Hace unos días salía de la fábrica de Fiat en Melfi (Italia) la unidad número un millón del Fiat Grande Punto. Era la versión Sport, en color rojo (como casi todas las unidades un millón…) con un 1.4 turbo de 120 cv, y bien cargado de extras.
La tercera generación del punto continúa una racha iniciada en 1993, que hasta 1999 consiguió vender 3,5 millones de unidades. La segunda generación comenzó en 1999 y continúa hasta la actualidad (se vende como Punto clásico) y ya ha superado los tres millones.
El Grande Punto comenzó su andadura en 2005, y alcanza ahora el millón de unidades. Pero, más allá de los números, supuso para Fiat el comienzo de una nueva era. La era de dejar atrás los fantasmas (justificados o no) sobre su calidad y fiabilidad, y de demostrar que no tenía nada que envidiar a otros fabricantes.
El día que vimos el Fiat Grande Punto fue el día que el la mayoría del público dejó de ver un viejo Fiat para ver un pequeño Maserati. Le siguieron el Chroma Croma (más discreto), el Bravo y, tan sólo un par de años después, el Fiat 500. Fiat, quién te ha visto y quién te ve.
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