El invento del siglo para acabar con el caos de las rotondas lo firma un experto español en seguridad vial: es fácil de implantar y muy barato

  • El perito en seguridad vial Carlos V. Escrich Blat, ha creado las líneas RI, de rotondas inteligentes

  • El invento ya se prueba en Valencia y se estudia en las autoescuelas

Irene Mendoza

En España vivimos rodeados de rotondas. Hay más de 15.000 repartidas por el país, unas 30 por km² y más de 300 por cada millón de habitantes, lo que nos coloca entre los países con más glorietas del mundo. Pero tanta rotonda no significa que sepamos usarlas bien: son uno de los puntos negros de la circulación y un foco constante de problemas y accidentes leves.

Distintos estudios señalan que una parte importante de los accidentes en intersecciones se concentran en las rotondas, muchas veces por exceso de velocidad, mala elección de carril o el clásico “cruzarse de lado a lado” para salir en el último segundo. La DGT lleva años repitiendo la teoría, recordando que hay que respetar la prioridad de quien ya circula dentro y salir siempre desde el carril derecho. Pero la práctica ya es otra cosa.

Un invento español que quiere acabar con el caos de las rotondas

Carlos V. Escrich Blat conoce bien el problema. Como ha comentado a nuestros compañeros de Motorpasión Moto, es perito judicial especializado en reconstrucción de accidentes y biomecánica forense, y durante años se ha dedicado a analizar siniestros en glorietas que eran casi calcados entre sí. De ver tanto “accidente tipo” en las rotondas, Escrich constató que el problema no era solo cómo conducimos, sino también cómo están diseñadas y señalizadas estas intersecciones.

Así, ideó las rotondas RI (de “rotondas inteligentes”), un sistema de gestión de la circulación que pretende ordenar lo que hoy es un sálvese quien pueda. En dicho sistema RI cada glorieta se clasifica según cuántos carriles tiene al entrar, al circular y al salir. De ahí surgen modelos como la R.I. 1.2, la más común en zonas urbanas, con un carril de entrada, dos interiores y una única salida. O la R.I. 2.2, pensada para intersecciones más grandes, con dos carriles de acceso y hasta dos carriles para abandonar la rotonda.

El objetivo de su invento es triple: mejorar la entrada de los coches, la circulación interior y la salida. Para conseguirlo, parte de una premisa en principio sencilla: repintar la rotonda con marcas viales para que cada vehículo circule exactamente por donde debe, sin margen para las interpretaciones creativas.

En concreto, las rotondas inteligentes combinan flechas de selección de carril antes de la glorieta, líneas continuas y discontinuas colocadas según la Norma 8.2-IC y un elemento propio del invento: una línea continua con pequeños resaltos que vibra y suena si la atraviesas. Además, ese relieve sobresale del agua cuando llueve, se ve mejor de noche y actúa como último aviso de que estás haciendo una maniobra que no toca. Todo ello va acompañado de una limitación a 30 km/h en los accesos.

En las rotondas RI todo está más claro: el carril interior es el de circulación y el exterior es el carril de salida. Entrarás por uno u otro en función de la salida que vayas a tomar, y solo podrás cambiar de carril en los puntos donde la línea continua se convierte en discontinua. En las glorietas R.I. 1.2, por ejemplo, hay un carril de acceso, dos interiores y uno de salida. 

ROTONDA R.I-1.2

Si vas a la primera salida, entras y te quedas en el exterior, porque la línea continua no te deja seguir girando. Si vas a la segunda, tercera o quieres hacer un cambio de sentido, entras por el interior y te vas abriendo al exterior únicamente cuando la señalización te lo permite. Cuando la línea vuelve a ser continua, ya no puedes seguir en la rotonda: estás obligado a salir.

Lo mismo ocurre con el diseño R.I. 2.2, pensado para accesos con dos carriles y salidas dobles, donde el carril derecho sirve para la primera salida y el izquierdo para el resto, siempre con el mismo criterio guiado de interior para circular y exterior para abandonar la glorieta. Ese “pasillo” marcado en el suelo ataca directamente el gran vicio de nuestras rotondas: la cruzada desde el carril interior al exterior en el último momento, muchas veces a demasiada velocidad, sin intermitente y sin mirar.

Las rotondas funcionan cuando todos saben qué hacer

Es justo el tipo de maniobra que describe la DGT como temeraria y que puede terminar en accidente. El diseño RI obliga al conductor a preparar su salida con tiempo, reduce la velocidad, mejora el control del vehículo y, además, hace mucho más fácil determinar quién es el responsable en caso de golpe, porque las trayectorias “legales” quedan dibujadas en la calzada.

Y es algo que ya usamos en España. La primera rotonda RI se instaló en junio de 2018 en Puçol, a unos 20 km de Valencia, en una zona con tráfico intenso y dos colegios al lado. Desde su inauguración no se ha registrado ni un solo accidente, según el seguimiento realizado por el Ayuntamiento y la Policía Local.

Fuente: DGT

El diseño llamó la atención al principio, pero los conductores se adaptaron rápido y la experiencia fue tan positiva que el municipio replicó el sistema en otras glorietas con el mismo resultado. La Asociación Española de la Carretera han llegado a presentarla como ejemplo de “glorieta perfecta” por su capacidad para ordenar el tráfico sin obras faraónicas. El otro frente abierto está en las autoescuelas.

Escrich propone utilizar las líneas RI como herramienta pedagógica para las autoescuelas. El método incluye ejercicios en los que los estudiantes rediseñan rotondas reales que usan a diario, obtenidas de Google Maps, y las convierten en glorietas RI siguiendo siempre el mismo criterio de paso a paso. De ese modo, pasa a ser una secuencia de maniobras clara, repetible y fácil de evaluar en un examen práctico.

Imágenes | Unsplash, DGT, Carlos V. Escrich Blat

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