido a diferencia de la nuclear. Son las empresas las que están optando por desmantelarlas.

La gallega de As Pontes, inaugurada en 1976, ha echado el cierre definitivo este enero de 2024. También propiedad de Endesa, era la mayor central térmica española aunque dejó de quemar carbón en 2021. Esta planta se reinventará pasando a sustituir los 1.400 MW de carbón por 1.300 MW de proyectos eólicos o instalaciones para generar hidrógeno verde entre otros.

Así, el futuro de las centrales térmicas en España pasa por bien volarlas o bien reconvertirlas. De hecho, sólo dos siguen quemando carbón: las asturianas Soto Ribera y Aboño propiedad de la portuguesa EDP. Llevamos tiempo asistiendo al sorpaso de este combustible fósil menos eficiente.

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