Estas son las recomendaciones de la DGT para conducir de noche con seguridad

Estas son las recomendaciones de la DGT para conducir de noche con seguridad
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Según datos de la DGT, aunque la mayor parte de siniestros viales suceden durante el día (en torno al 70% de los accidentes con víctimas, tanto en vía urbana como interurbana), los que tienen lugar por la noche revisten mayor gravedad. Y ello a pesar de que es el período con menos intensidad circulatoria.

Entre las causas, la menor visibilidad propia de la franja nocturna es la principal, pero no la única. Las condiciones meteorológicas o la fatiga y el sueño del conductor también contribuyen a elevar el riesgo. Repasamos algunas recomendaciones de la DGT para aquellos que no tienen otro remedio que conducir de noche.

Las claves para conducir de noche con mayor seguridad

Como refleja el informe “Las principales cifras de la Siniestralidad Vial. España 2019”, realizado por la DGT, la tasa de letalidad (que se define como la razón entre el número de fallecidos y el de víctimas) de los siniestros viales en España por la noche (de 00:00 a 6:59) se situó en 1,69 en 2019, mientras que la del resto del día (de 7:00 a 23:59) fue de 1,2.

Dgt Accidentes
Fuente: DGT

A la luz de estos datos, y para reducir en la medida de lo posible los riesgos, la DGT recuerda seguir estas recomendaciones antes de ponerse al volante por la noche:

  • Periódicamente debemos revisar que la iluminación del coche funciona correctamente y llevar las ópticas y cristales limpios: ver bien y ser visto es fundamental. Además, una luna trasera y un parabrisas limpio no solo proporcionan mejor visibilidad, sino que evitan reflejos molestos.
  • Siempre hemos de llevar los retrovisores exteriores e interiores regulados correctamente.
  • La altura de los faros del coche debe estar siempre bien ajustada, tanto para tener buena visibilidad como para evitar molestias al resto de conductores.
  • Es importante hacer buen uso de las luces de cruce, carretera y antiniebla para evitar deslumbramientos al resto de conductores.
  • Circular con las luces de cruce encendidas al menos una hora antes de la puesta del sol es lo más recomendable.
  • Siempre se ha de adaptar la velocidad a las condiciones de iluminación de la vía y aumentar la distancia de seguridad con el vehículo precedente para tener mayor tiempo de reacción ante cualquier imprevisto.
  • Si viajamos de noche es imprescindible haber descansado primero y no olvidar hacer descansos de unos 20 minutos cada 200 km como máximo o cada dos horas de trayecto.
  • Para evitar la somnolencia es aconsejable hidratarse bien (mejor agua que café té o bebidas energéticas), aumentar la frecuencia de vigilancia de los espejos, ventilar el habitáculo de forma periódica o escuchar música que no desconcentre de la conducción.
  • Ante la aparición de lagrimeo, fatiga ocular o picor de ojos, mejor localizar un lugar seguro como una estación de servicio para hacer una pausa y descansar antes de seguir conduciendo.
  • No podemos olvidar llevar siempre en el coche los triángulos de señalización de peligro (o la señal V-16) y los chalecos reflectantes para casos de avería o emergencia.

Además de estos consejos fundamentales para una conducción nocturna más segura, es recomendable hacerse una revisión ocular al menos una vez al año, ya que un buen estado visual garantiza menor riesgo en la carretera.

Por la noche, según un estudio del Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía, la agudeza visual del conductor se reduce hasta un 70% y el sentido de la profundidad es 7 veces menos eficaz.

Foto2 Conducir Noche

Así, un conductor con un 50% de agudeza visual requerirá entre 5 y 100 veces más iluminación para detectar un objeto de noche que un conductor con una agudeza del 100%.

Además, de noche y con muy baja iluminación funciona más la retina periférica que la central debido a la dilatación de las pupilas por lo que todos los conductores sufrimos puntualmente unos pequeños cambios refractivos de –0,75 dioptrías en adelante (miopía nocturna).

Estos problemas pueden agravarse si el conductor posee deficiencias visuales (miopía, astigmatismo o hipermetropía), patologías oculares crónicas asociadas graves (cataratas, glaucoma o retinopatías) o leves (conjuntivitis, queratitis u ojo seco).

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