¿Aire acondicionado como opción?

Llevo unos días dándole vueltas a las páginas de Motorpasión porque ando interesado en coches del segmento A, que me ha dicho el médico que me conviene ejercitar mi maltrecha elasticidad y el banquero, que no me conviene gastar, y el otro día me estuve mirando lo publicado sobre el Seat Mii, que a mí me suena como a consola de videojuegos con el mapa de caracteres mal configurado.

Sin embargo, me resisto a jugar con las palabras, que lo más relevante de este coche, y de muchos otros, me temo, es la carencia de aire acondicionado como elemento de seguridad activa de serie y metido en el precio aunque sea con calzador. Y seguramente no es cosa de esta marca y modelo en concreto (ya digo que me lo estoy mirando), sino que es algo extrapolable a muchos otros.

Yo eso no lo perdono. Y no vivo en Sevilla precisamente, sino a unos kilómetros de Barcelona, y sí, ya sé que a estas alturas del año hace frío, pero me da igual. El aire acondicionado no es un capricho ni por lo tanto tiene que ser una opción. Al contrario. Para mí es tan importante como las luces de conducción diurna o la ausencia de alcohol al volante. ¿Que no? Vaya, lo que yo te diga.

Para empezar, me gustaría que desterráramos la idea de que el aire acondicionado sólo sirve para el verano y aledaños. Teniendo en cuenta la calor que pega (al menos donde yo vivo y creo que donde tú vives también) el día que menos te lo esperas, aunque sea en pleno invierno, es absurdo seguirse emperrando en que las altas temperaturas sólo nos visitan durante la canícula.

Un habitáculo recoge calor por la radiación del sol, y suele evacuarla al exterior de forma casi nula por conducción con el suelo, mínima por radiación, algo mayor por convección con el aire que lo rodea y luego ya más por convección forzada si abrimos las ventanas, si ponemos en marcha el ventilador… esas cosas. Pero si el sol sigue calentando el coche, esa convección no es suficiente y hace falta un cacharro que realice convección forzada… pero de un aire modificado en temperatura y humedad, es decir aire acondicionado. La versión bien explicada de todo esto la tienes en Circula Seguro.

Cómo nos afecta el calor

Y sí, ahora mismo no estamos en plena canícula ni por lo general vamos a la playa a bañarnos, pero aún así se agradece poder encender el aire acondicionado y notar cómo el interior del habitáculo se refresca, aunque la temperatura no baje mucho, lo justo para notar cómo nos despejamos un poco y sobre todo, para no notar el bochorno del interior del habitáculo.

Está claro que no siempre hace falta llevar el aire acondicionado encendido, y mucho menos a to’ pasto, pero sí que es verdad que el aire acondicionado debería ser un elemento integrado de serie en los vehículos. Llegando al extremo de calores veraniegos, nuestras reacciones al volante son equiparables a las que tendríamos con un inicio de cogorza. Para 35ºC, unos efectos en el conductor equiparables a los que causa una tasa de alcoholemia de 0,5 gramos por cada litro de sangre (el límite legal).

Esto es así porque el calor afecta a nuestro organismo. Si hacemos un paralelismo y nos vamos a la cocina, al pasar un bistec por la plancha vemos que al pobre se le van rompiendo las cadenas proteicas a medida que se cuece. Y eso pasa con cualquier alimento, claro. Cuando se lo somete a calor, se deshace por dentro.

Saco la plancha de la encimera y vuelvo a nuestro organismo. Cuando aumenta la temperatura corporal el cerebro ordena evacuar el calor al exterior como sea para salvar las cadenas proteicas. Ese “como sea” se traduce en llevar sangre hacia la piel para que el calor aflore, motivo por el que enrojecemos, y también en sacar calor al exterior usando agua como vehículo, razón por la que sudamos.

Pero no sólo eso: al desviar sangre hacia la piel, el cerebro recibe menos riego y por tanto menos oxígeno, por lo que comienza a ralentizar su funcionamiento. Vamos, que con el calor nos aletargamos, nuestras capacidades se ven rebajadas, nos disminuyen los reflejos, nos entra el amodorramiento, si no podemos descansar nos irritamos, si nos irritamos y nuestros reflejos no están bien… la podemos liar.

Lo pregunto, y lo pregunto en serio: ¿De verdad el aire acondicionado es un extra?

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