La desaparición de la primera mujer que quiso dar la vuelta al mundo en avión es uno de los grandes misterios de la historia. Está a punto de resolverse

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Irene Mendoza

En 1937, Amelia Earhart desapareció en pleno vuelo mientras intentaba convertirse en la primera mujer en dar la vuelta al mundo en avión. Casi 90 años después, la historia de esta pionera que quiso revolucionar el transporte aéreo sigue viva: nuevas imágenes subacuáticas y una expedición científica podrían haber dado por fin con su avión.

Por el momento el fondo marino de Nikumaroro, una isla remota del Pacífico, guarda un secreto que científicos y arqueólogos siguen decididos a desentrañar, cueste lo que cueste.

Qué pasó con el avión de Amelia Earhart: Las teorías más locas y la que podría ser cierta

El 2 de julio de 1937, Amelia Earhart despegó junto al navegante Fred Noonan desde Lae, en Papúa Nueva Guinea, rumbo a la isla Howland, un pequeño punto en mitad del Pacífico. Nunca llegaron. Su Lockheed Electra 10E, apodado ‘el Laboratorio Volador’, desapareció sin dejar rastro, alimentando una de las mayores leyendas del siglo XX.

A lo largo de las décadas, han surgido teorías de todo tipo sobre qué fue lo que pasó realmente: un accidente por falta de combustible, su captura por fuerzas enemigas o incluso una nueva vida bajo otra identidad figuran entre las más sonadas. Pero o único seguro es que jamás se encontraron los restos del avión, que podrían ayudar a resolver el misterio. Hasta ahora.

La Universidad de Purdue, en la que Earhart trabajó como asesora en ingeniería aeronáutica y que financió parte de su vuelo histórico, ha anunciado una nueva expedición a Nikumaroro, una isla deshabitada del archipiélago de Kiribati, a más de 1.600 kilómetros de Fiyi. Imágenes satelitales de 2015, tomadas justo después de un ciclón, revelaron un objeto con forma de avión bajo la arena. Y su localización coincide con las últimas señales de radio que Earhart emitió antes de desaparecer.

Así, el equipo espera confirmar si, tras décadas de búsqueda, han dado con el mítico Electra. Aunque este no es el primer intento, sí es uno de los más sólidos: en Nikumaroro ya se hallaron huesos humanos que algunos científicos identificaron como pertenecientes a una mujer caucásica de complexión similar a la de Earhart, así como frascos de productos cosméticos estadounidenses de los años 30.

Como declaró el arqueólogo y director del Archaeological Legacy Institute, Richard Pettigrew, “todo encaja: la ruta, las pruebas físicas y la anomalía detectada bajo la arena”. La expedición utilizará sonar, magnetómetros y sondas hidrostáticas antes de intervenir físicamente sobre el lecho marino. La recuperación del avión, si se confirma, quedaría para una misión futura en 2026.

Pero el entusiasmo convive con el escepticismo. Investigadores como Ric Gillespie, del grupo TIGHAR, que ha liderado expediciones desde hace más de tres décadas, cree que el objeto detectado podría ser simplemente un árbol arrastrado por una tormenta. “Hemos buscado allí antes. Los datos no apoyan esa hipótesis”, aseguró en declaraciones a NBC News. A pesar de ello, incluso quienes dudan reconocen que cada intento aporta valiosa información y mantiene viva la llama de la búsqueda.

Asimismo, a principios de 2024, la empresa Deep Sea Vision captó una imagen sonar a 5.000 metros de profundidad, cerca de la isla Howland. La silueta parecía la de un avión, pero una nueva inmersión disipó el entusiasmo: se trataba de una formación rocosa. Aún así, el fundador de la empresa, Tony Romeo, ha invertido más de 11 millones de dólares en seguir explorando. Y no piensa rendirse.

Más allá del misterio, Amelia Earhart representa una figura irrepetible. Fue la primera mujer en cruzar sola el Atlántico en avión, trabajó como orientadora profesional para mujeres en un mundo dominado por hombres y demostró que el cielo no era un límite.

Su historia comparte espíritu con otras pioneras como Bertha Benz, que en 1888 realizó el primer viaje de larga distancia en un coche, o Clärenore Stinnes, que en los años 20 dio la vuelta al mundo en coche junto a un operador de cámara sueco. Mujeres que desafiaron el rol que la sociedad les imponía y que abrieron camino en los medios de transporte y la exploración. El caso de Earhart es mucho más que una desaparición sin resolver: es la prueba de que algunas historias merecen ser buscadas, incluso cuando el mar se empeñe en esconderlas.

Imágenes | Hagerty, Purdue Collection

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