"Te empotro el camión en la garita" 1 - "No hay huevos" 0

Pongamos que llevas un tráiler. Pongamos que vas a una nave de Iveco a descargar. Pongamos que no te dejan pasar con chanclas y sin chaleco. Pongamos que te encaras con el tipo de seguridad de la puerta. Pongamos que los dos os ponéis farrucos, respectivamente. Pongamos que hace calor.

A que te empotro el camión en la garita.
No hay huevos.

Crash.

Este hilo de Twitter es maravilloso para comprender (o no) lo sucedido:

Cuentan las crónicas que el supuesto agresor, un conductor de 41 años externo a la empresa, intentó acceder a la planta de Iveco en Madrid sin llevar puestos los elementos de protección individual que exige el fabricante de vehículos industriales. Cansado de que lo retuvieran en la puerta esperando, el camionero "golpeó por la espalda a uno de los controladores de acceso".

Y fue así como se llegó al diálogo que precipitó los acontecimientos, según han explicado testigos de los hechos. El camionero resultó herido leve por contusiones, sin que haya trascendido si la gravedad de las mismas se podría haber reducido utilizando elementos de protección individual. El herido fue trasladado al Hospital Ramón y Cajal para valoración por policontusiones.

En serio, ¿qué nos está pasando?

Vigilantes que son como sheriffs contra conductores que van a su bola. Ese es el debate suscitado en la red a raíz de este episodio de violencia vial pura y dura. Dejando de lado que quizá una parte quizá se excedió en las formas y a la otra parte quizá se le fue la olla por completo, no podemos obviar lo que un episodio como este esconde. La presión a la que vive sometido el transportista medio en nuestro país.

Pese a que hace ya años que los tacógrafos intentan mediar en la selva de la logística, una de las asignaturas que continúan pendientes queda alejada del volante, en despachos donde se decide la optimización de los costes hasta el paroxismo, de manera que fácilmente puede suceder que un conductor pierda una buena parte de su sueldo si no es capaz de descargar, cargar y ponerse en ruta en un tiempo concreto.

No se trata de un problema de fácil resolución, y menos aún cuando la tendencia es a querer los materiales que se transportan movidos un montón de kilómetros en un tiempo récord. Sin embargo, quedarnos en la idea de que "el camionero es culpable" sería ceñirnos a un esquema demasiado reductor de la realidad. Aunque seguramente a este sujeto en cuestión le patinara la neurona en un momento dado y haya que preguntarse cómo alguien capaz de empotrar un camión puede compartir la carretera con cualquiera de nosotros.

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