Volvo desarrolla un KERS a partir de un volante de inercia de fibra carbono

La recuperación de energía en las frenadas es una de las mejores maneras para reducir el derroche energético de mover un automóvil. De todos es conocido el sistema de frenado mediante los motores eléctricos de coches híbridos y eléctricos puros que almacenan la energía recuperada en baterías.

En coches de combustión, la energía de la frenada se utiliza en sistemas start/stop y para recargar elementos auxiliares del vehículo, pero siempre transformando la energía cinética del movimiento en energía eléctrica. En este campo es donde Volvo ha querido desarrollar una investigación para mejorar la eficiencia de sus vehículos; mediante el uso de un volante de inercia para recuperar la energía cinética en la frenada.

El funcionamiento del sistema es el siguiente: cuando el conductor pisa el pedal del freno, el motor se detiene, desengranándose de la transmisión, para que la energía de frenado sea recuperada en el eje trasero mediante el volante de inercia. Este volante, un disco de 20 centímetros de diámetro construido en polímero reforzado de fibra de carbono, pesa 6 kilogramos y puede alcanzar (gracias a su bajo peso) una velocidad de rotación de 60.000 rpm.

La energía acumulada durante la frenada es después utilizada en las recuperaciones; pero a diferencia de otros sistemas híbridos, al utilizar un volante de inercia la energía almacenada se disipa rápidamente, por lo que el sistema sólo ofrece ventajas en lo que a ahorro de combustible se refiere en situaciones de frecuentes aceleraciones y frenadas, como puede ser el tráfico urbano en cualquier ciudad.

Además de ser un sistema relativamente simple (comparado con la complejidad de un sistema híbrido eléctrico) y de su ligereza, el sistema de volante de inercia puede añadir una potencia extra de hasta 80 CV durante unos segundos, lo que consigue aceleraciones espectaculares como los 5,5 segundos para llegar a 100 km/h del Volvo S60 con el que se hicieron las pruebas.

Es de reseñar que Volvo no ha descubierto América con este sistema, ya durante los 80 la misma Volvo había hecho pruebas con un Volvo 260, pero el hecho de que el volante de inercia sea de material compuesto y que gire en una cámara de vacío para reducir al máximo las fricciones hace que sea un serio candidato a pasar a producción; mucho antes que otros intentos de diversos fabricantes con volantes de inercia de acero.

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